17 de marzo

6 de abril de 2003

Lo que no le deseas ni a tu peor enemigo

Dimitri Yazov *
Rebelión

Estadunidenses y británicos están inmersos contra su voluntad en el más complicado tipo de combate: obligados a tomar por asalto ciudades bien reforzadas. No hay un solo manual militar en el mundo que explique cómo actuar en combates calle por calle para garantizar el éxito.

En estos casos dejan de tener sentido los razonamientos que se puedan hacer sobre la correlación de fuerzas, la supremacía técnica o cuantitativa en número de efectivos. El papel decisivo lo van a desempeñar las cualidades personales de los soldados y los mandos. Los aliados no van a poder utilizar con la eficacia deseada su superioridad aérea y artillera, ante el riesgo que representa dañar a los suyos. Las armas más eficaces para los atacantes van a ser los morteros y los lanzagranadas, pero tampoco son la panacea. En el momento del ataque no es fácil aclarar dónde están los tuyos y dónde el enemigo. En cuanto a la técnica pesada, en los combates callejeros, no hay mucho que decir. Los tanques son lo mejor para cercar una ciudad, pero una vez que tengan que desenvolverse en la maraña de callejuelas pueden caer en ratoneras.

Experiencias de este tipo son bien conocidas en la historia militar: Stalingrado, Berlín y Grozni.

A juzgar por los feroces combates de Basora, El Jill, Shatr, Nasiriya y En Najaf, los iraquíes están bien preparados para la defensa. Este ya no es el ejército de los tiempos de la Tormenta del desierto. Los iraquíes han reforzado convenientemente sus barriadas y al parecer utilizan activamente las comunicaciones subterráneas. En ellas se cubren del fuego, se mueven sin poder ser vistos, montan emboscadas, movilizan su capacidad de fuego, minan los accesos a sus posiciones. Las tropas angloestadunidenses se ven condenadas a permanecer junto a las ciudades, mientras que los iraquíes tienen posibilidad de maniobra: conociendo bien el terreno, pueden salir al desierto y golpear desde los flancos y la retaguardia.

El combate en las calles de las ciudades iraquíes se puede convertir en una pesadilla para los ocupantes. Es poco probable que se atrevan a borrar las ciudades de la faz de la tierra. ¿Cómo iba a quedar su tan elogiado "humanismo"? Confiar en las tropas de elite y paracaidistas sería ingenuo. ¿Cómo aterrizar en los tejados de las casas? En el norte lo hicieron a campo abierto, y por unos días estuvieron sin poder avanzar al verse rodeados por los milicianos locales. A los invasores sólo les queda una salida: echar a los iraquíes de sus casas calle por calle.

Para eso hay que saber pelear, estando sumido en el desconcierto total. Nosotros nos tuvimos que acostumbrar: en Stalingrado el cuartel general de la división de Rodimtsev ocupaba los dos primeros pisos y en el tercero de la misma casa se reunían los alemanes, aunque no por mucho tiempo.

En resumen, en esta guerra los estadunidenses van a descubrir muchas cosas nuevas, ya que en los pasados 150 años no les ha tocado tomar una ciudad a punta de bayoneta.

* Asesor para temas militares de Komsomolskaya Pravda.


Tomado de Rebelión

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