31 de enero de 2003
Resolución del Partido Comunista del País Valenciá
Comisión Política del PCPV
Comisión Política del PCPV
31 de enero de 2003
Aprovecharon el atentado criminal del 11 de Septiembre de 2001 para desplazar la defensa de la globalización capitalista neoliberal del terreno del debate social al terreno, más favorable para ellos, de la confrontación militar, utilizando el espantajo de la guerra contra el terrorismo como excusa para la restricción de las libertades democráticas. Pero el mantenimiento de la dinámica belicista requería de una sucesión de demonios a los que combatir y así, desaparecido Bin Laden de la escena, hacen jugar este papel a Sadam Hussein.
Ciertamente, resulta poco creíble que las fuerzas armadas de Irak, agotadas por una derrota militar y una década de bloqueo, representen una amenaza más allá de para su propio pueblo. Y la doctrina de guerra preventiva, que nos retrotrae a los tiempos del nazismo, no puede ser asumida por la ONU sin dañar gravemente su legitimidad. Además, resulta patente que la elección de Irak como el próximo escenario de la guerra global responde fundamentalmente a los intereses del capital petrolero norteamericano, tan directamente representado por Bus, y que no son compartidos por otros grupos capitalistas, especialmente en Europa. Todo ello explicaría las profundas reticencias, incluso entre parte de sus aliados, para seguir al imperialismo norteamericano en esta nueva aventura bélica.
Pero lo decisivo es que, superado el shock del 11 de Septiembre, no solamente ha continuado la ofensiva movilizadora contra la globalización capitalista, sino que se ha extendido en una movilización mundial contra la guerra de una amplitud sin precedentes. Y resulta especialmente significativo que, mientras se incrementa la tensión entre los gobiernos, se desarrolla la colaboración entre los movimientos por la paz norteamericanos y europeos, apoyándose recíprocamente las convocatorias del 18 de enero y el 15 de febrero.
En este proceso, nuevos contingentes se incorporan a la lucha contra la guerra. Ciertamente, hay motivos para dudar de la consecuencia pacifista de algunas fuerzas a la vista del su posicionamiento en anteriores conflictos bélicos, pero en cualquier caso hay que felicitarse por su incorporación al campo de la paz, y partir de esta situación para ampliar la movilización contra la guerra y consolidar el consenso social en defensa de la paz, que es el principal factor que en unos casos ha obstaculizado el alineamiento de algunos gobiernos con el belicismo del gobierno de Bush, y en otros casos ha de emplazar a los gobernantes más sumisos con él ante sus responsabilidades, recordando cómo en democracia los pueblos pasan cuentas a quien menosprecia la voluntad popular, que en nuestro caso es ampliamente contraria a la guerra, frente a un Aznar que solamente reivindica su patriotismo cuando viaja a Euskadi, pero se olvida de él cuando va a rendir cuentas a Washington.
Tomado de PCE
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