3 de marzo del 2003
Cómo romper con los líderes y lanzar bombas de paz
Naomi Klein
Masiosare
La desobediencia civil que los militares estadunidenses esperan provocar en Irak es exactamente el tipo de actitud que el movimiento contra la guerra necesita inspirar en nuestros países si realmente vamos a parar, o al menos reducir, la eminente devastación en Irak. En muchas partes ya se hacen visibles acciones de este tipo: en Italia, los trabajadores portuarios se rehúsan a cargar los barcos con armas; el pasado fin de semana, dos bases militares estadunidenses fueron bloqueadas en Alemania; en San Francisco, invitan a una contra-huelga no violenta, de emergencia, para un día después de que comience la guerra: "No vayas al trabajo o a la escuela. Impondremos costos económicos, sociales y políticos reales y pararemos el ritmo normal de los negocios hasta que pare la guerra", señalan.
EN EL PENTAGONO lo llaman el "Momento Voila". [Voila, expresión francesa, "helo aquí", NT].
Es cuando los civiles y soldados iraquíes, con las bombas lloviendo sobre Bagdad, de pronto se rascan la cabeza y se dicen a sí mismos: "¡En realidad, estas bombas no tienen el propósito de matarme a mí y mi familia, sino de liberarnos del malvado dictador!" En ese momento le dan las gracias al Tío Sam, bajan sus armas, abandonan sus puestos, y se sublevan contra Saddam Hussein. ¡Voila!
O al menos así se supone que funciona, según los expertos en "operaciones psicológicas", quienes llevan a cabo una feroz guerra de información en Irak. El "Momento Voila" hizo su primera incursión en el lenguaje de la guerra el pasado lunes, cuando un reportero de The New York Times citó a un alto funcionario militar estadunidense (sin revelar el nombre) que usó el término.
Este esfuerzo por sazonar la jerga militar con bon mots puede ser el más reciente plan de Colin Powell para ganarse a los franceses en el Consejo de Seguridad. Pero es más probable que sea producto de la propensión de la administración de Bush a contratar a ejecutivos publicitarios y frívolos consultores administrativos como consejeros en política exterior (¿acaso el "Momento Voila" no suena sospechosamente parecido al "Factor Wow" -vendido a millones de ejecutivos empresariales como la llave para crear una poderosa marca?).
De donde sea que haya llegado, el Pentágono tiene los ojos puestos en "Voila" y no va a escatimar en gastos para pegarle a su blanco. Los transmisores aereotransportados vuelan sobre Irak difundiendo propaganda a través de la radio. Los funcionarios políticos, militares y empresariales iraquíes son bombardeados con correos electrónicos y llamadas telefónicas exhortándolos a ver la luz y cambiar de bando. Los aviones de combate han dejado caer más de 8 millones de volantes informando a los soldados iraquíes que sus vidas serán perdonadas si abandonan su equipo militar. "Envía un mensaje directo al operador del arma", dice el teniente general T. Michael Moseley, comandante de las fuerzas aéreas aliadas en el golfo Pérsico.
Según el alto funcionario militar citado por The Times, el comando central sabrá que alcanzó "Voila" cuando "veamos un rompimiento con el liderazgo". En otras palabras, los militares estadunidenses están promoviendo nada menos que la desobediencia civil masiva en Irak, una negativa a obedecer las órdenes, o a participar en una guerra injusta. ¿Funcionará? Me mantengo escéptica al respecto. Hubo, después de todo, un "Momento Voila" durante la Guerra del Golfo, cuando muchos iraquíes que vivían cerca de la frontera kuwaití creyeron en las promesas estadunidenses de que sería apoyados si se sublevaban contra Hussein. Le siguió un "Momento Chínguense", cuando los rebeldes vieron cómo las fuerzas estadunidenses los abandonaban para ser masacrados por Hussein.
Pero toda esta plática sobre Voila me hizo pensar en algo: la desobediencia civil que los militares estadunidenses esperan provocar en Irak es exactamente el tipo de actitud que el movimiento contra la guerra necesita inspirar en nuestros países si realmente vamos a parar, o al menos reducir, la eminente devastación en Irak. ¿Qué se necesitaría para que grandes contingentes de personas en Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Canadá -y cualquier otro país que asista al esfuerzo de guerra- realmente rompieran con nuestros líderes y se rehusaran a obedecer? ¿Podemos crear miles de "Momentos Voila" en casa?
Esa es la pregunta a la que se enfrenta el movimiento global contra la guerra mientras planea la continuación de las espectaculares marchas del pasado 15 de febrero. Durante la Guerra de Vietnam, miles de jóvenes estadunidenses decidieron romper con sus líderes cuando llegaron sus tarjetas de reclutamiento. Y fue esta voluntad de ir más allá de la protesta y entrar en la desobediencia activa lo que lentamente erosionó la viabilidad interna de la guerra.
¿Cómo se verán los objetores de conciencia y desertores militares de hoy? Bien, pues en Italia, en estos últimos días, los activistas han bloqueado docenas de trenes que transportaban armas y personal estadunidense que iban camino a la base militar cerca de Pisa; mientras, trabajadores portuarios italianos se rehúsan a cargar barcos con armas. El pasado fin de semana, dos bases militares estadunidenses fueron bloqueadas en Alemania, así como el consulado estadunidense en Montreal, y la base aérea en RAF Fairford, Gloucester, Inglaterra. El 1 de marzo se espera que miles de activistas irlandeses se presenten en el aeropuerto de Shannon, el cual, a pesar de las afirmaciones irlandeses de neutralidad, es usado por los militares estadunidenses para cargar sus aviones con combustible, de camino hacia Irak.
En Chicago, la semana pasada, más de 100 estudiantes de preparatoria se manifestaron afuera de las oficinas centrales de Leo Burnett, la compañía publicitaria que diseñó la campaña hip (in, a la moda) "Army of One" ("El Ejército de Uno") de los militares estadunidenses, enfocada a los jóvenes. Los estudiantes aseguran que en las preparatorias latinas y africano-americanas con bajos presupuestos, hay muchos más reclutadores del ejército que scouts universitarios.
El plan más ambicioso proviene de San Francisco, donde una coalición de grupos contra la guerra está llamando a una contra-huelga no violenta, de emergencia, para un día después de que comience la guerra: "No vayas al trabajo o a la escuela. Llama y di que estás enfermo, salte... Impondremos costos económicos, sociales y políticos reales y pararemos el ritmo normal de los negocios hasta que pare la guerra". Es una idea poderosa: bombas de paz que explotan donde sea que se hacen ganancias gracias a la guerra -gasolineras, manufactureras de armas, estaciones de televisión felices-con-los-misiles. Puede que no pare la guerra, pero mostraría que hay una posición con principios entre lo militarista y lo hippie: una resistencia militante por la protección de la vida.
Para algunos, esta escalada de la guerra contra la guerra parece extrema: simplemente debería de haber más marchas de fin de semana, cada vez más grandes, tan grandes que sea imposible ignorarlas. Claro que debería de haber más marchas, pero también ya debería de haber quedado claro que no hay protesta, por más grande que sea, que no pueda ser ignorada por nuestros políticos. Ellos saben que la opinión pública en la mayor parte del mundo está contra la guerra. Lo que nuestros políticos están evaluando cuidadosamente antes de que comiencen a caer las bombas es si el sentimiento contra la guerra es "duro" o "suave". La pregunta no es "si a la gente le preocupa la guerra", sino, ¿cuánto le preocupa? ¿Se trata de una suave preferencia de consumidor contra la guerra, una que se evaporará antes de la próxima elección? ¿O se trata de algo más profundo y más duradero -un, digamos, Voila tipo de preocupación?
En un extremo del espectro de la preocupación, Levi's Europa decidió obtener ganancias de la moda contra la guerra y sacó una versión limitada de un oso de peluche con un símbolo de la paz adherido a su oreja. Lo puedes abrazar mientras miras las alertas de terror en CNN.
O puedes apagar CNN, te puedes rehusar a ser un peacenik suave y abrazable, y puedes salir y parar la guerra.
*Autora de No logo y Vallas y ventanas.
(Traducción: Tania Molina Ramírez)
Tomado de Rebelión
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