UNIVERSIDAD LA REPUBLICA
SOCIOLOGIA VIRTUAL
ESCUELA DE SOCIOLOGIA
Número 4. Junio 2001
"ESTRATIFICACION DE GENERO:
Desigualdad de las mujeres en relación con los hombres, en el acceso a los niveles superiores de las estructuras organizacionales de las entidades académicas - universitarias de la sociedad chilena ."
* Socióloga, Directora de la Escuela de Sociología de la Universidad La República.
** Socióloga.
Antecedentes generales
El tema a exponer en el presente encuentro interdisciplinario de mujeres y desarrollo, surge de las notables diferencias de participación que se observan entre los hombres y las mujeres, en las estructuras superiores de los diferentes ámbitos sociales.
En todas las sociedades se encuentra presente algunos patrones culturales, siendo uno de ellos la estratificación, que significa desigualdad. Esta desigualdad o lo que algunos autores prefieren denominar diferenciación, ocurre en los diferentes espectros sociales; en el político, económico, religioso, educacional; todos ellos a su vez cruzados por la dimensión de género. El género se define como "el producto de una estructura histórico-cultural jerarquizada, que coloca a la mujer en una posición de inferioridad y subordinación en relación con la superioridad y dominación del varón" (Serie Mujer y Desarrollo, 1993;pág.9)
Para aclarar los elementos que determinan la existencia de este universal cultural, vamos a citar los planteamientos de Max Weber. Este autor propone que la diferenciación social esta dada básicamente por tres factores que se distribuyen de manera desigual entre los miembros y grupos de una sociedad, estos serían; la riqueza, el prestigio y el poder. A partir de esta definición y al observar la realidad de las mujeres con relación a la de los hombres descubrimos una estratificación de sexo/género, puesto que, estos tres factores se distribuyen de manera desigual sobre unos y otras. "Un sistema de estratificación de género existe cuando las desigualdades sociales están institucionalizadas de modo tal que las relaciones entre hombres y mujeres sean diferentes, tanto en el ámbito privado como en el ámbito publico"
El planteamiento anterior se corrobora en el hecho de que tradicionalmente han sido las mujeres las que se han posicionado en ocupaciones secundarias e inferiores a las ocupaciones preferentemente "masculinas". Siendo de esta forma los hombres quienes se ubican en cargos de mayor remuneración, prestigio, y poder, son ellos los que se "apropian" de las instancias de poder de la sociedad. Si bien, se reconoce que con el pasar del tiempo éstas se han ido compartiendo, siguen actuando de manera desigual en términos de recompensas y oportunidades de acceso.
Cuando se observa la situación de las mujeres se descubre que el tema de la situación social de la mujer y su participación en el proceso de desarrollo de los países latinoamericanos ha ido adquiriendo una creciente importancia en los últimos años. Dentro de este podemos señalar la creciente participación en el mercado laboral. Sin embargo, persiste la desigualdad estructural de la sociedad, lo que se traduce en falta de oportunidades y equidad en el acceso al empleo y los servicios básicos, al poder y la toma de decisiones en todos los niveles jerárquicos. Esta situación ha estado presente en todas las épocas, no obstante, el grado de distanciamiento entre ambos (mujer y hombre) ha variado a través del tiempo, esto producto de las luchas sociales por lograr posicionar a las mujeres de mejor manera y llegar a la igualdad de género.
En los últimos años las mujeres han irrumpido en ocupaciones que antes eran sólo para hombres. Un numero creciente de mujeres se esta convirtiendo en abogadas, medicas, ingenieras, catedráticas, entre otras. Pero sucede que cuando las mujeres ingresan en campos de prestigio y alto pago, por costumbre lo hacen desde las posiciones más bajas de pago, autoridad y estatus, que los empleos de los hombres en el mismo campo (ver cuadro en anexo). A lo que se agrega que cuando las mujeres entran en gran numero a una ocupación, generalmente el pago y el prestigio disminuyen.
..."Los mundos laborales de hombres y mujeres son muy diferentes o desiguales en términos de poder, pago y prestigio. En algunos casos industrias y ocupaciones completas están dominadas por un sexo y otro (minería, textil). En otros casos las mujeres y hombres trabajan en el mismo lugar pero tienen puestos diferentes; "los hombres dirigen la oficina, mientras que las mujeres ayudan en la oficina" ... (Gelles 1996;pág. 333)
Los estudios realizados, al respecto, en países desarrollados revelan que las mujeres que se abrieron paso hasta el tope de las escaleras corporativas sienten un "techo de cristal", que actúa como obstaculizador de la movilidad vertical ascendente, sienten que a los hombres o ejecutivos de mayor edad como a los jóvenes les incomoda su presencia, por razones típicamente machistas (conversaciones restringidas, practicas de recreación etc.). Estas ejecutivas chocan con barreras tan sutiles como invisibles. En términos generales, las mujeres son empleadas como auxiliar de oficina, asistentes de dirección, coordinadoras; siendo excluidas de puestos de mayor autoridad Y aun cuando lo hacen ellas ganan menos (30%-40%) que los hombres en todo el mundo. "Las mujeres están ausentes en los recintos de poder, de lo político y de la toma de decisiones, aunque las mujeres componen más de la mitad de la población mundial, menos del 5% de los jefes de Estado, de corporaciones y directores de organizaciones internacionales son mujeres. En promedio el 10% de las representantes parlamentarias son mujeres en el mundo" (The World's Woman 1940-1990, Trends and statistics, citado en Gelles Pag. 363-64). Ello confirma nuevamente que "las mujeres se concentran en los niveles de menor jerarquía de cada ocupación lo que significa que son puestos de trabajo peor remunerados y más inestables" (Abrahamo, 1993 citado en Arriagada,1997;pág 23). A lo cual Pollack agrega "las mujeres y los hombres tienden a concentrarse en determinadas ocupaciones, categorías ocupacionales y posiciones ocupacionales. Produciéndose una segregación ocupacional, y a la vez una serie de desigualdades en la forma de inserción laboral de hombres y mujeres. Los hombres no solo tienen ingresos mayores sino que además tienden a desarrollar los puestos de mayor jerarquía (1997; pág. 44). La autora citada continúa señalando que en todos los países las mujeres reciben ingresos inferiores a los de los hombres, diferencias que se acentúan a medida que el nivel de escolaridad aumentan. (ídem; pág. 59). Esto revela la existencia de una brecha salarial, lo cual es una practica de discriminación de género en el trabajo. "La mayoría de las mujeres latinoamericanas participan en el mercado de trabajo, con niveles educativos altos e ingresos muy por debajo de los percibidos por los hombres, cualquiera sea el nivel de instrucción considerado. (Arriagada, 1997; pág.18)
En un diagnóstico realizado por la Unidad de Mujer y desarrollo de la Cepal acerca de la participación de las mujeres en la toma de decisiones y en el poder en la vida publica y privada, se encontró la presencia de los siguientes obstáculos para lograr una participación equitativa en los espacios de poder: I. Existencia de una estructura institucional, social y cultural que impide el acceso de las mujeres al poder en todos los ámbitos II. Persistencia de patrones y estereotipos culturales que reservan la función publica a los hombres y asignan exclusivamente a las mujeres las tareas y funciones domesticas III. Falta de instrumentos jurídicos y carácter limitante de las instancias en que radica el poder IV. Permanencia de mecanismos de discriminación explícitas e implícitos en las instituciones sociales y políticas
Refiriéndonos a la realidad chilena, el 51,3% de la población está constituida por mujeres. Cifra que muestra el predominio numérico de la mujer en la sociedad actual. La mujer chilena tiene una historia de lucha y protagonismo, que va adquiriendo cada vez mayor importancia, esto se refleja por ejemplo en su participación en el ámbito del trabajo. Sin embargo siguen siendo un grupo minoritario, puesto que son tratadas de manera diferencial y desigual en la sociedad, ya sea por sus características físicas o culturales.
Como señala Hola E et al, que aun cuando se han producido cambios en los últimos 20 años en nuestro país: "ellos no se han reflejado de manera significativa en la incorporación de las mujeres en los niveles de decisión. Es decir "el sistema de dominación de género no ha sido alterado sustancialmente, las mujeres son segregadas y devaluadas socialmente" (pag.12 Mujer, Poder y política; nuevas tensiones para viejas estructuras). Lo que se confirma en el numero bastante inferior de las mujeres en relación a los hombres, en las filas parlamentarias, al igual que en el poder judicial, ministerios, partidos políticos, cultos religiosos. "Si bien se reconoce casi unánimemente que las mujeres están hoy presentes en el espacio social, no es igualmente unánime su reconocimiento como actor social con capacidad de incidir" (Hola E. et al, CEM; pág.72)
Muñoz A. señala que en nuestro país..."la mujer, ha constituido un segmento o categoría residual al margen de otras determinaciones que no sean aquellas que la sitúan básicamente como dueña de casa, ampliando la distancia social entre el status relativo de las mujeres y hombres debido al reforzamiento de los valores que restringen a las mujeres a su rol reproductivo en lo privado, o bien a trabajos parciales, temporales ...cuyas características principales son; secundariedad, complementariedad, descalificación". (Mundo de la Mujer, 1991; pág. 206). Actualmente las mujeres trabajan fuera del hogar, y se han posicionado en el denominado ámbito publico, el cual por muchos años fue un espacio exclusivo para los hombres. Ello no significa que las mujeres hayan dejado de lado o no realicen roles domésticos, sino que más bien, ejecutan ambos. De esta manera las mujeres están situadas en ambos ámbitos, lo cual las lleva a realizar un doble rol (madre y esposa "privada" v/s profesional/trabajadora "publica")
Respecto a las características que presenta el trabajo remunerado..."un tercio de la fuerza de trabajo chilena está constituida por mujeres que contribuyen, desde diversos sectores, al crecimiento económico del país. En los últimos años la tasa de participación de las mujeres en el mercado de trabajo ha crecido significativamente y la población activa femenina aumentó un 83% entre los años 1970 y 1990. Sin embargo, la mujer trabajadora enfrenta, con mayor frecuencia que el hombre los siguientes obstáculos; dificultades de acceso al mercado laboral, segregación en el mercado de trabajo, precariedad de las condiciones de trabajo, discriminación salarial, ubicación en ocupaciones de menor calificación (SERNAM, 1996; pág. 37)."Un factor de vulnerabilidad con claro sesgo de género se produce en las practicas discriminatorias- abiertas o encubiertas de contratación, remuneración y movilidad horizontal; actuando como obstáculos que restringen las oportunidades económicas de empleo y profesionales de las mujeres" "las trabajadoras enfrentan éstos y otros obstáculos que les impide desarrollar su potencial personal"(ídem; pág. 26) La información expuesta en los párrafos anteriores fundamenta la afirmación que señala que en nuestro país existe una división social-sexual del trabajo que desfavorece a las mujeres. La situación laboral de las mujeres se caracteriza por ser bastante perjudicial para su bienestar. Lo que resulta de una combinación de factores tales como; menores remuneraciones, jornadas de trabajo superiores y desigualdad de oportunidades a la movilidad vertical ascendente en relación a los hombres en los mismos contextos. Como señala Barbieri T. estaríamos insertos e insertas en una sociedad machistas que se caracteriza por ser una "forma de organización social y de ejercicio del poder de dominación masculina donde si bien las mujeres existen como sujetos con algunos derechos y espacios de autonomía, estas se encuentran en condiciones de mucha indefensión. (citada en compendio de género y políticas sociales, 1998; pág. 164). Las esferas de poder de la sociedad, tienen un marcado carácter masculino.
Planteamiento del Problema
Los antecedentes anteriores revelan que las mujeres estamos en condiciones desfavorables en relación a los hombres en todos los ámbitos de la realidad social. Lo que se hace evidente en el campo laboral remunerado, tanto en las actividades que se realizan como también en la ausencia casi total en los niveles superiores de las estructuras organizacionales del área privada como publica. Las mujeres participan, en términos cuantitativos, muy poco en los procesos de toma de decisiones de trascendencia. No tienen mayor injerencia en los asuntos de primer orden sino que están relegadas a posiciones de menor importancia en términos de poder, tanto en ocupaciones que exigen un alto grado de escolaridad como en aquellas que exigen un grado menor de escolaridad, acentuándose en la primera de ellas. Este ultimo antecedente sugiere que en aquellas ocupaciones que significan una cantidad de recompensas superiores, la desigualdad es mayor entre los sexos/géneros. De ello, surge la inquietud de saber qué tan generalizado esta situación; ¿se encuentra presente de igual manera en todas las esferas de la sociedad? O ¿encontraremos diferencias considerables entre ellas?. Esta ultima interrogante nos hace pensar en posibles instancias que estén exentas o bien presenten este fenómeno pero en una medida bastante menos significativa, lo cual estaría definido por las características que, teóricamente, presentan estas instancias. Luego de hacer una reflexión, escogimos las entidades de educación superior, vale decir, las Universidades. Espacios que por definición debería existir flexibilidad, igualdad y universalidad. Al respecto nos preguntamos si en ellas se reproduce el modelo cultural dominante de desigualdad de género, ¿las estructuras superiores de éstas, se encuentran efectivamente, dominadas por hombres? ¿en qué medida?.
Metodología de Trabajo
Para responder nuestras interrogantes utilizamos fuentes secundarias de información. Específicamente, revisamos los registros de la agenda Silber (Directorio de Instituciones de Chile; Abril de 1999). Y la información existente en las páginas Web de las universidades del país, vía Internet. Se trabajo con los niveles superiores de las estructuras organizacionales de las entidades universitarias. Vale decir, Rectoría, Pro-rectoría, Vice-rectoría, Decanatos, Dirección de Departamentos o Escuelas y Secretaría General.
Universo de Estudio
La unidad de análisis escogidas fueron las universidades del país, tanto aquellas que pertenecen al consejo de rectores, como las que son privadas. El total de la población estudiada fue de un total de 63 casos.
Resultados de la Investigación.
El análisis de la información reveló la presencia de un fuerte predominio masculino en todas las posiciones superiores de la pirámide organizacional. Disgregando por cargo se encontró que las Rectorías están dirigidas por hombres, exceptuando en cuatro universidades que son las siguientes:
1. Gabriela Mistral, 2. Vicente Pérez Rosales 3. Internacional SEK y 4. Iberoamericana de Ciencias Y Tecnología.
Las Pro-rectorías de las universidades están igualmente dominadas por hombres, exceptuando por un caso que es ocupado por una mujer de la Universidad de las Américas.
Por su parte, del total de las universidades analizadas, sólo ocho mujeres son Vice-rectoras de las siguientes universidades: 1. Universidad Bernardo O'Higgins 2. Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación 3. Universidad San Sebastián 4. Universidad Vicente Pérez Rosales 5. Universidad ARCIS 6. Universidad La Serena 7. Universidad Católica de Valparaíso 8. Universidad José Santos Ossa
Respecto a quiénes se posicionan de manera dominante en los Decanatos de las universidades, se descubrió que de un total de 239 cargos, sólo 17 son ocupados por mujeres. (ver cuadro en anexo).
La realidad anterior se repite en la Dirección de los Departamentos y/o Escuelas. Se observó que de un total de 539 cargos, menos de la mitad (179) son ocupados por mujeres. (ver cuadro en anexo). Hay que destacar que este es el cargo de "menor" jerarquía de las capas superiores de las estructuras organizacionales de las universidades del país. Por último, se confirma que en las Secretarías Generales de las universidades de un total de 51 sujetos, sólo 10 de éstos son mujeres. (ver cuadro en anexo)
Conclusiones, reflexiones y comentarios generales.
Podemos concluir que como el resto de las esferas de la sociedad, también en las universidades se reproduce el modelo de dominación masculina, lo que se refleja en la ausencia casi total de las mujeres en las estructuras de poder, en relación a la presencia de los hombres. Sin embargo, estos resultados no sorprenden, ya que la presencia de algunas señales en nuestro diario vivir delatan esta realidad. Por ejemplo, cuando escuchamos, a través de los medios de comunicación de masas (generalmente programas radiales), debates entre los candidatos a la rectoría de una universidad nos percatamos de inmediato que todos son hombres. ¿Quién ha escuchado o ha estado en presencia de debates donde participen mujeres como candidatas a la rectoría?.
Esto nos hace preguntarnos ¿qué pasa con las mujeres? Acaso ¿no tenemos los atributos suficientes y necesarios para acceder a los niveles superiores de decisión?. ¿Las mujeres nos sentimos incapaces para ello?. De éstas surgen otras interrogantes tales como; ¿cuales son los criterios reales de selección de autoridades? ¿el ser mujer u hombre afecta dicho proceso?. ¿Estamos en presencia de la creencia de que tales cargos son desempeñados de manera más efectiva por hombres que por mujeres?. ¿O quizás ello es producto del interés de esta categoría social dominante (varones) por mantener sus estatus quo y no ceder a compartir los espacios?.
Todo ello nos empuja a plantearnos ¿cual es el origen de esa discriminación negativa que ha afectado a las mujeres, segregándolas a posiciones inferiores a las de los hombres, en el ámbito publico remunerado?. Algunos autores tienden a responder esta pregunta señalando que ocurriría en base a los mayores costos laborales de las mujeres en relación a los hombres. Lo cual no seria la respuesta más adecuada, puesto que los ingresos que ellas perciben son relativamente menores. Mas bien, como plantea Arriagada I. las explicaciones de la discriminación laboral femenina se encuentran en el género, es decir, en las formas en que las relaciones entre hombres y mujeres son estructuradas socialmente, reestructuradas y, mediante este proceso, transformadas (K. Young 1991).
Es pertinente recordar que a diferencia del sexo, el género es un dato sociocultural que va especificando que un sujeto es masculino o femenino. Siguiendo los postulados de Teresita de Barbieri y Marta Lamas el género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales y culturales, por consiguiente, cruza todos los fenómenos de la vida cotidiana. En otras palabras es una construcción social y cultural de las diferencias sexuales. (apuntes de clases).
Por lo tanto, para entender el origen de estas diferencias que se traducen en desigualdades para las mujeres en relación a los hombres en el acceso a las estructuras superiores de la universidad, debemos escudriñar en las estructuras mentales de los sujetos/as, y de esta forma descubrir regularidades. Para ello, es necesario enmarcar el estudio en un marco teórico (marco de referencia). Por lo cual se expone a continuación las principales corrientes teóricas de análisis de género. La primera corriente teórica que intenta otorgar explicaciones sistemáticas de las diferencias/desigualdades de género, es la denominada "construcción simbólica de género" que es cercana al paradigma funcionalista. La segunda gran corriente es la "construcción social de género" que se distingue por una mirada marxista de la realidad social. Siguiendo los planteamientos de Montecinos S., el primer enfoque coloca énfasis en la construcción simbólica de lo femenino y lo masculino; y el segundo puntualiza lo económico como elemento clave para entender cómo se posicionan hombres y mujeres en la vida social (Decursos, 1996; pág 15).
Específicamente la perspectiva simbólica de género propone que en todas las sociedades existe una asociación simbólica de la mujer con la naturaleza y el hombre con la cultura, prevaleciendo a su vez una valoración distinta para cada una de ellas. Al respecto, Ortner SHerry Plantea que "toda empresa social se ha transformado en el dominio de lo cultural sobre lo natural, provocando en consecuencia el dominio de lo masculino sobre lo femenino". En consecuencia en virtud de que la mujer esta asociada con la naturaleza es "natural" que sea controlada y constreñida.
Estas asociaciones simbólicas se deberían a que las funciones reproductoras de la mujer la hacen aparecer como encerradas en su biología, lo que hace que sus roles estén claramente delimitados al ámbito domestico (debido a su función de reproducción). En cambio el hombre esta relacionado con el sentido cultural de la "creatividad", siendo identificados con el "interés publico", ya que valga la redundancia, éste se mueve en el dominio publico y político de la sociedad. (Montecinos S. en Decursos, 1996; pág 16).Estas asignaciones o asociaciones se transmiten de generación en generación a través de los distintos agentes de socialización, tales como la escuela, la familia, los mass-media, entre otros.
Los planteamientos del enfoque expuesto representan un marco de referencia para la comprensión de la desigualdad de las mujeres en relación a los hombres en el acceso a los espacios superiores de decisión e injerencia, de las entidades académicas-universitarias.
Continuando, con el enfoque alternativo y siguiendo los postulados de Lealock (ídem; pág 16-18), la construcción social de género sostiene que es más importante considerar qué es lo que hacen los hombres y qué es lo que hacen las mujeres y no los símbolos; y ese quehacer está relacionado con la división sexual del trabajo. Se observa a las mujeres no como actoras dependientes de su rol de madre ni sometidas al ámbito domestico, sino más bien como dependientes de su control; del acceso a los recursos, la condición de su trabajo y la distribución de los productos deseados.
Al respecto, la situación de las mujeres en relación con la de los hombres ha variado en el tiempo, lo cual al parecer el punto de quiebre al parecer sería la aparición del sistema capitalista moderno. En consecuencia, el eje central para comprender la posición de las mujeres son las relaciones de producción, siendo ello fundamental para entender las jerarquías socioeconómicas y sexuales.
En síntesis esta corriente propone focalizar la atención en quienes son los grupos que dominan las relaciones de producción, y de esta forma descubrir las relaciones de dominación existentes entre los géneros.
Aparentemente, en nuestra sociedad que esta dirigida por una economía capitalista, son los hombres quienes se han apoderado de los recursos "escasos deseados", lo que les ha permitido dominar y mantener esa dominación a través del tiempo. Al detentar esta "propiedad", ellos han sido quienes han asignado y definido lo "aceptable" y lo "no aceptable" de modo tal que ese orden proteja sus intereses y privilegios como grupos de poder, obstaculizando de esta forma la participación de las mujeres en "sus espacios". Al respecto cabe preguntarse si lo planteado por esta teoría se adapta o explica a la realidad tal como se da. Específicamente: ¿da cuenta de las causas que determinan la baja presencia de las mujeres en las capas superiores de las estructuras organizacionales de las universidades?.
Propuesta
La información expuesta nos permite recalcar la importancia de llevar a cabo estudios dirigidos a identificar los factores que inciden en la presencia de este escenario "discriminatorio".
Para ello es recomendable estudiar las subjetividades a través de técnicas cualitativas que nos permiten excavar profundamente en las construcciones mentales de los actores y actoras sociales y contar con información valida y confiable que nos permitan identificar los elementos simbólicos o sociales que establecen las diferencias entre hombres y mujeres en el ámbito social en general y académico en especial. Consideramos que la Universidad debe ser un espacio con oportunidades igualitarias para hombres y mujeres en el acceso a las estructuras de poder, ya que con ello se logra avanzar en forma democrática y con pluralismo hacia una construcción social menos discriminatoria acerca de la posición de las mujeres en relación a los hombres.
Bibliografía.
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