1 de abril del 2003
Alizia Stürtze
La Haine
¿Hay que entender el no a la guerra de Francia y Alemania o PSOE-UGT-PNV-IU en clave moral y de defensa de la legalidad internacional, como ellos argumentan? ¿Por qué ese empeño en diferenciar entre manifestaciones "pacíficas" contra el genocidio iraquí y "violentas" o "a la vasca"? ¿Tienen todos los no a la guerra el mismo significado?
Cualquier análisis medianamente riguroso demuestra que este genocidio "preventivo" de EEUU contra Irak no es sino la profundización de la estrategia imperialista de Washington iniciada en 1991, que visibiliza una agudización de su conflicto interimperialista con Europa: al apuntar contra Irak, que en 2000 había cambiado del dólar al euro para sus transacciones petroleras, Bush quiere asestar un golpe a la UE y bloquear su constitución como entidad política completa, dotada de una política exterior y militar propia desde la que enfrentarse al actual liderazgo mundial yanki en todos los dominios.
Bajo el epígrafe "globalización", llevan años vendiéndonos la teoría de un único imperio imperialista (el Norte) con multinacionales implantadas en todos los continentes y cuyos intereses estarían tan imbricados que harían impensable cualquier conflicto futuro serio entre estados (EEUU) o grupos de estados (UE), es decir, una tercera guerra mundial entre imperialismos enfrentados. Pero esta invasión gringa de Irak demuestra precisamente lo contrario: EEUU y el núcleo duro de la UE tienen dos estrategias discordantes de dominación del planeta, lo que entraña relaciones cada vez más conflictivas entre ambos bloques, obligados a enfrentarse en el Tercer Mundo para conquistar o defender sus mercados.
Desde esta perspectiva, el no europeo a esta guerra imperialista y nuestra lucha por la paz global sólo podrán ser efectivos desde una lucha antiimperialista que exija a la UE valentía para llevar su lógica hasta el final, lo que implicaría salirse de la OTAN, negar ayuda a esta agresión criminal, cerrar las bases yankis, organizar desde la ONU la defensa de Irak, e impulsar un boicot a las marcas que financian a Bush o su industria armamentística. Y también, por cierto, suprimir la lista de organizaciones "terroristas", impuesta por el imperialismo gringo en su lucha contra los movimientos de liberación. Lista que con fervor defiende Aznar porque, además de a ETA, incluye a grupos armados como las FARC, enemigos de multinacionales españolas con fuertes inversiones en Latinoamérica como Iberia, Telefónica o Repsol, interesadas en la estrategia yanki de eliminación de toda resistencia y de todo proyecto nacional independiente en países como Colombia, Venezuela o Argentina.
* Historiadora
Tomado de Rebelión
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