17 de marzo

8 de marzo del 2003

BUSH A LA CONQUISTA DEL MUNDO

Las tribulaciones del emperador

Ernesto Carmona

El emperador está enojado. El mundo ya no quiere hacerle mucho caso. Hay una buena dosis de cansancio ante tanto capricho y veleidad. La ruptura de los compromisos contraídos en Kyoto fue sólo un comienzo. Después vino el esfuerzo, todavía inconcluso en el planeta, por hacer convivir la enseñanza del 'creacionismo' con la teoría de Darwin, por lo menos en la educación primaria y en el natal Estado Texas.

Sus acólitos incondicionales curiosamente son jefes del estado en los países que corresponden a los tres imperios más poderosos -y crueles- del pasado. Claro que cuesta imaginarse a José María Aznar como si fuera Carlos V, Silvio Berlusconi no se parece en nada a Augusto, pero es más fácil pensar a Tony Blair como la casquivana Isabel Tudor, la reina 'virgen'.

Y el emperador, ¡claro!, es Calígula, el mismo que nombró senador a su caballo. Con Mesalina no hay problema. Casi todas ya están en la corte, o sea en el Consejo de Seguridad. Por lo menos allí hay dos del continente, Vicente Fox y Ricardo Lagos. Por la boca apoyan la paz... con el lenguaje de la guerra, la paz de los cementerios. Bulgaria se prostituyó de frente. Falta saber cómo se venden Guinea y Camerún. Hay pocas dudas de qué harán Angola y Pakistán.

Al igual que el joven Calígula, el novel emperador primero tuvo su afición por el copete (alcohol) y por falopero (droga) conoció brevemente las rejas de su Texas nativa, todo esto antes de hallar el buen camino que le abrió la profundidad de su secta religiosa (de extrema derecha). Y cuando descubrió que 'Dios no es neutral', porque está de su lado, se lanzó con bríos a la política. No se toman decisiones si antes el gabinete en pleno no reza por lo menos unos 20 minutos. Aunque es cowboy no tiene un caballo tan capaz como el senador Pisistrato, pero el ex capitán Colin L. Powell hace lo que puede, desde su legendario informe favorable a la masacre de My Lai-4 (Vietnam, 1968).

Si hay guerra, no habrá más Naciones Unidas. Falta saber si el emperador conquistará al resto del mundo para imponerle la barbarie de su religión integrista y, a la vez, venderle mercancías 'made in USA' (bombitas, cañones y demás baratijas, porque las grandes, las 'de destrucción masiva', son de uso exclusivo suyo y... de Israel, el elegido). Falta saber que hará con el planeta porque tiene la opción de destruirlo, así como le achacan a Nerón el incendio de Roma. Pero si quiere gobernar y ...vender, tendrá que ocuparlo a pie, como ya lo hizo el macedonio Alejandro. Y de infantería aparece mucha gente en los caminos.

El emperador está taimado. No encuentra la buena senda para remontar la recesión en su país. Lo desconcierta haber bajado al 40%, le disgusta que aparezca más gente en su sendero luminoso (ayer Robert Kennedy abrió la boca en el Senado, la Hillary Clinton sigue muda) y no entiende por qué sus 'aliados' lo están dejando solo. Ya pocos 'lo admiran'. Habla con el ceño fruncido para seguir con sus célebres sentencias, aquellas al estilo de 'Si esto fuera una dictadura, todo sería mucho más fácil, por supuesto siempre y cuando yo fuera el dictador' (CNN, 18 de diciembre de 2000) . Un emperador enrabiado es peligroso como un mono con hojilla, con todo respeto por los primates y la tan útil Gillette. Después de Irak, ¿qué más querrá hacer el emperador?

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