17 de marzo

16 de marzo del 2003

Ironías de la cumbre de la paz

Isaac Bigio

Londres. La cumbre en las Azores por la paz ha mostrado ser que se dio para preparar la guerra esta semana. La razón oficial que se da para ir a la guerra es la necesidad de destruir los gases venenosos de Hussein. Sin embargo, éstas le fueron originariamente proporcionadas a Saddam por las propias potencias que hoy llaman a desarmarlo y no hicieron nada cuando él gasificaba civiles iraníes e iraquíes, pues entonces era su aliado contra la revolución iraní. Si Bagdad realmente tuviese un fuerte arsenal de armas de destrucción masivas (incluyendo bombas nucleares), EEUU no se hubiese atrevido a atacarles (tal como lo muestra el ejemplo de Corea del Norte).

Irak aduce que eliminó éstas después de 1991, los inspectores de Naciones Unidas no han encontrado nada y todos los reportes indican que el ejército iraquí se encuentra poco armado y fuerte. Precisamente, debido a que casi no tienen mísiles de largo alcance o muchos gases, es que se les podrá invadir con menos dificultades.

La mayor guerra de este milenio se dará bajo la excusa de desmantelar las armas de destrucción masivas de una nación a la cual le quedan pocas de ellas. Para lograr ello se emplearán las mayores armas de destrucción masivas que haya conocido la humanidad desde las bombas atómicas contra civiles en Hiroshima y Nagasaki (1945). La nación que timonea tal ofensiva posee tantas armas químicas, biológicas y nucleares que una fracción mínima de ellas bastaría para exterminar a la raza humana.

La invasión a Irak se dará en nombre de la resolución 1441 de Naciones Unidas aunque ésta no estipula el uso de la fuerza y el Consejo de Seguridad no la haya autorizado. En aras de salvaguardar a al comunidad internacional el binomio anglo-americano iniciará la guerra mayor que jamás hayan hecho con tantos aliados suyos en contra. Los principales pilares de EEUU en el medio oriente (Egipto, Arabais Saudita y Turquía) no permiten el uso de sus territorios para lanzar ataques y Pakistán (el mayor aliado en el mundo musulmán) no ha querido dar el sí en el consejo de seguridad. Grandes socios de EEUU en la guerra fría (como Francia y Alemania) se oponen y lo mismo vale para las 2 grandes potencias que previamente avalaron las incursiones en la primera guerra anti-Irak (1991) o en Afganistán (2002): Rusia y China.

Tony Blair ha apostado toda su carrera política en semejante acción. Bush hijo está dispuesto a sacrificar toda la corriente internacional de simpatía hacia EEUU post-11 de septiembre, en esta invasión. Diversos informes sindican que la estrategia sería una guerra muy rápida y el reportero de la BBC en el norte de Irak incluso sostiene que la idea es poder tomar los puntos clave del país en un día.

Este tipo de ofensiva militar sería distinto al desplegado en la primera guerra del golfo (1991) o el año pasado en Afganistán. En ambas oportunidades se ablandó previamente a los ejércitos oponentes con masivos bombardeos aéreos sin que se arriesgara a la infantería. De realizarse esta nueva estrategia ello implicaría lanzar rápidamente a las tropas ocupantes pudiendo producir mayores bajas dentro de ellas y por ende crear susceptibilidades en sus familiares y la opinión pública occidental.

Desde el fin de la guerra fría todas las guerras que ha librado el vencedor de ésta han sido tratando de evitar basarse en fuerzas de ocupación que combatan directamente con el enemigo dentro de sus principales bastiones. En Kosovo los anglo-americanos entraron contando con simpatía dentro del 90% de su población (los albaneses). En Afganistán el Pentágono rehuyó el combate frontal terrestre, el mismo que se lo dejó a sus aliados afganos.

Ahora que quieren entrar a Irak no tendrán a su lado soldados de países vecinos. Washington espera que el uso de tremendas bombas y el hecho que supuestamente el ejército iraquí colapse, pudiera ayudar a un veloz avance, el mismo que podría ser bienvenido por la población.

El problema es que Hussein se apresta a atrincherarse en urbes claves siguiendo la escuela de Stalingrado. Imágenes de bombas inteligentes dando en blancos civiles podrán enardecer a poblaciones occidentales y musulmanas. Resistiendo semanas podría volcar a la opinión pública occidental. Si provocara a Israel con mísiles obligándolo a entrar podría galvanizar al mundo musulmán en su favor. Nadie sabe que tipo de gases pueda él tener y cómo podría utilizarlos. Lo cierto es que si la victoria no se produce pronto y con poca sangre la ironía de esta guerra tan irónica podría ser que al querer deponer a Hussein, pudiesen acabar cayendo algunos de los distintos gobiernos atacantes.

(*) Isaac Bigio proviene de la London Scool of Economics donde ha obtenido grados y postgrados y ha enseņado. Escribe para unos 200 medios.

Tomado de www.mbr200.com

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