4 de julio del 2003
Cándido
Liberación
La distorsión sistemática de la información, la ocultación o minimización de noticias que importan -ataques cotidianos con pérdida de vidas de las fuerzas ocupantes, sabotages contra pozos petrolíferos y fuentes de energía, con la consiguiente interrupción del suministro de electricidad en un país de temperaturas superiores a los 40 grados en la época actual, no pueden ser contrarrestadas con la priorización de la noticia de la detención de algún personaje de rango inferior del entorno de Sadan, o la realización de un partido de fútbol entre un equipo iraquí y los soldados ocupantes. La realidad, que algunos honestos corresponsales describen, poniendo en ridículo, sin proponérselo, a los editorialistas del medio para el que trabajan, es muy distinta. Y muestra inequívocamente que los iraquíes, como ocurre con cualquier pueblo del planeta que tenga un mínimo de dignidad, odia a los ocupantes. Mucho más en la medida en que estos ponen en evidencia cada día, que sólo saben matar, y destruir. Para controlar las riquezas del territorio ocupado, el petróleo en este caso, afirmar su dominio geopolítico en una región por demás conflictiva, verdaderos objetivos bajo la hipocrita fachada de la "liberación del Irak". A dos meses de proclamada la "victoria", Irak es un país sin ley, donde la moral de los ocupantes, en tensión permanente ante la imprevisble mortal picadura del "escorpión", bajo el azote agobiante de un calor de 40 grados decrece al mismo tiempo que aumenta el nivel de resistencia de los ocupados. Esta guerra, montada sobre una estructura de mentiras infames, de Bush y la pandilla que lo maneja, de personajes como Blair y Aznar -no los recuerda el lector asegurando con rostro de circunstancias, la inminencia de un ataque con armas de destrucción masiva- como justificación para pasar por encima de la ONU y el derecho internacional, va a terminar mal para el imperio. Los días de la "burbuja" Bush pueden estar contados. El pueblo norteamericano, víctima principal de esta sórdida historia, anestesiado por el control casi total de los medios de comunicación que alimenta el chovinismo patriotero, empieza a despertar. Sus condiciones de vida empeoran dramáticamente día a día y ahora golpea no sólo a los pobres de siempre, 40 millones de negros e hispanos negros e hispanos, sino a las clases medias soporte de la sociedad norteamericana. Estas empiezan a comprobar que Bush, Cheney y Rusmsfeld, no sólo les robaron sus ahorros en las empresas a las están ligados, sino que los han instalado en el miedo, la incertidumbre, la falta de empleo. Le han robado la esperanza y la creencia en el futuro que han sido sus rasgos salientes. Todo lo contrario de lo que le prometieran para "engancharlos" en la guerra.
Tomado de Rebelion