ERES COMO
LA BRISA
Eres como la
brisa
que apenas si se nota,
pasas,
y ya no estás,
sólo un escalofrió
has dejado en mi cuerpo,
un poco de añoranza
de un amor imposible,
algo que pudo ser
o tal vez ya
ni eso.
Sólo un suave murmullo,
una nota lejana,
un recuerdo fugaz,
de pronto alguna lágrima
que asoma por mis ojos
y se quiere escapar.
Fue un error
conocernos,
lo admito aún que me pese.
La bruma se despeja,
todo se desvanece
al mirarnos de frente.
¡Y yo
que té había hecho
mis mejores canciones,
mis mejores poemas!
También te había dado
todas mis alegrías,
mis grandes ilusiones.
Ya solo queda
eso,
una vaga ilusión.
Dentro de mis sentidos
tu imagen está hecha
un poco de memoria
y otro poco de olvido.
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Me miro el niño
Por los ojos se le va la
vida.
La vida, acostada en sabanas blancas,
se fundía
en un molde de huesos
dejando la huella
de la tibia saliva.
Me miró el niño.
Voló la sonrisa,
saltaron los peces
de sus niñas secas,
jugando en su mente
los brujos, las hadas.
hombres de armaduras
con ruidos de lata
matando dragones;
enanos de papel
que saltan en la cama.
Me miró el niño
pidiendo experanza,
como si fuera un juguete
escrito a los reyes
con tinta amarga.
el niño ya esta muerto.
por velas
pusieron claveles
para alumbrar su cara.
Un rozario recorre su cuerpo.
Río frio y transparente
haciendo presa
en sus manos cruzadas.
El cilencio encoge los cuerpos.
Alguein,
en un pasillo sin ventana,
con la boca amarga,
se quema los dedos.
con la lumbre del cigarro,
luciergana de vida tan corta
como el de la caja blanca.
Miro yo el niño,
esperando su mirada.
sólo el rumor de un rosario.
Afuera,
el crugir de la helada.
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Tu
saliva en mi saliva
Miel de la
aveja reina
que se esconde entre hexágonos
de paredes de blanca cera.
Tu saliva
en mi saliva.
Olor que corta el aire.
Estera de plumas de ave.
Agua que es casi nieve
en la solana.
Tu saliva
en mi saliva.
Respirar entre dos tiempos.
Quemar la boca
quemando el incienso
con hojas de menta y albahaca.
Tu saliva
en mi saliva.
Calenturas en los labios
que se agrientan con el viento
que ya seca la garganta
del hablar sin las palabras,
buscando la boca al tiento,
teniendo
tu boca en la mía
sin saber que estoy tejiendo
los hilos de un cuerpo dulce
que se funde,
que se apaga.
Tu saliva
en mi saliva.
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