8 de abril de 2003
Leonardo Belderrain*
ARGENPRESS.INFO
¿Quienes enseñaron que había guerras santas? Durante estos días se discutía en medios argentinos cuales de las iglesias que se consideran cristianas justifican o toleran esta guerra ¿Qué cristianismo es el más apócrifo: el de Aznar, el de Bush o el de Galtieri?.
En Estado Unidos se cuestiono al presidente anterior por llevar a la nación a su peor crisis institucional por haber practicado sexo oral con una secretaria. Hoy algunos pastores hablan del converso Bush que ahora ama a Dios y no bebe más y no esta en crisis su poder, después de haber bombardeado un hospital materno infantil.
En plena guerra el Vaticano acaba de sacar un nuevo manual de moral sexual que cuestiona el valor social de los homosexuales y los peligros del amor libre, en un contexto en que, los capellanes castrenses italianos se plantean si se pueden seguir celebrando la eucaristía en ese ambiente militar, donde la violencia no solamente es rechazada, sino sacralizada y bendecida.
Se preguntan estos sacerdotes sino existe una excesiva beligerancia ética, con el hedonismo europeo. Se ha expulsado a bioeticistas de universidades católicas que consideran prudente el uso de preservativos en relación a la epidemia del SIDA y no se expulsa de los centros de formación a políticos y religiosos belicistas que siguen bendiciendo armas.
Se preguntan estos sacerdotes sino habría que exigirles a los gobernantes católicos, que se arrepientan públicamente de su apoyo a la guerra, si quieren ser admitidos en las celebraciones.
En algunos países personajes públicos y conocidos como en nuestra guerra de Malvinas no temen en recurrir a su supuesta condición cristiana para apoyarse en ella como legitimación y justificación de actitudes claramente antievangélicas.
Muchas comunidades cristianas tratan de acotar la angustia de muerte y las precarias culpas del cristianismo mal aprendido. Un lastre histórico puso su acento en una conciencia escrupulosa intoxicada por el puritanismo y no donde la vida era realmente envilecida. No estaba mal decir pobre la señora de Clinton, pobre Mónica Levinski, pero se debe decir pobres los que murieron en Malvinas, pobres los que mueran en Irak.
En nuestro país se pensó que el debate ético sobre la guerra debía ser analizado en el Concejo de Seguridad buscando de esta forma adoptar una postura neutral. Algunos la juzgan como cínica por que en la ley de la selva, de este modo, solo se acredita al más fuerte. El diputado Cafiero destacó que de esta forma 'la postura del Ministerio de Relaciones Exteriores soslaya la cuestión de los derechos humanos del pueblo iraquí y su autodeterminación quedando esta supeditada a una vía, apriori muerta.
Pareciera que los humanos después de una catástrofe que se hacen tan cercana e inmediata por los medios, adoptamos tres posturas para que el sufrimiento nos sea menos lesivo. La de observadores neutrales: 'todos podemos ser causantes de Guerra, nadie es tan bueno o tan malo, igual esto es lejano para nosotros.
Víctimas: los poderosos nos hacen daño.
Victimarios: castigaremos a los malvados; empecemos por aquellos.
Quizás por esto, de un modo simple en estos días, se podía leer por Internet que en India Gandhi lideró la 'resistencia pacífica' y que sin violencia, obtuvo la independencia de su País. Y que siguiendo su camino convendría buscar estrategias no violentas, como no comprar nada de origen estadounidense.
Creo que de esta forma se hace catarsis y se intenta acotar al violento, pero lo que muchos teólogos después del holocausto se preguntan es si ese Dios tan omnipotente del que se habló durante siglos, realmente existe. Incluso, escuché decir, si en el fondo Dios no era como nosotros despiadado y abandónico.
A otros les escuché preguntarse si los políticos que compraron armas químicas a los yanquis para ser Dios, no debieran sentirse castigados, en las nuevas coyunturas por las alianzas que hicieron en el pasado. Pensé: ¿qué tienen que ver los pueblos con sus políticos?, ¿Es tan cierto que somos nuestros políticos?, en realidad ¿castigó Dios o se castigaron ellos?. ¿Castigó Dios a Menem matando a su hijo que vivía inofensivamente paseando?, ¿Es tan cierto, como todavía dicen algunos teólogos, que Dios permitió que mataran a su hijo para salvar a la humanidad?.
Tiene algo de bueno eso de ponerlo a Dios en todos nuestros microemprendimientos pero ¿Dios realmente esta allí?, ¿no habrá que liberarlo de tantas obligaciones macro y microadministrativas? O es que sigue escandalizando a la raza humana un Dios tan débil.
Cuando se dice que el Papa sufre por el dolor de la humanidad, a mí me viene la pregunta ¿Cuánto dolor real hay por amor y cuánto por no haber querido renunciar?, ¿Sirve, de cara a las injusticias que hay que denunciar, un Papa con poca movilidad?.
Si lo que importa es quedarnos en el poder ¿no tendría que haber premiado el Papa a Aznar por sentirse cerca de Dios pacificando al mundo?, ¿no tendría que premiar a Bin Laden y a todos los que se sienten con ganas y con proyectos de transformación sin medir costos?.
En realidad, nunca entendí por qué el Papa y su nuncio español en Argentina -que vive en un palacio arzobispal de avenida Alvear- tienen que creer en el poder transformador de los pobres. En un sano pluralismo, cada cual apuesta al mayor placer.
Y el Papa puede vivir en un museo -viajando cuando lo deja el parkinson- y el nuncio en Recoleta, organizando sus terrenos para que no le hagan un hotel vecino que le reste intimidad y vista. Pero hoy, pocos podrían dudar que fuera más útil para el progreso de la fe ejercer el primado desde Bagdad y no desde Roma.
¿No convendrá que los Mac Donalds se sigan llenando? ¿y que mucha gente que vota a Macri y a Menem sigan pensando que Dios está con ellos por que gana Boca o River? ¿y que realmente les esta yendo muy bien?. También lo creyó Hitler en la Segunda Guerra cuando encontró el apoyo de Mussolini y así se fueron al abismo más rápido.
Todos tendrían derecho de pensar que Dios está con ellos y que no hay mayor placer que llevar sus respectivos proyectos a término. Pero es bueno que en todas la escuelas del mundo los niños se pregunten si Dios puede estar con Bush y con Saddam Hussein y con cada hombre que quiere salvarse salvando. Sirven las guerras para sumar preguntas pero esto no nos quita la responsabilidad para que llegue el día en que podamos poner presos a los que invaden o comprometen la autodeterminación de otros pueblos, aunque haya que esperar décadas.
Creo que es muy bueno al respecto, la unidad conquistada por los países europeos y la dignidad de la postura Chilena entre los países latinoamericanos. Generan orgullo de pertenencia al género humano y esas posturas presagian un consejo de seguridad en el futuro menos vulnerable.
Todos nos podemos sentir instrumentos de nuestro precario Dios, pero es probable que por el modo en que hemos sido educados en un placer tan tóxico, sean mas transparentes de El, los Gandhi, Luther King y Mandela, que los Bush, los Menem y todos los importadores y vendedores de armas.
Creo que el gran efecto de la erosión que dejó el neocapitalismo de estos últimos años fue la creencia de que Dios realmente estaba con los ricos. Habrá gente que muere como los escudos humanos para demostrar lo contrario; que solo tienen vida en abundancia los que dan su vida por los pobres, independiente que les vaya bien en los negocios a los republicanos y quieran en algo rectificarse.
Discutir que cristianismo es el mas decadente si el de Tony Blair, Bush o el del rey de España es una discusión ociosa, para seminaristas aburridos. Creo que si se lentifica la evolución humana, es porque no se entiende el Dios de Jesucristo y no nos damos cuenta que poder bruto no es fuerza interior y mucho menos fuerza del Espíritu. Y que por eso los que hoy ríen mañana pueden llorar, y viceversa. Creo que todos estamos unidos a Dios, pero que sólo lo pueden hacer evidente, los que tienen autoridad y ésta la dan los sabios de los pueblos.
En épocas del circo romano, hubo gente que murió mártir para decir que el emperador no era Dios. Yo creo que en este siglo conviene creerse y armarse de coraje y de paciencia para decir que todos -también el emperador- somos Dios.
Como enseña una máxima taoísta: 'El hombre sabio contempla lo inevitable y decide que no es inevitable. El hombre común contempla lo que es inevitable y decide que es inevitable'.
Por eso, metafóricamente, no me extrañó que la mayor resistencia que tenía la derecha republicana belicista estuviera en San Francisco y no en Bagdag. Aquel arquetipo sigue iluminando como en Gubbio ante el lobo asesino. El mayor milagro no fue que el lobo bebiera la leche que le daba el santo, sino que los habitantes de ese pueblo creyeran en el poder trasformador del amor que tenían ellos.
* El Dr. Leonardo Belderrain es Profesor de Etica Empresarial del Instituto Superior de Formación Técnica de la Universidad de Plata.
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