Bogotá, domingo 9 de febrero de 2003
VÍCTOR MANUEL VARGAS
Corresponsal de EL TIEMPO, Madrid
Cerca de un millón de refugiados en otros países. Dos millones de desplazados internos. No menos de 500 mil personas heridas o víctimas de enfermedades y epidemias. Y cerca de 250 mil muertos en el campo de batalla o por los bombardeos.
De esta magnitud es el cálculo de la tragedia humanitaria que se vivirá en Irak si finalmente hay un ataque militar contra en ese país. Y no lo dice una ong que esté en contra de la guerra, sino un estudio de Naciones Unidas.
El reporte, titulado 'Hipótesis Humanitarias Probables', es un documento de análisis interno de la ONU con fecha 10 de diciembre de 2002. Y aunque está marcado con el sello de "estrictamente confidencial", ha terminado filtrándose a la prensa internacional.
Los cálculos de la ONU son que entre 4 y 10 millones de iraquíes necesitarían algún tipo de ayuda humanitaria urgente inmediatamente después de una intervención militar.
La razón de esta proyección es la crítica situación social en que se encuentra el pueblo iraquí como consecuencia de la devastación causada por la Guerra del Golfo (1991) y del embargo que le decretó la ONU a las exportaciones de su principal producto: el petróleo. (para presionar el desarme del régimen iraquí).
Dos datos para entender la magnitud del problema. Según cifras de Unicef, desde la imposición del embargo más de medio millón de niños iraquíes han perdido la vida, a un espantoso ritmo de entre 5.000 y 6.000 niños por mes. La mayoría por consumir agua no potable, falta de medicinas y problemas causados por la desnutrición.
Y según un estudio de la ong Oxfam, que coincide con datos de la prestigiosa revista médica científica Lancet, hoy 15 de los 24 millones de iraquíes depende de ayudas alimentarias para sobrevivir: es decir, el 62 por ciento de la población.
Si el país colapsa, como seguramente sucederá en caso de un ataque, esas personas quedarán sin medios de subsistencia.
Oxfam también advierte que uno de los "mayores riesgos" son los ataques aéreos contra las centrales de energía. Ya que si esto se repite con la misma intensidad que en la Guerra del Golfo, el sistema de abastecimiento de agua, que ya se encuentra en estado crítico, colapsará. "Y esto -anota la ong- provocará que millones de personas sufran enfermedades y epidemias", como el cólera y la disentería.
El informe de la ONU coincide: "El brote de padecimientos en proporciones epidémicas o incluso pandémicas es muy probable". Algo muy grave en vista de la escasez de medicamentos en Irak y el precario estado de sus hospitales.
A esto se suman los estragos de la contaminación por armamento revestido con uranio empobrecido que utilizaron los aliados en 1991, causantes del denominado 'Síndrome de la Guerra del Golfo'. Según datos de Naciones Unidas, en Irak se ha apreciado una multiplicación de las tasas de leucemia infantil, abortividad y malformaciones congénitas; amén de varios tipos de cáncer.
Uno de los problemas más difíciles de manejar será el tema de las personas que huyan de Irak. Pues si bien una portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) confirmó a EL TIEMPO que ya se trabaja en un plan de emergencia que contempla la instalación de campamentos y ayudas básicas en puntos fronterizos estratégicos, aún no está nada claro que los países vecinos vayan a abrir sus puertas a estas personas.
Y como si todo lo anterior fuera poco, la gente de Irak sigue la cuenta regresiva para el inicio del bombardeo con un dilema macabro: qué es peor, ¿quedarse en casa o ir a los refugios?
"Si Estados Unidos vuelve a atacarnos, la gente se quedará en sus casas. Ya nadie confía en los refugios", le dijo al diario El Mundo, de España, Ahmed, un joven iraquí de 28 años.
Ahmed sabe bien de lo que habla, pues es uno de los 14 sobrevivientes de la masacre de Al-Amiriyah: un refugio que Estados Unidos atacó creyendo que era un búnker militar del régimen iraquí. Un total de 408 civiles iraquíes murieron, y la mayoría eran mujeres, niños y ancianos.
Hace unos días el diario The New York Times informó que el Pentágono prevé lanzar 3.000 misiles de precisión en las primeras 48 horas de su muy probable guerra contra Irak. Varios de esos misiles serán del tipo Tomahawk y cada uno cuesta alrededor de un millón de dólares. El cálculo de lo que se podría hacer con semejante cantidad de dinero en salud, educación e infraestructura es sencillamente obsceno.
El problema es que en Estados Unidos la visión parece no haber cambiado mucho desde 1996, cuando una periodista del programa 60 Minutos le preguntó a la entonces secretaria de Estado, Madeleine Albright, su opinión acerca de los miles de niños iraquíes que han muerto por las sanciones a ese país. A lo que Albright contestó: "Es una decisión difícil, pero creo, creemos, que el precio vale la pena".
Tomado de El Tiempo
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