Cabalgando
bajo la nebulosa luna,
en sombras yace el cementerio.
Sólo persiste la soledad de los espíritus
en formas petrificadas.
Cada sepulcro abraza una alma
en las grietas del misterio.
Tétrica la oscuridad espande
un sollozo de melancolía
que se clava como estaca de llamas
en mi alma de luz vacía.
La lluvia decae nostálgica
por mi luctuoso semblante,
al efectuar en tu tenebroso balcón
el infinito ritual de la muerte.
Velaré tu santuario
como un feroz vampiro
en la inmensa penumbra.
Oscuras vírgenes de alas de fuego,
ofrendan una fúnebre oración
que se desangra en el cielo
entre el vaho y tu alma.
Con mi sangre plasmaré un poema
y al nacer de ti el alba
te brindare la vida eterna.
|