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He aquí la sabiduría transmitida de generación en generación, recibida por la sin par Motea Corazón Africano y que el humilde comensal admirado Toásiyé tiene el gusto de presentarles.


La preparación del plato exige dotes culinarias pero no es dificultosa, la carne de antílope o el cebú le van bien, pero aquí presentaremos una versión internacional.

  Ingredientes

Se colocarán sobre la mesa de la cocina los siguientes ingredientes: Medio kilo de salsa de Bangá (se puede comprar enlatado en tiendas africanas), trescientos gramos de carne de cerdo y trescientos más de cordero en trozos, caracol africano gigante limpio ahumado o fresco ( este ingrediente es potestativo pero no utilizar caracol pequeño), sal, caldo de carne concentrado y cebolla roja picada (también llamada morada).

 

Bangá Soup para seis y para quien aparezca.

Hervir, pero no demasiado y en agua más que suficiente, los trozos pequeños o medianos de cordero y cerdo. Separar la carne una vez hervida y conservar el caldo. Sobre este caldo se vierte el bangá. Se deja hervir durante unos quince minutos o el tiempo necesario para cantar tres o cuatro cancioncillas, seguidamente se añaden: el caracol, las carnes, sal, caldo de carne espeso, cebolla roja picada y alguna cosa que la imaginación y el buen gusto dicten. Se deja continuar la cocción a fuego medio y olla poco tapada verificando que la salsa tiene un espesor muy superior al de una sopa pero menor que el de una masa.

Cinco minutos antes de la hora completa de cocción se añade al pescado ahumado.

El manjar una vez retirado del fuego debe reposar lo posible, toda comida a base de aceite de palma será aún más sabrosa si, preparada la noche anterior se consume a la hora de la comida principal.

El mejor acompañamiento es el plátano hervido y el experto lo prefiere verde. Se hierve el plátano pelado y en trozos grandes a olla tapada y con el agua justa para cubrirlo, unos siete minutos. No se debe añadir sal.

También se puede acompañar de arroz, p asta de fariña de mandioca; Garrí o arroz.

 

Aunque hoy en día se pueden encontrar enlatada la salsa de bangá (palmiste), miaká en voove, no está de más conocer el proceso natural al completo:

El fruto, palmiste, se debe recolectar bien maduro, con ese su color rojo y anaranjado, de la palmera aceitera. El siguiente paso es hervirlo hasta que la cobertura de las semillas quede bien blanda, seguidamente se muele con el eficaz mortero africano y no de otro modo pues sería faltarle el respeto a la palmera; voovila en voove. Del palmiste machacado se separa la semilla en un recipiente con la ayuda de agua tibia y se conserva para otros fines que se explicarán. Seguidamente se frota entre las manos la pulpa resultante para liberar las hebras, estas hebras deben ser retiradas con mucho esmero y porqué no con la ayuda de un colador para que no quede fibra alguna en la salsa, tales hebras bien escurridas luego servirán como yesca. Retirada el agua sobrante nos queda la pulpa del fruto de la palmera aceitera o bangá.

Las semillas una vez liberadas tienen muchos usos, de la pulpa interior similar a la del coco, se obtiene un aceite claro ideal para hidratar la piel, la cáscara sirve de combustible y la hebra seca, ya lo explicamos, sirve de yesca para encender el fuego con las piedras tradicionales.

 

Buen provecho y a comer con las manos, no perdamos las buenas formas