Guinea
Ecuatorial en el nuevo milenio:
EL ROL
DE LA INTELECTUALIDAD GUINEANA EN EL PROCESO DEL CAMBIO DEMOCRATICO
Resumen
El mundo está cambiando, y con él las
sociedades abiertas al fenómeno del cambio se preparan también para ponerse a
la altura de las circunstancias. Sin embargo, aquellas parcelas rezagadas y
reacias a la renovación de sus ideas, de sus estructuras sociales, políticas y
económicas están condenadas al ostracismo y al autoexclusión del nuevo
escenario mundial, donde la democracia ya es la conducta a seguir y la
“globalización de las economías y de la información la panacea para acabar
con la miseria del mundo”.
Guinea Ecuatorial es una de esas parcelas donde
hace tiempo su sociedad vive con preocupación una persistente situación de
sumisión y de marginalidad. Sus autoridades políticas están cultivando prácticas
de ética corruptiva, (la institucionalización de la corrupción en todas sus
formas), que el régimen ha bautizado como proceso democrático o “democracia
a la ecuatoguineana”. En Guinea Ecuatorial el lado humano de las relaciones
gobierno- sociedad jamás ha existido, como no ha existido también un verdadero
enfoque de políticas basadas en la búsqueda de la excelencia del hombre y la
mujer guineanos y el orgullo de su personalidad. Se llega a esta situación
debido al tono paternalista y
autoritarista que se
basan las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales en el
país. Es decir, todo se mueve entorno a un sistema centralizado y personificado
en la figura del Presidente, quien “moldea” el statu quo para su
propia complacencia, de su familia y de sus mas allegados. A partir de aquí,
desfallece lo que es el sentido filosófico y político del Estado y con él
toda ilusión de un pueblo por construir un estado de derecho. Una realidad que
rezuma preocupación de la sociedad, que hace obligada la necesidad de un cambio
liderado por nueva generación de hombres y mujeres intelectuales de este
país con una nueva visión en la organización del estado.
Hoy mas que nunca, el corazón de los guineanos
y guineanas late de ilusión colectiva por sobrevivir en medio de un mar de
adversidades y de incertidumbre, y aguarda con paciencia el que llegue un mañana
diferente, de libertad y de prosperidad.
Introducción
Acabamos
de estrenar una nueva era que comienza con el siglo XXI. Atrás queda el siglo
XX considerado como el siglo de los grandes logros en la historia de la
humanidad. Es el siglo de las comunicaciones, de la investigación y del
progreso. Pero también han sido
mil años llenos de tantos dramas que han amenazado por destruir la propia
existencia de la condición humana: guerras mundiales, racismo, el horror de la
bomba nuclear, la proliferación de regímenes autoritarios, la trata de
esclavos y más calamidades. Este es el oscuro balance que se precia a primera
vista ahora cuando nos encontramos todavía en la frontera de la nueva etapa. El
nuevo milenio llega pues con grandes expectativas en el desarrollo humano y sin
dejar aparte cuestiones pendientes a
resolver por la globalidad de los países del mundo.
Temas
como, el deterioro del medio ambiente, la economía mal distribuida, la
creciente miseria de los países del sur, la inmigración, los conflictos
regionales, el terrorismo, etc. deberían ser tratados de forma global. Y sin
olvidar la lacerante lacra de todos los tiempos: la violación permanente y
sistemática de los derechos humanos sobre todo en países donde no crecen las
democracias.
Guinea
Ecuatorial arrastra el drama de la dictadura al comienzo del nuevo milenio.
Guarda en su interior la miseria de sus gentes, el odio interétnico, la falta
de consideración a la persona humana como el fin supremo del Estado; proceso de
democratización truncado, la marginación de la mujer, la corrupción
institucionalizada, la violación sistemática del derecho, la degradación
descontrolada del preciado medio ambiente, etc. En definitiva, este país
conserva del siglo pasado un vergonzoso legado de las impertinencias humanas.
Ante
esta situación, la inquietud no puede ser menos, y nos preguntamos:
¿Qué perspectivas guarda este país para el futuro? ; ¿Qué país
heredarán las emergentes generaciones de jóvenes guineanas/os?; ¿cuál debería
(debe) ser el papel de la intelectualidad guineana en este nuevo milenio en el
proceso de democratización?¿, ¿Qué posición ha de tomar ante una sociedad
guineana a la deriva? Puede que estas inquietudes no trasciendan más allá de
las simples reflexiones, pero las he creído muy oportunas en el momento actual,
pues en mi opinión, despejar estas incógnitas es
tarea de los intelectuales guineanos.
En
efecto, la circunstancia del encuentro de Murcia 2001 nos brinda a
muchos, españoles y guineanos que participamos en el foro, a unos y a otros, la
oportunidad de quitarnos de enfrente por un instante la pantalla del ordenador,
para pasar de una comunicación virtual a otro más real y natural, para
conocernos personalmente y darnos la mano en son de tolerancia, de paz, de
hermandad y de amistad que nos hemos forjado con el intercambio día a día de
opiniones con la ayuda del correo electrónico. La iniciativa es valerosamente
plausible desde el punto de vista de fomentar la cultura del dialogo democrático
para intentar hallar solución de nuestro problema. Si la circunstancia de este
encuentro significa un desafió a la fuerza de la inercia
que nos ha mantenido distanciados durante algún momento de la historia,
también nos puede servir de ocasión oportuna para la reafirmación de la
necesidad de irnos de la mano, como personas que comparten el mismo sentimiento
hacia Guinea y están condenados a coexistir en estos tiempos de globalización,
con el fin de trabajar en el ánimo de conseguir
la reconciliación que los guineanos nos echamos en falta a la hora de
relacionarnos para la búsqueda del bien de todos.
En esta tesitura, me precio en aportar aquí una reflexión larga y profundamente meditada en el tiempo, surgida a partir del convencimiento de que, si en Guinea Ecuatorial las relaciones humanas se sostuviesen desde el dictamen de la razón y del profundo sentido humanitario, (como lo llevamos en el foro) sería posible construir una sociedad con menos drama que la actual, y se lograría una existencia armónica y fraternal entre los guineanos. Pues, lamentablemente, el mundo asiste hoy expectante cómo en Guinea se fomenta el cultivo de la inmoralidad social y colectiva gran venero de la corruptela, de la perversidad, de la falta de amor, de la arbitrariedad, de las injusticias, todo ello versus la utilización de la razón y del sentido común en nuestro país. En definitiva, son prácticas corrosivas habituales en Guinea Ecuatorial, favorecidas por la clase gobernante y ramificadas en un amplio sector de funcionarios públicos, tanto civiles como militares.
Por
eso, huelga recordar ahora que cuando nos prestamos a hablar de la situación de
Guinea Ecuatorial de forma ligera y somera, criticando las infinitas evidencias
de actos de violación
de
derechos humanos, de la falta de transparencia en las elecciones, de torturas,
de persecuciones y algún que otro delirio cometido por el sistema, etc. es
cierto y posible que el ciudadano o el pueblerino, (los desafortunados que
sufren en carne propia el deprimente daño de la dictadura), se harten de
escuchar la misma dicción sin novedades, sin una acción que vaya a acabar con
su sufrimiento. Y es que tiempo hace que espera con vehemencia el fin de la
pesadilla. Espera que alguien le ayude a que amanezca un nuevo día en Guinea
Ecuatorial. Ese alguien que espera el pueblo guineano, en mi opinión, son los
intelectuales guineanos que sienten y comparten el dolor y la miseria que hoy
sufren los hombres y las mujeres de Guinea.
Me
atrevo a afirmar que esa es la “conciencia colectiva de los guineanos”, y no
quiero creer que no es así, y esta idea me induce a hacer una pregunta
decisiva: ¿Cuándo el intelectual guineano con capacidad y sentido de
responsabilidad, quiere profundizar en el análisis de la situación que
atraviesa el país? Partiendo de
esta inquietud personal, pienso que es momento de que la intelectualidad
guineana salga de su prolongado letargo, que sacuda la pasividad que le cautiva
en la impotencia y que se movilice de una vez por todas para dar una solución
contundente a la situación de involución que se encuentra el país. Que estas
palabras sirvan de aliento a hombres y mujeres intelectuales guineanos dispersos
por el mundo, porque creo en lo que pueden aportar en la búsqueda de la solución
del problema, y, creo también en el apoyo que les puede llegar del conjunto de
la ciudadanía guineana de dentro y fuera del país. Pero solo hace falta que
ponga sobre el tapete voluntades y criterios políticos nuevos que reaviven la
ilusión del pueblo guineano y ayuden
a resolver la difícil ecuación: la dictadura.
1. - Solidaridad
y la responsabilidad política y social
Frente
a lo que se predica en Guinea desde el Gobierno, está en claro contraste la
falta del compromiso social y político que pueda mitigar la miseria del pueblo.
(parece que no habrá suficiente petróleo en Guinea que termine con la miseria
de los guineanos)
Por
eso, al margen de toda sensación de satisfacción y de pletóricas
manifestaciones de euforia que provoca la explotación del petróleo en Guinea,
resulta que el tiempo se detuvo hace poco mas de tres décadas. Nuestro
país sigue recalando en el abismo del subdesarrollo y en la perdida de sus
valores tradicionales y culturales, como consecuencia de la ineficacia política
y la nefasta gestión de los gobiernos dictatoriales que hasta la fecha ha
conocido el pueblo guineano. Aquí la naturaleza del Estado se pierde en la sin
razón del sistema y se confunde con una noción quimérica de la política,
donde el derecho y la justicia son auténticos tabúes.
Han
sido tres largas décadas de trasiego de tantos retos frustrados, de promesas
incumplidas; largos días y noches de sangre de guineanos corrida fría e
impunemente; años de lágrimas derramadas traducidos en el drama de miles de
guineanos obligados al exilio, drama de un pueblo impotente relegado a la
marginación, al desprecio y a la miseria crónica. Es el triste balance de la historia temprana de guineanos que
siguen añorando la ilusión y el prestigio dormidos de otros tiempos y el sueño
que, en un momento dado de su vida, se le escapó de las manos: el sueño de la
eterna libertad democrática.
Y para
la desgracia de todos los guineanos, entramos en el nuevo siglo con la
incertidumbre de si recuperaremos algún día
los valores de hermandad, de tolerancia, de civismo social, de
nuestra personalidad como pueblo. Estos nuevos tiempos nos encuentran
desorganizados y pobres de medios de lucha
contra la dictadura. Los guineanos asistimos con desesperación la
debacle
de una clase política con actitud gelatinosa y pueril, una praxis que les hace
incapaz de entender la realidad del cambio político; una camarilla que no ha
sabido encender la llama de la ilusión y de esperanza para conectar con las
aspiraciones de libertad y democracia de la población. Albert Camus, escritor
francés del siglo pasado (murió en el año 1960) dijo: si un hombre
fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo. Queda
claro que ha fracasado el sistema antidemocrático guineano y su servidumbre
feudal y primitivo cegado ante cualquier
idea de cambio.
Y, por
último, los guineanos abrazamos la era de la globalización con una
intelectualidad que no acaba de descubrir que el desdoblamiento y la complicidad
de algunos con la dictadura y la indiferencia crónica de otros ante el drama
del pueblo, no la exime de su responsabilidad política, social e histórica que
tiene para con el pueblo de Guinea Ecuatorial.
Pero
la cuestión inmediata es, ¿cómo cambiar esta realidad factual y caótica para
llegar a darse otra realidad alternativa de un Estado civil de derecho, libre y
democrático? La intelectualidad guineana convencida y comprometida con los
valores democráticos tiene ahora la obligación de poner en práctica su
capacidad y determinación para conseguir la otra esta realidad todavía
ficticia a la que aspira el pueblo de Guinea Ecuatorial. Es evidente que la
solución de la crisis política, así como acabar con los graves problemas que
la dictadura nos ha procurado, exige cambiarnos de actitud, que significa salir
del estado de la pasividad cobarde y cómplice a adoptar acciones y actitudes
valientes y decisivas frente comportamientos perversos. Debemos dejar de
sentirnos pavorosos ante el enemigo y de
ser ajenos a nuestro destino rehuyendo de nuestros problemas, esperando que la
solución venga de terceros. Tenemos que sacrificar esa manera de pensar, de ser
y de estar para no asistir como
espectadores de nuestra propia muerte. Es un modus vivendi que es, al día
de hoy, incompatible con el sueño democrático.
Los
intelectuales guineanos de todos los campos y niveles, están llamados a asumir
el compromiso político y social para con el pueblo, deben trabajar con
criterios de solidaridad y de entendimiento mutuo, con el propósito de crear
una imagen nueva del hombre guineano. Desde este punto de vista, todo indica que
hay que emprender un proceso de aprendizaje. Aprender a ser demócratas exige
que asignemos tiempo para la reflexión, a la planificación y al trabajo en
equipo. Porque integrar una red de gente comprometida no solo implica reunirse,
sino también conversar, leer, enviar y recibir correo electrónico. Y no solo
eso. En nuestro caso, sin tiempo suficiente para la práctica regular de la
habilidad de pensar sistemáticamente o intercambiar opiniones, nunca habrá un
cambio profundo, aun cuando todos estemos interesados en conseguirlo.
Me
embarga la convicción de que nuestro país ya dispone de un capital de
intelectuales suficientemente preparado para asumir retos del cambio. Por eso
creo que la solidaridad de toda la intelectualidad guineana creará lo que se
suele llamar cerebro colectivo que utilizaría la imaginación en lo que
a la gente realmente le importa, lo que estimula su esperanza y alimenta la
convicción de que las cosas pueden cambiar. Estoy persuadido en que la unión
de talentos puede mejor gestionar y liderar un proceso de cambio, saber
manejarlo, motivando y armonizando las diferentes culturales de la sociedad.
Es
evidente que la tarea no se presenta fácil, y cito a Thomas Jefferson, político
estadounidense, quien dijo: “No puede esperarse que los hombres sean
trasladados del despotismo a la libertad en un lecho de plumas”, esto
significa que no hay generosidad para la libertad. Cualquier cambio entraña
sacrificio, entrega y entraña a veces el dar la propia vida, y los héroes no
son sino aquellos que dan sus vidas para conseguir una causa determinada en
beneficio de la comunidad.
Así
pues, fracasada la clase política guineana y debilitado el sistema tiránico, a
todas luces se puede afirmar y esperar que en el binomio intelectualidad
guineana y el conjunto del pueblo guineoecuatoriano está la clave del cambio
político en Guinea Ecuatorial. Es una relación simbiótica que debe darse de
forma obligada e inequívoca en la evidencia de que las dos realidades sociales
comparten un mismo destino insoslayable en la marginalidad
y están obligados a solidarizarse
con el mismo sentimiento nacional, cual es, conquistar la libertad y terminar
con la dictadura. Por consiguiente el compromiso debe ser asumido con el propósito
de tejer un nuevo frente de lucha contra la servidumbre feudal y primitivo que
alimenta el sistema político actual en Guinea.
La
clase intelectual guineana tiene que ser consciente de que el momento es
radicalmente decisivo, porque se trata de conquistar la libertad, este preciado
derecho natural que debe disfrutar todo ser humano. Se trata de salvaguardar la
dignidad y la supervivencia de un pueblo que clama desesperadamente un cambio en
la dirección política del país. Mientras tanto el pueblo de Guinea Ecuatorial
subsiste en su silencio con la esperanza viva de ser un día aquel pueblo que soñó
caminar en la senda de la felicidad, de la fraternidad, de la unidad, paz y
justicia, sabrá ser condescendiente ante la historia y ante el mundo con su
futura realidad política, social, económica y cultural.
La
libertad es un fenómeno esencial en cualquier proceso de cambio, si bien es
cierto que la libertad necesita límites, hay que rescatarla a cualquier precio
por que el pueblo necesita desenvolverse en un ambiente exento de obstáculos e
impedimentos de tipo físico, político, moral, material o psicológico como
ocurre hoy en Guinea. La libertad nos hará sentirnos autónomos y dueños de
nuestros propios actos y eso nos proporcionará más compromiso, identidad y
responsabilidad. En Guinea está ocurriendo un fenómeno extraño, mientras se
persigue a matar al intelectual considerado disidente, se sostiene al mediocre y
al delincuente se le colma de condecoraciones. Esto es una aberración para la
sociedad. Verán, si quitarle la libertad a quien la merece es un crimen, dar
excesiva libertad a un hombre con serias limitaciones es una temeridad que
provoca angustia inevitable. Todos sabemos que la clave del desarrollo de una
sociedad es la libertad. El disfrute del derecho a la libertad en todas sus
formas solo se puede conseguir en una sociedad también libre, abierta, renovada
y democrática. La libertad no es un premio que se otorga gratuitamente a los
hombres y a las sociedades, desgraciadamente, a veces, suele pagarse muy cara.
Por eso al intelectual guineano le queda rearmarse de valor y de ilusión para
acabar con el insulso estado de la
falta de libertades en nuestro país. Es una realidad claramente delictiva con
la que hay que acabar.
Si hay
algo que mucho echamos en falta en Guinea ese es el dialogo. No solo me estoy
refiriendo del dialogo Gobierno Partidos políticos, sino que debe producirse
también dialogo entre la clase intelectual guineana. Para que se
produzca esta premisa necesitamos ante todo una honradez
y voluntad política para los primeros; y otra honradez cívica e
intelectual para los segundos. Mientras falten estos condicionantes es cierto
que mucho tardaremos en establecer vías de dialogo sincero para encontrar
salida a nuestro estancamiento político.
Para
dialogar tendremos que abrir
nuestros corazones y mentes para con condescendencia saber y ser capaces de
recibir y escuchar al interlocutor, sea del color que sea independientemente del pensamiento que tenga. Tendremos que
tender la mano primero como muestra de la sensatez y la honradez. Nuestra
sociedad necesita que se abran espacios para un dialogo político como una condicio
sine qua non para la reconciliación y la democratización del país.
Necesitamos
dialogar para parar el retroceso que ha sufrido nuestra sociedad, acabar con la
desvergüenza de figurarnos en los catálogos internacionales como país
violador de los derechos humanos, país clasificado de alto riesgo para la
inversión del capital extranjero y país de corrupción, En fin necesitamos
dialogar para hacer de nuestro país un rincón del continente africano donde no
quepa la violencia en forma de asesinatos, detenciones, torturas, muertes
misteriosas, persecuciones políticas. Hay que desterrar los malos espíritus de
la desidia, del rencor y del odio que nos amenazan por darle otro rostro a
nuestra hermana convivencia.
Gabriel
Guijosa hablando de diálogo político en un
articulo titulado, diálogos en la aldea global subraya que -si el diálogo
humano, en términos generales, representa una forma de comunicación
interpersonal, entre dos o más seres, en donde se intercambian informaciones,
reflexiones, sentimientos y deseos, con una intencionalidad no necesaria ni
exclusivamente utilitaria, el diálogo político es, en esencia una negociación
sobre intereses. Esta evidente connotación del diálogo político en cuanto
negociación en defensa de intereses no disminuye el valor de esta forma de
comunicación, distinta a la humana o interpersonal no político del diálogo o
comunicación de valores, pero sí la diferencia.-
“La
democracia es el sistema de promoción de proyectos y resolución de conflictos
a través de un ordenamiento legal, de una presentación electoral y de una
división de poderes”. Estoy convencido de que los intelectuales guineanos
albergan un vivo interés porque se
produzca un clima de diálogo entre las autoridades guineanas y las fuerzas
democráticas sin exclusiones porque todos los guinecuatorianos tienen interés
por su país.
“ La
palabra interés-dice Guijosa- ni es peyorativa ni tiene por qué ser
necesariamente economicista. En política hay también personas que piensan y
que proponen, habitualmente desde minorías, el interés porque la sociedad sea
más justa, la corrupción erradicada, la exclusión social integrada, la
justicia justa, la educación universal y de calidad, la sanidad sana y un larguísimo
etcétera”.
El
futuro proceso de dialogo no tiene por qué ser sui generis, la España
predemocrática nos aporta una formula reconciliadora. Como sabemos, la
transición española inventó una nueva formula de dialogo, de entente, para
acceder a la democracia desde la dictadura, con acuerdo y no ruptura entre los
partidos democráticos y
amplios-muy amplios- sectores procedentes de la dictadura, hoy ya no sólo
conversos sino adalides, al parecer, de las libertades. Esta fórmula,
original
y efectiva, posee ya fama mundial: “la transición a la española” y es
imitada, con desigual fortuna, por no pocos países. Pienso yo que Guinea
Ecuatorial, como país colonizado por España, no debería dejar de imitar esta
formula, la cuestión es que abandonemos la soberbia y aprendamos las buenas
tradiciones de otras culturas.
Saber
reponerse después de haber fallado
solo es cualidad de gente sabia y honrada, pero mucho más inteligente es la
gente que sabe evitar tropezarse dos veces con la misma piedra. Esta turbulenta
realidad política que vive el país es, sin duda alguna, resultado de varios
errores que los guineanos venimos acumulando a lo largo de los últimos 30 años
de vida independiente. Es momento pues que pasemos a reflexionar y a indagar las
razones de tanto fracaso político. Para reparar nuestros fallos no existe o no
tenemos otra anestesia que ponernos a trabajar replanteando el tema, analizar la
trayectoria recorrido hasta aquí y ayudarnos mutuamente desde la solidaridad y
el compromiso compartido.
Por
eso, para evitar otro tropiezo después de pecar tanto de errores, conviene
ahora que empecemos a pensar con la cabeza y no con el corazón. Esta claro que
las actuales organizaciones políticas con marcado comportamiento individualista
y demagógico quedan obsoletas y desfasadas ante un sistema enraizado en la
intransigencia. A partir de aquí hay que apostar por una organización real y
seria, es decir darle personalidad nueva y creíble a la causa de lucha contra
la dictadura. En mi opinión esta puede ser la mejor terapia para curar los
errores del pasado y las debilidades de hoy.
“No se puede ir a la guerra sin antes prepararse para la guerra” en
nuestro caso, no podemos pretender acabar con la dictadura sin estar preparados,
sin estar mínimamente organizados.
El
sistema político en Guinea mal o bien esta organizado a su manera, por eso mira
con desprecio a un plantel de intelectuales desorganizado, sin iniciativas y
retraído en individualismos traicioneros; por eso también mira con mayor
desaire a una oposición atomizada y desorientada con objetivos ensombrecidos,
porque el sistema es capaz de confundirla y distraerla para dejarla prácticamente
reducida a nada y sin personalidad. Así las cosas, es evidente que el conjunto
de la disidencia guineoecuatoguineana durante todo este tiempo no ha sido capaz
de definirse decididamente como una alternativa real por una serie de pecados
capitales que más abajo enuncio.
Llegamos
hasta aquí bien curtidos de tantos fracasos de los cuales debemos aprender para
retomar el pulso de la lucha y poder ser una alternativa creíble y responsable.
En cada rostro de los guineanos se deja ver el fracaso, el cual parece que ya se
ha instalado para siempre en nuestra personalidad, ya no parece que el fracaso
es algo pasajero en nosotros. Pero me consuela el saber que, efectivamente el
fracaso es una realidad pasajera. Es ahí donde está el principio de la
libertad que anhelamos los guineanos, porque todos tenemos derecho a
equivocarnos.
Pero
no debemos sentirnos vencidos, quiero que seamos como aquellos que fracasan pero
saben, con coraje y valentía, asumirlo y reconocerlo, que son persistentes
porque son capaces de levantarse y de empezar de nuevo. Son aquellos que vuelan
alto porque tienen capacidad de reacción, espíritu de superación y saben
aprender. Por eso particularmente me gusta la canción de Julio Iglesias que
dice: Vuela amigo / vuela alto, no seas gaviota al volar / La gente tira a matar
cuando volamos muy bajo... fin de cita.
Los
que fracasan como nosotros, son los que llevan fuego dentro y es muy difícil
poder con ellos. Esos son los que ven las oportunidades como un reto. La valentía,
la perseverancia, la voluntad y el optimismo son elementos que siempre les
acompañan y que no les permite dejar
la
lucha. Hay alguien que dejó escrita una preciosa frase, y dice: “HAY DERROTAS
TRIUNFALES A LAS QUE ENVIDÍAN ALGUNAS VICTORIAS” éste es nuestro fracaso.
Pero
nuestro fracaso es algo superable y debe ser un punto de partida, renovación
y de aprendizaje. Hay cosas en la vida que solo se aprenden tras fallar en
ellas. Mirando desde esta perspectiva el errar
ofrece nuevas oportunidades y te da la oportunidad de volver a empezar. Siempre
es, ha sido y será un principio. El fracaso es la escuela del éxito.
Analizando
la naturaleza de nuestro fracaso he encontrado que se entremezclan varios
motivos que, como causantes del fracaso, no dejan de ser partes del ser
del guineano. Bien es cierto que los hábitos humanos son difíciles de
corregir, pero aquellos comportamientos o actitudes que se adquieren por presión
de un tiempo histórico o por circunstancia de un momento determinado, éstos sí
se pueden corregir si el interesado o interesados deciden y ponen voluntad en
rectificar.
Sin
entrar en detalles, los motivos de nuestros fracasos se pueden resumir en los
siguientes términos, cuya rectificación nos permitiría acercarnos un poco al
éxito. Puede que hay más motivos, pero voy a citar unos cuántos: La
improvisación, el déficit de experiencia, el miedo al riesgo o por exceso del
mismo, el miedo al fracaso, una mala gestión, la falta de perseverancia o
constancia, la escasez de recursos o su inadecuación, la falta de planificación
o su inadecuación, errores en actuación, un mal liderazgo, la falta de
disciplina o de normas, el déficit de compromiso, el exceso de individualismo,
la toma de decisiones incorrectas, la falta de creatividad, por competir y no
cooperar, y un larguísimo etcétera.
Este
es el currículum de fracasos de la
disidencia guineoecuatoguinena. El momento actual plantea retos que obligan a
modificar posturas y comportamientos para corregir estos errores identificados.
Conviene confeccionar nuevas alianzas y diseñar estrategias vinculantes para
combatir la dictadura. Porque hacer lo contrario, incierto seguirá siendo
nuestro futuro y seguiremos rebotando de crisis en crisis, esto es de dictadura
en dictadura.
Guinea Ecuatorial necesita un nuevo viraje en su situación política; el momento presente requiere un nuevo devenir en la forma de vida de los pueblos de Guinea Ecuatorial. El Gobierno y los partidos políticos - los tradicionales actores políticos en el espectro nacional – no han sabido gestionar para bien el cambio democrático, por tanto, no han sabido corresponder a las aspiraciones del pueblo guineano, y, a todas luces han fracaso en la responsabilidad de hacer de Guinea un Estado de derecho. Por eso, ante esta realidad, las circunstancias actuales imponen la necesidad de que una nueva realidad política tome las riendas de este deseado viraje político y lidere y gestione el proceso de democratización del país.
La intelectualidad guineana tiene ahora el deber y la obligación moral de asumir la responsabilidad de liderar el cambio y de gestionar una verdadera transición democrática sin violencia para el país. Entiendo que es una tarea innegable por cuanto que la situación política actual ya es insostenible y vergonzosa para el país.
Esta tarea tiene como objetivo crear una nueva cultura de dialogo reconciliador, cuyo núcleo sea la adhesión a los valores básicos del respeto de los derechos humanos y la democracia y la determinación de defenderlos en la vida diaria, lo cual supone establecer previamente algunas pautas de conducta. Porque solo los esfuerzos combinados y compartidos de todos, así como
de educadores, familias, medios de comunicación de masas y de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, es decir todos los agentes sociales y de la sociedad civil en general pueden construir esta cultura de respeto de los derechos humanos y democracia.
Para la creación de una nueva sociedad guineoecuatoriana rica en valores cívico-culturales y respetuosa con la cultura de la democracia y del respeto de la justicia social y del derecho tiene que darse el decidido compromiso de la clase intelectual especialmente con los medios de comunicación de masas en el fomento de la tolerancia y de la libertad de expresión. Sin este aval y sin este apoyo a los medios de comunicación en su papel de defensor de las libertades democráticas, el proceso de democratización de la sociedad guineana y su consolidación estarían llamados al fracaso.
En este caso y para evitar otro tropiezo los nuevos líderes y gestores del cambio democrático en Guinea han de ser personas fanáticas a la verdad que es verdad y a la transparencia, resueltamente comprometidas con la causa de la democratización del país; han de tener aspiraciones claras de dedicar sus vidas para forjar y crear una sociedad guineoecuatoriana renovada en valores morales, cívicos, culturales y tradicionales, sin renunciar en ningún caso sus linajes afro bantú y resaltando en todo momento sus condiciones privilegiadas de hispano africanos como un legado cultural e histórico a preservar para las futuras generaciones de guineanas y guineanos.
ANEXO
LA RECONCILIACIÓN Y EL SENTIMIENTO DE JUSTICIA
Roger Fisher y Willam Ury (autores de uno de los más importantes libros sobre negociación: Getting to yes) propone una receta que, en la práctica, ha dado valiosos resultados que pasamos a comentar:
A. Separar las personas del problema
Nunca se debe atacar a las personas, sólo a las ideas, las propuestas, etcétera, evitando reacciones como:
§ Descalificar a quien nos causa el problema (despojándole de cualquier atributo) difamando creando consenso en su contra.
§ Explicar actitudes problemáticas personales (por ejemplo, presentar al rival como rencoroso u oportunista)
B.
Centrarse en los intereses, no en las posiciones
Hay que evitar los engaños que el propio conflicto crea, investigando al máximo sus autenticas raíces para, una vez descubiertas, centrarnos en ellas.
C.
Inventarse opciones para la ganancia mutua
Para ello debemos tener siempre en cuenta dos axiomas básicos:
§ Lo importante es solucionar el conflicto y no alimentar nuestro ego.
§ Debemos poner en marcha nuestra creatividad para colocar en cima de la mesa el mayor número de alternativas posible que sean ventajosas para ambas partes.
D. Establecer criterios objetivos para la evaluación y el seguimiento
del resultado final.
Normas básicas de actuación
Dicho todo eso, quizá sea bueno establecer unas normas básicas de actuación, que no deben saltarse si queremos llevar a buen término la solución de un conflicto:
§ Recurrir a las amenazas o a la violencia.
§ Atacar el orgullo o la autoestima de la otra parte o de aquellos a los que represente.
§ Despreciar las diferencias culturales.
§ Establecer un proceso de comunicación confuso.
§ Evitar o ignorar el conflicto.
§ Basar todo en las percepciones.
§ Definir todo en ganar o perder.
B. Qué hacer:
§ Encontrar un terreno que permita un vínculo común.
§ Crear en el otro la sensación de que es entendido.
§ Empatizar.
§ Reconceptualizar el conflicto mediante la redefinición.
§ Crear criterios objetivos para la evaluación.
§ Controlar los sentimientos.
§ Inventar opciones equitativas(criterios de justicia)
C. Cómo debo ser frente al conflicto:
§
A. Firme
Para evitar que se aprovechen de mí.
§
B. Justo
Para evitar aprovecharme del otro.
§ C. Flexible
Para establecer una relación de cooperación.
§ E. Amistoso
Para facilitar la cooperación.
§ E. Conocedor de uno mismo
Para aplicar a la otra parte los criterios y normas que me aplico a mí mismo.
Beneficios
Todo lo dicho nos permitirá recoger una serie de beneficios para el equipo, es decir, nos servirá para evitar males mayores y para cobrar rentabilidad a nuestras acciones.
Entre otros, los beneficios que obtendremos de una buena gestión serán:
§ Nos hará conscientes de los problemas.
§ Evitará el estancamiento(favoreciendo y ayudando en los procesos de cambio)
§ Estimulará la curiosidad.
§ Mejorarán las relaciones.
§ Mejorarán los puntos débiles.
§ Hará compatible lo inicialmente antagónico.
§ Evitará el estrés organizativo.
§ Atenuará los egocentrismos.
§ Nos hará conciente de la necesidad de compartir con los demás.
§ Mejorará nuestra capacidad de escucha.
§ Mejorará nuestra capacidad de colaboración.
§ Cimentará el liderazgo.
A todas esas cosas habría que añadir algo muy importante para todos aquellos que interpretan a las organizaciones como maquinarias a desconsiderar el lado humano y, en consecuencia, a dar poca importancia a asuntos como éste: Una gestión positiva de los conflictos es una fuente de ahorro para la organización. Si no está convencido, pruebe a no resolverlos.
Ramón NNAR NSIE
PERIODISTA
1-CITAS
Y FRASES CÉLEBRES, (Samir
M. Laabi) ediciones LIBSA,
2001.
2-LA REVISTA AVIVIR nº 179 Enero-Febrero
2001. Articulo de
Gabriel GUIJOSA,
Diálogos en el área global.
3-GUINEA ECUATORIAL, LA DEMOCRATURA NGUEMISTA SIN
CAMBIOS (Max
Liniger-goumaz) Editorial Claves para el futuro, D. L. M-28258-2000.
4-LA TRANSICIÓN DE GUINEA ECUATORIAL, Historia
de un fracaso (Fermín Nguema Esono, Juan Balboa Boneke) D.L. M4103-
febrero 1996.
5-EL GRAN DESAFIO, El compromiso social y la ética del
periodista en la era global. Editorial comunica, Madrid 1998.
6-Club Internacional de Prensa, Anuario 2001, Edita
CLUB INTERNACIONAL DE PRENSA.
7-DERECHOS HUMANOS PREGUNTAS Y RESPUESTAS (Leah
Levin) bakeaz, ediciones UNESCO, 1999.
8-CLAVES
DEL TRABAJO EN EQUIPO (Editorial Conocimiento S.L.), EDICIÓN
ESPECIAL CINCODIAS,
2001 PARA LOS NÚMEROS:
4, Motivación, conflicto y gestión del fracaso.
5, Planificación organizacional.
6, El
equipo: capital humano.
9-Periódico EXPANSIÓN nº 4.581, año XVI
segunda edición, artículo de Ignacio Farrerés, Presidente de la Asociación
Políticas Sociales del siglo XXI.