17 de marzo

23 de febrero del 2003

Repercusiones del informe Blix

Isaac Bigio
Analista Internacional

El informe de los inspectores de Naciones Unidas dado en el día de San Valentín ante el consejo de seguridad de Naciones Unidas no ha llenado las expectativas del bando Bush-Blair.

Hans Blix reconoció que Hussein ha venido adoptando una postura más colaboradora aunque queda pendiente aclarar la cuestión de los gases Antrax y VX, y la posibilidad que haya mísiles de largo alcance. Bagdad ahora permite cuestionar científicos irakíes sin presencia de funcionarios saddamistas y que se realicen vuelos de inspección de aviones estadounidenses. Horas antes de dicha presentación Hussein decretó la prohibición del desarrollo o comercio de armas de destrucción masivas. Mohamed ElBaradei admitió que ninguna evidencia indica que Irak haya resumido su programa nuclear.

Según Colin Powell Hussein sigue jugando con engaños. Para él ha de resultar difícil encontrar pruebas sobre las armas de destrucción masivas en un territorio tan grande como Irak y con un régimen tan autoritario y secretivo. Para Blix las evidencias mostradas por Powell hace una semana no prueban mucho ya que los movimientos de vehículos en las fotos aéreas expuestas pueden deberse también a cambios rutinarios. Para Dominique de Villepin, representante galo ante Naciones Unidas, dicho informe confirma la visión de su gobierno en sentido que es posible desarmar a Hussein sin recurrir aún a una invasión.

Los halcones se encuentran en una difícil situación. Washington quisiera desencadenar la captura de Irak aunque lo hiciese sin el respaldo de Naciones Unidas. Mas, de hacer ello se pone en riesgo una serie de alianzas y a sus propios aliados. Muchos opositores demócratas cuestionarán a Bush de ir hacia un unilateralismo que fomentaría el anti-americanismo, el terrorismo y el socavamiento de Naciones Unidas.

Blair ha venido siendo el mayor socio de Bush, al punto que Mandela le ha tildado de ser su canciller. Sin embargo, él está en la posición más incómoda. Un 90% de la opinión pública británica no comparte ir a la guerra sin la ONU y la mayor parte de la base laborista es reacia al nuevo conflicto. Blair, no obstante, concibe que es imprescindible mantener el eje intervencionista Washington-Londres que él cree ha venido siendo el motor del reordenamiento mundial en la ex-Yugoslavia o Afganistán. Su carrera política puede estar en juego si él decide seguir a Bush en un ataque unilateral.

El consejo de seguridad de Naciones Unidas cuenta con 15 miembros de los cuales 5 son permanentes y tienen derecho a veto, y los otros 10 son nominados por la asamblea general para ocupar sus puestos durante 2 años. Hasta el momento solo 2 miembros permanentes (EEUU y Reino Unido) y 2 provisionales (España y Bulgaria) están por un ataque preventivo. Los otros 3 miembros permanentes (China, Rusia y Francia) apoyados por Alemania y Siria (miembros transitorios) piden que a la comisión se le de más hombres, contingentes armados y tiempo. Chirac amenaza con utilizar su veto. Ante la eventualidad de que esto ocurra Blair ha sugerido que tal vez podría pedirse una simple mayoría en el consejo de seguridad si es que hay un veto irracional.

El problema es que el Informe Blix ha dado a Francia, Rusia y China argumentos racionales para evitar una confrontación que éstos tildan de prematura y tal vez innecesaria. Por otra parte resultaría difícil a otros miembros provisionales (como Angola y Chile, que se reclaman socialistas y antiimperialistas) el poder votar por una pronta acción bélica. Los intervencionistas pueden albergar ilusiones en conquistar una leve mayoría con los votos de México, Guinea, Camerún y Pakistán.

Tomado de www.mbr200.com

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