17 de marzo

Martes, 04 de febrero de 2003

Escenario general de la guerra global e infinita

Paz contra la guerra

Ángeles Maestro
Secretaría de Solidaridad Internacional Y Antiglobalización
www.iualdia.com

"Cualquier esperanza que le reste a los pueblos del mundo de salvar a las generaciones venideras del azote de la guerra por medio de la actuación de la ONU sería aniquilada por un nuevo ataque de EE.UU. contra Iraq"[1]. La barbarie como crisis de la política y expresada mediante la imposición del poder del más fuerte y la hegemonía aplastante de los valores e intereses del capital, penetra progresivamente la economía, las relaciones sociales y laborales, la cultura y los medios de comunicación.

Tras el hundimiento de la URSS, todo el sistema del derecho internacional que había regulado las relaciones entre los estados tras la II Guerra Mundial se ve progresivamente relegado, imponiéndose de forma creciente el recurso a la agresión militar a países mucho más débiles, en función de los intereses geoestratégicos de las grandes potencias..

El Consejo de Seguridad, órgano de la ONU, ha abdicado de cualquier atisbo de posición independiente en defensa de los principios fundacionales del organismo que le da carta de naturaleza y que establece como primera justificación de su creación la resolución pacífica de los conflictos internacionales.

La autorización del Consejo de Seguridad a la agresión multinacional contra Iraq en 1991 fue el primer paso en una escalada belicista a gran escala que continuó en las intervenciones de la OTAN contra la República Federal de Yugoslavia y la más reciente contra Afganistán. En este periodo se han producido también intervenciones militares unilaterales de EE.UU en diferentes partes del mundo (bombardeos periódicos en zonas de exclusión aérea en territorio iraquí - decididas unilateralmente por EE.UU y Gran Bretaña - , Sudán, Filipinas, Colombia, etc) sin que hayan dado lugar a pronunciamiento alguno por el Consejo de Seguridad.

La Cumbre de la OTAN (Washington, abril de 1999) realizada en plena intervención militar en Yugoslavia cambia radicalmente su naturaleza defensiva originaria y establece su capacidad de intervenir fuera del territorio de los países miembros y por lo tanto sin necesidad que ninguno de ellos sea atacado previamente, al margen de la ONU, y por razones como "amenazas a nuestra seguridad nacional que pudieran dificultarnos la construcción de una economía fuerte, competitiva y en crecimiento", "movimientos migratorios masivos que pudieran amenazar las fronteras de países de la OTAN " o "proliferación de armas de destrucción masiva en países fuera de la OTAN".

La profunda crisis económica de carácter global, precedida por bancarrotas locales y el desmantelamiento productivo de sectores o países enteros (México, Rusia, Sudeste asiático, Japón, Argentina, etc) y que afecta con especial intensidad a EE.UU. marca decisivamente la respuesta a los atentados del 11 de septiembre. Los más de un millón de trabajadores despedidos en la primera mitad de 2001, la fuga de capitales europeos y asiáticos - calculada en 380.000 millones de dólares - y los megafraudes de Nerón, Worldcom, Xerox, Adelphia, etc, explicitan suficientemente la envergadura de la crisis económica del gigante militar y la oportunidad ofrecida en bandeja por el 11-S para situar a un descomunal gasto militar como locomotora económica.

La Estrategia de Seguridad Nacional de EE.UU.[2], bajo el pretexto de la lucha antiterrorista define la guerra preventiva en cualquier parte del mundo, al margen de todo control internacional y sin límite temporal alguno, como garantía de la salvaguarda de sus intereses. La apuesta explícita por la hegemonía militar absoluta para imponer en cualquier lugar la supremacía de los intereses nacionales, con desprecio total por cualquier principio o precepto del derecho internacional es la síntesis de todo un proyecto de intervencionismo imperialista sin precedentes.

La logística interna y externa de esta estrategia adquiere proporciones gigantescas: la USA Patriot Act que cancela indefinidamente derechos individuales y garantías constitucionales, millones de ciudadanos delatores integrados en el Sistema de Prevención e Información sobre Terrorismo

(TIPS)[3], un presupuesto de defensa de casi 400.000 dólares para 2002, la creación de un superministerio para la seguridad interior con 170.000 funcionarios..etc. Todo ello en una densa trama de cambios legislativos[4], beneficios fiscales y adjudicación de contratos de decenas de miles de dólares - relacionados con la maquinaria de guerra - a empresas directamente vinculadas con las primeras figuras del gobierno, cuando no con el propio Presidente.

La respuesta de la UE a la crisis y a la inestabilidad creciente ha sido también su incorporación a la "cruzada antiterrorista". Tanto el Parlamento como la Comisión europea han aceptado la lista de organizaciones terroristas propuestas por la CIA, se adoptado una definición de terrorismo que permite considerar como tal a cualquier sindicato o movimiento social y se han establecido procedimientos de detención y extradición que conculcan flagrantemente garantías y derechos fundamentales[5]. El cerco se cierra mediante multitud de acuerdos de coordinación policial y de los servicios secretos, así como con la participación directa de la OTAN en los dispositivos de seguridad de las cumbres del G8 en Génova o las de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE.

Mención aparte merecen las políticas de emigración que se iniciaron con la creación de la Europa-fortaleza frente a los extranjeros pobres y continuaron con leyes de extranjería abiertamente inconstitucionales que reproducen cada día auténticas cacerías de trabajadores sin papeles y ghetos de exclusión social, cuando no de auténtica esclavitud.

La política exterior del gobierno del PP se sitúa en la misma lógica de supeditación a los intereses de EE.UU., intensificándola y acelerándola. tal y como sucedió en el caso de Iraq en 1991, vulnerando las condiciones del Referéndum de la OTAN y la Constitución por doble motivo. El más importante es que la Carta de la ONU, que excluye la intervención militar salvo en condiciones excepcionales, tiene rango constitucional y debe ser considerada como derecho prevalente. El otro precepto vulnerado es la necesaria autorización parlamentaria para cualquier intervención militar. El consenso parlamentario sólo ha sido roto por IU, pero sin que se haya denunciado el alineamiento de PP y PSOE en torno a temas estratégicos y de la trascendencia suficiente como para delimitar la política de alianzas.

La intensificación del alineamiento del estado español detrás EE.UU. ha adquirido rango de Tratado Internacional con las trascendentales enmiendas realizadas al Convenio de Cooperación para la Defensa entre el Reino de España y EE.UU. Mediante las mismas se permite a los servicios de inteligencia estadounidenses operar sin control en todo el territorio, se flexibiliza la utilización de espacio aéreo, aguas jurisdiccionales y Bases de Morón y Rota y se renuncia a la verificación del armamento de buques y aviones de guerra de EE.UU. Sin matices, se produce una vulneración flagrante de todas las condiciones del Referéndum de 1986.

En coherencia con la apuesta belicista se está produciendo un incremento espectacular del presupuesto de Defensa. El grueso del incremento del gasto militar se camufla desde los gobiernos del PSOE en el capítulo de I+D del Ministerio de Ciencia y Tecnología, aún cuando se trata de la fabricación en serie de unidades. El gasto militar ha pasado de suponer el 5% del gasto total de I+D en 1996 al 52% en 2002, lo que sitúa a nuestro país, en este concepto, sólo por detrás de Gran Bretaña en los países de la UE.

Hay que parar la guerra contra Iraq

La aprobación por unanimidad de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU de la Resolución 1441 el pasado 8 de noviembre, reafirma la peligrosísima deriva iniciada con la autorización de la agresión multinacional contra Iraq en 1991 y continuada en los ataques a Yugoslavia y Afganistán. La guerra o la paz dependen de las conclusiones de los inspectores de la UNMOVIC. A unos técnicos, expertos en inspección de armamento biológico, químico y nuclear, se les atribuye el inmenso poder político de determinar en qué medida Iraq incumple los términos de la 1441. Como ha señalado el diario árabe Al Quds Al Arabi "la resolución 1441 es un campo minado, una declaración de guerra y una sentencia de muerte. Es un documento repleto de provocaciones y condiciones draconianas que inevitablemente provocarán numerosas crisis".

El silencio cómplice de gobiernos y grandes medios de comunicación oculta que son EE.UU. y los países occidentales, y de forma muy destacada su socio regional Israel, los mayores poseedores, productores y comercializadores de armas de destrucción masiva y que además, como es evidente, están dispuestos a usarlas. Ellos son objetivamente, la mayor amenaza para la paz y la seguridad en el mundo..

Esgrimir el completo cumplimiento de las resoluciones de la O.N.U. como pretexto para la guerra es un escándalo cuando en la misma zona del mundo, a diario, Israel pisotea decenas de resoluciones, expropiando y masacrando al pueblo palestino, sin que haya sido siquiera amenazado con bombardeos o sanciones. El cinismo llega a su culminación con unos gobiernos de la UE que mantienen vigente un acuerdo comercial preferente con Israel supeditado expresamente al respeto a los derechos humanos y políticos del pueblo palestino.

El control del petróleo iraquí, nacionalizado a mediados de la década de los 70, y el rediseño de las fronteras de los países de Oriente Medio a la medida de los intereses anglosajones y de Israel, incluyendo el aplastamiento definitivo del pueblo palestino, son los objetivos reales y explícitos de una desmesurada operación bélica destinada a imponer en Iraq un gobierno títere -incluso una restauración monárquica-, para cuyo mantenimiento será necesario ocupar militarmente el país durante 15 años con 75.000 soldados de EE.UU. y 35.000 de Gran Bretaña, tal y como se anunciado.

Ya no hay máscara. La guerra preventiva al servicio de los intereses de EEUU es la estrategia declarada ante la cual se inclinan los gobiernos intervenidos, sin que se escuchen voces poderosas de denuncia de lo que constituye un auténtico crimen contra la Humanidad y la pulverización de todos los principios civilizatorios en las relaciones entre las naciones.

La guerra está decidida, pero no es inevitable. Sólo la presión de la resistencia y la movilización popular pueden frenar el mortal engranaje bélico y la barbarie de un imperialismo más global que nunca. La lucha ha comenzado. Centenares de miles de personas en EE.UU, en los países árabes, en Europa, ...en todo el mundo, van comprendiendo que el sentimiento de impotencia, que bloquea la intervención social y política, es un suicidio civilizatorio. La comprobación de la propia fuerza es el principal instrumento de construcción de conciencia; por eso la pelea por rescatar cada mente de la dominación que garantiza la alienación es durísima, pero irrenunciable. El imperialismo es, por lo menos, tan resistible como el Arturo UI de Bertolt Brecht.

La anunciada masacre del pueblo iraquí es sólo el siguiente paso. Todos estamos en el punto de mira. Urge organizar las voluntades para detener la barbarie. Preparar desde ahora mismo y con todas nuestras fuerzas las manifestaciones convocadas por el Foro Social Europeo para el 15 de febrero y construir la conciencia internacionalista para hacer realidad la propuesta de Huelga General si se inicia la guerra contra Iraq, son nuestras tareas prioritarias.

Ángeles Maestro.
Diciembre de 2002


[1] Carta de Ramsey Clark, ex Fiscal general de EE.UU. a los embajadores de los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y a la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadunidense.

[2] Documento distribuido por la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos. Página web: http://usinfo.state.gov/espanol. Septiembre de 2002. Algunos de sus planteamientos más importantes se recogen a continuación:
"La Estrategia de Seguridad nacional de EE.UU. se basará en un internacionalismo inconfundiblemente norteamericano que refleje la unión de nuestros valores y nuestros intereses nacionales"(...)"Nuestras fuerzas serán lo bastante potentes como para disuadir a adversarios potenciales de emprender acumulación de fuerzas militares con la esperanza de sobrepasar o igualar el poderío de EE.UU".(...) "Nuestro objetivo inmediato será atacar a las organizaciones terroristas de alcance mundial o a todo terrorista o estado patrocinador del terrorismo que intente adquirir o utilizar armas de destrucción en gran escala o sus precursores, y defender a EE.UU., al pueblo estadounidense y a nuestros intereses dentro y fuera del país, mediante la identificación y destrucción de la amenaza antes de que llegue a nuestras fronteras. Si bien EE.UU. tratará constantemente de obtener el apoyo de la comunidad internacional, no dudaremos en actuar solos, en caso necesario, para ejercer nuestro legítimo derecho a la defensa propia, con medidas preventivas para esos terroristas..."

[3] Maira, A. (2002) "Un pueblo para un imperio", Rebelión, 19 de noviembre.

[4] Junto a la creación del superministerio del interior y en el mismo acto administrativo George W. Bus, exime de toda responsabilidad a las multinacionales farmacéuticas por posibles efectos secundarios derivados del uso de vacunas. Al día siguiente es vacunar a decenas de millones de soldados y funcionarios públicos para prevenir una "guerra bacteriológica" ...

[5] Un análisis de estas medidas se hayan en el artículo "La UE, ¿hacia el estado de excepción" , firmado por los eurodiputados Alima Boumediene-Thiery (Los Verdes. Francia), Alain Krivine (LCR, Francia) y Guiusppe di Lello Finuoli (PRC, Italia)

Tomado de www.iualdia.com

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