17 de marzo

14 de febrero de 2003

Los motivos para el asesinato de Irak

Michael Parenti
www.michaelparenti.org

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

En octubre de 2002, después de varios días de debate respetando las reglas de juego en la Cámara y el Senado, el Congreso de EE.UU. se alineó tras el casi-elegido presidente George W. Bush, otorgándole mandato para lanzar un masivo ataque militar contra la ya maltratada nación de Irak. El discurso en el Congreso fue marcado por su usual cobardía. Incluso numerosos de los senadores y representantes que votaron contra la resolución del presidente lo hicieron basándose en estrechos argumentos de procedimiento, esforzándose por indicar que también detestaban a Sadam Husein, que estaban de acuerdo con el presidente en muchos puntos, que había que hacer algo respecto a Irak, pero no todavía, no exactamente de esa manera. Así es el Congreso: mucho discurso político en un espacio político tan limitado. Pocos de sus miembros se atrevieron a poner en duda las suposiciones no corroboradas sobre la virtud de EE.UU. y el derecho imperial de los dirigentes de EE.UU. de decidir qué naciones vivirán y cuáles desaparecerán. Pocos, si hubo alguno, subrayaron el continuo torrente sangriento de crímenes de guerra cometidos por una sucesión de arrogantes administraciones de EE.UU. en violación flagrante de los derechos humanos y del derecho internacional.

Pretextos para la guerra

Bush y otros miembros de su administración han presentado variadas y poco convincentes razones para justificar la "guerra" -en realidad una matanza unilateral- contra Irak. Pretenden que es necesario asegurar la seguridad del Medio Oriente y del propio EE.UU., porque Irak está desarrollando armas de destrucción masiva, incluyendo misiles nucleares. Pero los equipos de inspectores de la ONU han determinado que Irak no tiene una tal capacidad nuclear y que realmente ha estado cumpliendo con inspecciones anuales de desarme.

En cuanto que Irak haya tenido en su ocasión fábricas que produjeron armas químicas y bacteriológicas, ¿quién tuvo la culpa? Fue EE.UU. quien suministró esas cosas a Sadam. Es uno de varios factores clave sobre las pasadas relaciones entre EE.UU. e Irak que los medios corporativos han suprimido consecuentemente. En todo caso, según los informes de los inspectores de la ONU, la capacidad bélica química y biológica de Irak ha sido desmantelada. Pero, a pesar de todo, los bushistas siguen hablando del peligroso "potencial" de Irak. Como informa Associated Press (2 de noviembre de 2002), el Subsecretario de Estado Bolton afirmó que "Irak podría desarrollar un arma atómica dentro de un año si obtiene la tecnología adecuada." ¿Si obtiene la tecnología adecuada? ¿Qué quiere decir esto sobre alguna cosa? El cliché representado por esta afirmación ha pasado inadvertido. Djibouti, Qatar, y New Jersey podrían desarrollar armas atómicas si obtuvieran "la tecnología adecuada".

Durante septiembre y octubre de 2002, la Casa Blanca afirmó que Irak sería atacado si poseía armas de destrucción masiva. Luego, en noviembre de 2002, Bush anunció que atacaría si Sadam negaba que tenía armas de destrucción masiva. Así que si los iraquíes admiten poseer tales armas, serán bombardeados; y si niegan tenerlas, serán asimismo bombardeados -ténganlas o no.

Los bushistas también acusaron a Irak de permitir que terroristas de Al-Qaeda operen dentro de su territorio. Pero las propias fuentes de inteligencia de EE.UU. informaron que el gobierno iraquí no estaba relacionado con organizaciones islamistas terroristas. En sesiones a puertas cerradas con un comité de la Cámara, cuando se preguntó repetidamente a funcionarios de la administración si poseían información sobre una amenaza inminente de Sadam contra ciudadanos de EE.UU., declararon sin dejar lugar a dudas que no tenían una evidencia semejante (San Francisco Chronicle, 20 de septiembre de 2002). A la verdad, la familia Bush tiene lazos más estrechos con la familia bin Laden que los de Sadam Husein. No se dice nada sobre cómo los propios dirigentes de EE.UU. han permitido que terroristas se entrenen y operen dentro de nuestro propio territorio, incluyendo a un asesino masivo como Orlando Bosch. Condenado por hacer estallar un avión comercial cubano, Bosch anda libre paseándose por Miami.

Bush y compañía, utilizaron otro pretexto más para la guerra: Sadam ha cometido crímenes de guerra y actos de agresión, incluyendo la guerra contra Irán y la masacre de kurdos. Pero el propio estudio del Pentágono estableció que el asesinato de kurdos en Halabja fue cometido por los iraníes, no por los iraquíes ((Times of India, 18 de septiembre de 2002). Otro hecho rara vez mencionado: los dirigentes de EE.UU. dieron aliento y apoyo militar a Irak en su guerra contra Irán. Si hablamos de crímenes de guerra y agresión, hay que considerar las invasiones de Granada y Panamá por EE.UU., y las guerras de desgaste contra objetivos civiles en Mozambique, Angola, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Yugoslavia, y numerosos otros sitios, que resultaron en cientos de miles de muertes. No existe un estado comunista o una "nación canalla" que tenga un historial tan horrible de agresión militar contra otros países durante las últimas dos décadas.

Al sonar tan vanos todos los diferentes pretextos para la guerra, los bushistas recurrieron a la acusación máxima: Sadam es un dictador. Estados Unidos representan la democracia y los derechos humanos. La consecuencia es que los dirigentes de EE.UU. se ven obligados a utilizar la fuerza y la violencia para efectuar un cambio de régimen en Irak. Una vez más, podríamos presentar algunas interrogantes. No cabe duda que Sadam es un dictador, pero ¿cómo llegaron él y su equipo al poder? El ala conservadora del partido Ba'ath de Sadam fue respaldada por la CIA. Fue enrolada para destruir la revolución popular iraquí y matar a todo individuo democrático, izquierdista-progresista, que pudieran agarrar, lo que, por cierto, hicieron, incluyendo el área progresista del propio partido Ba'ath -otro hecho que los medios de EE.UU. han hecho desaparecer por el agujero negro de la memoria. Sadam fue el niño modelo de Washington hasta el fin de la Guerra Fría.

¿Por qué entonces George II, como su papá, se han concentrado en Irak? Cuando los individuos se la pasan suministrando nuevas y diferentes explicaciones para justificar una acción en particular, lo más probable es que estén mintiendo. Lo mismo vale para dirigentes y políticos. Al ver que los pretextos dados por la Casa Blanca para justificar la guerra son a ojos vistas falsos, algunos concluyen que la administración está ofuscada o incluso "loca". Pero sólo que estén tratando de engañar y confundir al público, no significa forzosamente que ellos mismos estén engañados y confundidos. Más bien podría ser que tienen motivos que prefieren que no sean publicados y discutidos, porque entonces quedaría en evidencia que las políticas de EE.UU. del tipo que han sido presentadas contra Irak favorecen los intereses de los ricos y poderosos, a gran costo para el pueblo de EE.UU. y para todos los demás pueblos del globo. Indico a continuación lo que creo son los verdaderos motivos para la agresión de EE.UU. contra Irak.

Supremacía político-económica global

Un objetivo central de EE.UU., tal como lo enuncian los pequeños doctores Strangeloves que habitan los niveles superiores de la formulación de políticas dela administración de Bush, es perpetuar la supremacía global de EE.UU. El objetivo no es sólo el poder de por sí, sino el poder para asegurar el control plutocrático del planeta, el poder para privatizar y desregular las economías de todas las naciones del mundo, de imponer sobre las espaldas de la gente en todas partes -incluyendo el pueblo de Norte América- las bendiciones de un capitalismo corporativo de "libre mercado" libre de toda atadura. La lucha es entre los que creen que la tierra, el trabajo, el capital, la tecnología, y los mercados del mundo deberían ser dedicados a maximizar la acumulación de capital de los pocos, y los que creen que esas cosas deberían ser utilizadas para el beneficio común y para el desarrollo socio-económico de la mayoría.

El objetivo es asegurar no sólo la supremacía del capitalismo global como tal, sino la supremacía del capitalismo global de EE.UU., impidiendo la emergencia de cualquier superpotencia potencialmente competidora o, en realidad, de cualquier potencia regional apta para competir. Irak es un ejemplo. Algunas naciones en el Medio Oriente tienen petróleo pero no agua; otras tienen agua, pero no petróleo. Irak es la única que tiene bastante de ambos, junto con una buena base agrícola -aunque sus tierras fértiles están ahora muy contaminadas por el uranio empobrecido lanzado sobre ellas durante los bombardeos de la Guerra del Golfo de 1991.

Antes, el petróleo de Irak estaba totalmente en manos de compañías de EE.UU., Gran Bretaña y otras occidentales. En 1958 hubo una revolución popular en Irak. Diez años más tarde, el ala derecha del partido Ba'ath tomó el poder, con Sadam Husein como el hombre de la CIA. Su rol era destruir la revolución democrático-burguesa, como ya lo he señalado. Pero, en lugar de actuar como un colaborador comprador de los inversionistas occidentales al estilo de Somoza en Nicaragua, de Pinochet en Chile, de Fujimori en Perú, y de muchos otros, Sadam y sus cohortes nacionalizaron la industria petrolera iraquí en 1972, expulsaron a los especuladores occidentales, e implantaron políticas de desarrollo público y de nacionalismo económico. En 1990, Irak tenía el nivel de vida más elevado del Medio Oriente (lo que puede no significar gran cosa), y era obvio que EE.UU. no había logrado retrogradar las conquistas de la revolución de 1958. Pero la terrible destrucción impuesta a Irak tanto por la Guerra del Golfo como por la década subsiguiente de sanciones económicas condujo a una especie de efecto negativo contrarrevolucionario impuesto desde afuera.

Poco después del colapso de la Unión Soviética, los dirigentes de EE.UU. decidieron que ya no necesitaban tolerar el desarrollo del Tercer Mundo. Igual como Yugoslavia sirvió como un "mal" ejemplo para Europa. Irak era un mal ejemplo para otras naciones en el Medio Oriente. Lo último que los plutócratas en Washington quieren ver en esa región es a naciones en desarrollo independientes, que se auto-definan, que deseen controlar su propia tierra, su trabajo, y sus recursos naturales.

El poder económico y militar de EE.UU. ha sido utilizado repetidamente para reprimir sistemas en competencia. Países que se auto-definen como Cuba, Irak, y Yugoslavia, son los objetivos. Consideremos a Yugoslavia. No mostró deseo alguno de formar parte de la Unión Europea y absolutamente ningún interés por entrar a la OTAN. Tenía una economía que era relativamente próspera, con algo como un 80 por ciento que seguía siendo de propiedad pública. Las guerras de secesión y desgaste conducidas contra Yugoslavia -todas en nombre de los derechos humanos y de la democracia- destruyeron la infraestructura económica de ese país y lo fraccionaron en un grupo de mini-repúblicas pobres, impotentes, derechistas, cuyas economías están siendo privatizadas, desreguladas, y abiertas a la penetración corporativa occidental, en condiciones que son totalmente favorables a los inversionistas. Vemos cómo esto sucede recientemente en Serbia. Todo está siendo privatizado a precios de mercadillo. Los servicios humanos, los puestos de trabajo, y los fondos de pensión están desapareciendo. El desempleo, la inflación, y la pobreza crecen, igual que la criminalidad, la falta de viviendas, la prostitución, y los suicidios. Bienvenidos al paraíso del libre mercado serbio.

A juzgar por lo que está ocurriendo en Serbia, Bosnia, Macedonia, Panamá, Granada, y en otras partes -podemos anticipar que lo mismo es lo que espera a Irak después de una ocupación por EE.UU.: instalarán un gobierno títere iraquí, dirigido por alguien tan servil ante la Casa Blanca como Tony Blair. Los medios de propiedad estatal de Irak, se convertirán en "libres e independientes" mediante su entrega a ricas corporaciones conservadoras privadas. Todo lo que sea aunque sea remotamente crítico de la política exterior de EE.UU. y del capitalismo de libre mercado será privado de una plataforma efectiva. Partidos políticos conservadores, considerablemente financiados por fuentes de EE.UU., tendrán muchos más medios que cualquier grupo izquierdista que pueda haber sobrevivido. En este campo fuertemente desnivelado, los consejeros de EE.UU. conducirán "elecciones democráticas" al estilo de EE.UU., repitiendo tal vez los admirables resultados producidos en Florida y otras partes. Prácticamente toda la economía iraquí será privatizada a precios de remate. La pobreza y la desocupación, que ya son elevadas, crecerán precipitadamente. También lo hará la deuda nacional iraquí, al lanzarse préstamos internacionales para "ayudar" a que los iraquíes paguen por su propio maltrato. Los servicios públicos disminuirán hasta la nada, e Irak sufrirá aún más miseria que la que sufre actualmente. Se nos pide que creamos que el pueblo iraquí está dispuesto a sufrir otra masiva campaña de bombardeos para lograr ese paraíso de libre mercado.

Apropiación de los recursos naturales

Otro motivo para que se escoja a Irak puede ser resumido en una palabra: petróleo. Junto con mantener el sistema general global de expropiación, los dirigentes de EE.UU. están interesados en un inmediato saqueo colonial a la antigua. La actual dirección de la Casa Blanca está compuesta por hombres del petróleo que se sienten al mismo tiempo profundamente tentados y amenazados por las reservas petrolíferas de Irak, de las mayores del mundo. Con 113.000 millones de barriles a 25 dólares por barril, el suministro de Irak viene a valer más de 2,8 billones de dólares. Pero ni una gota pertenece al cartel petrolero de EE.UU.; es todo de propiedad del Estado. Bagdad ha ofrecido concesiones de exploración a Francia, China, Rusia, Brasil, Italia, y a Malasia. Pero después de una conquista de Irak y un nuevo régimen títere, todos esos acuerdos podrían ser anulados. Pronto podríamos ver la mayor operación de apropiación de petróleo en la historia del colonialismo del Tercer Mundo por parte de compañías petroleras de EE.UU. con la ayuda y la instigación del gobierno de EE.UU.

Una cosa que ha interesado a los dirigentes de EE.UU. es mantener el petróleo iraquí fuera del mercado por un tiempo más -considerando la superabundancia y la caída del precio del crudo en los últimos años. Como informó el Financial Times de Londres (24 de febrero de 1998) los precios cayeron rápidamente debido al acuerdo entre Naciones Unidas e Irak que permitiría a Irak vender petróleo en el mercado mundial. El acuerdo "podría resultar en que volúmenes mucho mayores de petróleo crudo iraquí entrarían a competir por segmentos del mercado." El San Francisco Chronicle (22 de febrero de 1998) intituló su artículo "El petróleo de Irak amenaza a Occidente". En realidad, el crudo iraquí no posa ninguna amenaza a "Occidente", sólo a los inversionistas petroleros occidentales. Si Irak pudiera volver a participar en el mercado internacional del petróleo, informó el Chronicle, "devaluaría el petróleo británico del Mar del Norte, afectaría la producción de petróleo estadounidense y -lo que es mucho más importante- destruiría los inmensos beneficios que Estados Unidos [es decir, las compañías petroleras de EE.UU.] pueden ganar con sus masivas inversiones en la producción del petróleo caucásico, especialmente en Azerbaiján." Podríamos concluir que el control directo y la propiedad del petróleo iraquí es la forma más segura de mantenerlo fuera del mercado mundial y el medio más seguro de beneficiarse de su futura venta, cuando el precio lo justifique.

Ventajas políticas internas

La guerra y a violencia han beneficiado a George W. Bush. Hasta el 10 de septiembre de 2001, sus niveles de aprobación habían estado bajando deplorablemente. Vinieron los ataques al World Trade Center y al Pentágono, seguidos rápidamente por la nueva guerra contra el terrorismo pregonada a los cuatro vientos y los masivos bombardeos y la invasión de Afganistán. Los niveles de aprobación de Bush ascendieron vertiginosamente. Pero pronto sobrevinieron los escándalos corporativos del 2002: Enron, WorldCom, y aún más peligrosos: Harken y Halliburton. Al llegar el mes de julio, tanto el presidente como el vicepresidente se vieron implicados en prácticas fraudulentas de contabilidad corporativa, presentando falsos anuncios de beneficios para inflar el valor de las acciones, seguidos por fuertes abusos de información confidencial justo antes de que se revelara que las acciones no tenían prácticamente ningún valor y se derrumbara su precio. Al llegar septiembre, la próxima guerra contra Irak desplazó todo el asunto de las primeras páginas y de las noticias vespertinas. Bush Padre hizo lo mismo en 1990, enviando al escándalo de ahorros y préstamos al limbo mediático al iniciar la guerra contra el mismo país.

Al llegar octubre de 2002, el partido republicano, tambaleándose por los escándalos e identificado como el partido del favoritismo corporativo y de la corrupción, resurgió como el partido del patriotismo, de la defensa nacional, y de un fuerte liderazgo militar para conquistar el control de ambas cámaras del Congreso, ganando elecciones que jamás hubiera ganado. Muchos estadounidenses se unieron alrededor la bandera, en la que se envolvía el presidente. Algunos de nuestros compatriotas, que se muestran cínicos y suspicaces cuando se trata de los políticos en asuntos de todos los días, muestran una confianza casi infantil, ilimitada y una fe de reacción visceral, cuando esos mismos políticos pregonan una necesidad de defender nuestra seguridad nacional contra alguna amenaza foránea, real o imaginaria.

La guerra también distrae a la gente de sus problemas económicos, de la necesidad de tener una vivienda decente, de escuelas, y puestos de trabajo, y de una recesión que no muestra indicio alguno de disminuir. Desde que George II se hizo cargo de su puesto, la bolsa de valores ha disminuido un 34 por ciento, el desempleo ha aumentado un 35 por ciento, el superávit federal de 281.000 millones de dólares es ahora un déficit de 157.000 millones de dólares, y otro 1,5 millón de personas no tienen seguro de salud, llevando el total a 41 millones. La guerra ha sido buena para la agenda conservadora en general, causando gastos militares en cifra récord, mayores beneficios para la industria de la defensa, y que derroche dinero a expensas del déficit, que enriquece aún más a la clase de los acreedores a costa del contribuyente, y que es utilizado para justificar mayores reducciones en los servicios humanos del interior..

Los intelectuales liberales no están nunca más contentos que cuando, con sonrisas condescendientes, pueden burlarse de la estupidez de George Bush. Lo que he tratado de mostrar es que Bush no es ni retrasado ni desorientado. Considerando su perspectiva e intereses de clase, hay razones poderosas para cometer la agresión armada contra Irak -y contra otros países por venir. Es hora de que nos preocupemos menos de sus ridículas confusiones de terminología y más de sus engaños bastante efectivos y de su inquebrantable malevolencia. Muchos cruzados decentes han sido derrotados por su incapacidad de comprender, en su real dimensión, la extrema depravación de sus enemigos. Mientras más sepamos sobre lo que enfrentamos, mejor situados estaremos para combatirlo.

Los últimos libros de Michael Parenti son The Terrorism Trap (City Lights); To Kill a Nation: The Attack on Yugoslavia (Verso): and the 7th edition of Democracy for the Few (Wadsworth). His forthcoming work, The Assassination of Julius Caesar: A People's History of Ancient Rome, will be published in the spring by The New Press.

Tomado de Rebelión

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