17 de marzo

México D.F. Lunes 24 de marzo de 2003

En el distrito de Zukah cayeron 15 misiles durante la noche, afirman habitantes

Bombas inteligentes de EU pulverizan casas de civiles en barrio de Bagdad

"Era una zona tranquila y nunca había pasado algo como esto", señala un damnificado

ROBERT FISK
ENVIADO ESPECIAL THE INDEPENDENT

Bagdad, 23 de marzo. Entre escombros de concreto y lodo había un montón de historietas de Batwoman (Batimujer). En una de ellas, en la página 17, donde la tierra había dejado abierto el cuadernillo, curiosamente aparecía Batwoman rescatando a estadunidenses de un complejo de torres en llamas. No lejos de ese cráter me encontré un libro de historia que narraba la suerte que corrió el viejo rey Faisal en su oposición armada contra el régimen británico en Irak. El misil crucero había dejado el libro abierto en la página en que se ensalzaba al "mártir Mahmoud Bajat". Esta obra había estado en una sala de la que sólo quedaba una pared. El piso había desaparecido. Un reloj colgaba de un clavo. Se detuvo exactamente a las 7:55.

Fue a esa hora cuando un misil crucero se estrelló la noche del sábado contra las casas 10 y 10A de una calle del distrito de Zukah, en Bagdad. Zukah es un barrio de clase media ligeramente venido a menos, lleno de viejos naranjos y bugambilias medio secas, y casas de dos pisos que necesitan muchas capas de pintura. Hay una escuela al final de la calle. Al dar la vuelta a la esquina hay un edificio en construcción. No hay, sin embargo, ningún objetivo militar que yo haya visto.

Amr Ahmed Al Dulaimi es padre de familia. Sus 11 hijos y su esposa estaban en la casa 10A cuando el misil se estrelló en el hogar de su vecino, Abdul Bari Samuriya, y sepultó a su esposa y a dos niños. Dejó un cráter de 60 metros en la tierra.

El hombre logró sacarlos del lodo. Los dos niños, heridos, estaban en el hospital la mañana de este domingo. Pero su hogar había desaparecido. Lo único que quedó de la sala era un sofá bajo dos metros de tierra, una mesa partida a la mitad y un florero intacto con flores rojas de plástico.

Entonces, ¿por qué el misil? ¿Por qué los estadunidenses debían atacar con su supuesta precisión este pequeño gueto de clase media? El señor Al Dulaimi dirigeuna pequeña planta eléctrica y el señor Samuriya es un hombre de negocios. ¿Es posible, acaso, que las espesas y negras columnas de humo de petróleo que amortajan Bagdad -intento iraquí por confundir los sistemas de dirección de los misiles- haya funcionado bien?

Cuando este domingo caminaba sobre el vidrio y el concreto pulverizado, que cubrían parte de una vía en la periferia de la ciudad, me encontré con un vecino -quien prefirió no dar su nombre- que, según dijo, había mandado fuera a su familia porque "la noche del viernes cayeron aquí 15 misiles". ¿Quince? ¿En el pequeño y viejo barrio de Zukah? ¿Qué significa esto? Los fragmentos de misiles se habían esparcido por docenas de casas y los elementos de seguridad iraquíes habían llegado a la mañana siguiente a recogerlos.

Más adelante, otra casa había sufrido serios daños. Las paredes estaban cuarteadas y las ventanas destrozadas. Un trozo de banqueta había sido cubierto con plástico y yacía, como borracho dormido, aplastando las flores del jardín.

"Este siempre ha sido un barrio tranquilo", me dijo el dueño. "Nunca, nunca nos había pasado algo como esto. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?"

¿Cuántas veces he escuchado estas palabras de los inocentes? Después de un bombardeo, siempre que ven a periodistas, nos dicen esto. Siempre las mismas palabras.

Entonces recuerdo lo que dijo la radio iraquí 24 horas antes e imagino lo que el vicepresidente iraquí nos dirá dentro de una hora. "Están tratando de asesinar al presidente Hussein", insistió Taha Yassin Ramadan. "¿Qué clase de Estado trata de asesinar al líder de otro país y luego dice que está librando una guerra contra el terror?"

No cabe duda de que el primer ataque contra el palacio de Saddam -la noche del jueves- fue un intento de asesinar al líder iraquí. Los estadunidenses prácticamente lo reconocieron. Suponemos que la misma intención tuvo el terrible asalto al refugio de concreto de Amariya, hace más de 12 años, en el que murieron más de 400 inocentes.

Fue el general Montgomery quien dijo a las tropas del "Día D", en el cine Granama de Maidstone, unas semanas antes del desembarco en Normandía: "Si se ha de terminar esta guerra hay que tirar al perico de su percha". Esto me lo aseguró alguien que estuvo ahí.

¿Esto es lo que los estadunidenses están tratando de hacer? ¿Creyeron que Saddam, quien constantemente está cambiando de lugar, pudo haber elegido el arbolado suburbio de Zukah para pasar la noche del 22 de marzo? Sólo me lo estoy imaginando.

Es improbable que Saddam revele dónde estuvo esa noche. Pero quienes viven en las pequeñas calles de Zukah no están nada contentos por la forma en que fueron convertidos en objetivo de guerra. Este domingo yo no estaba tan seguro de que estuvieran ansiosos de ser "liberados", como podrían pensar los estadunidenses.

© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca

Tomado de La Jornada

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