BARTHE, Raquel M. El semáforo resfriado / Raquel M. Barthe ; ilustraciones Liliana Menéndez. -- Córdoba : ComunicArte, 2005. -- [ca. 24] p. : il. col. ; 20 x 27 cm. -- (Colección La nube verde). -- ISBN 987-1151-62-4.
GUÍA PARA EL DOCENTE
Reflexiones previas
Se utilizará este cuento como disparador para trabajar la educación vial, las señales de tránsito y la observancia de las normas, no por simple obediencia, sino como forma de protección para evitar accidentes, tanto personales como en el prójimo. Considerar la norma con sentido deóntico, consensuada socialmente y respetada con responsabilidad, para una mejor convivencia y no por un simple entre temor a un castigo. Marcar la diferencia entre observancia de la norma, que implica una actitud consciente, responsable y voluntaria y la obediencia, que responde a mecanismos de control.
Cuando se trata de textos literarios se deberá tener en cuenta que su calidad literaria está dada por la pluralidad de lecturas. Por lo tanto no es recomendable utilizar cuentos escritos especialmente para desarrollar un tema, con un sentido unívoco y donde todo está dicho con palabras y de manera explícita. Estos textos no permiten el descubrimiento de significados subyacentes y, por ende, el debate enriquecedor de una lectura compartida. No admiten la lectura “entre líneas”, implícita en el desarrollo de la historia, donde el texto habla a través de los hechos.
Entonces, por supuesto, el docente estará atento a situaciones imponderables que están más allá de lo planeado, pero que implican “aprovechar el emergente”. Por este motivo, un mismo cuento puede servir para desarrollar diferentes temas planificados.
Posiblemente surjan entonces otros valores, tales como que en este cuento el verdadero mensaje no está en la observancia de las normas, sino en el amor al prójimo y en la solidaridad, ya que Rigoberta fue la única capaz de "ponerse en el lugar del otro" y descubrir qué era lo que le pasaba al semáforo. Además, no le dio lo que le sobraba, le dio algo personal, y que ella también necesitaba. En definitiva, fue capaz de hacer lo que nadie hizo: mientras los otros solamente "observaban", ella actuó y le dio SU abrigo al semáforo.
Porque la verdadera solidaridad es dar lo propio, desprenderse de lo que valoramos, compartir lo que tenemos.
Si surgen otras opiniones, otros aspectos o enfoques y el maestro se aferra a lo planificado, desperdiciará un valioso potencial y con sus preguntas quizás termine guiando las respuestas de los niños. De esa forma, los alumnos estarán más pendientes de lo que el maestro desea escuchar, que decir lo que piensan o sienten.
Por todo lo expuesto, este cuadernillo no pretende ser un “recetario”, sino una guía destinada a estimular la creatividad del docente, rompiendo viejas estructuras conductistas y reestructurando un nuevo enfoque pedagógico basado en teorías constructivistas.
Introducción
El valor del libro-objeto: ¿Por qué trabajar con libros? La estructura física del libro es parte del “placer de leer” y no debe privarse al lector que se está formando como tal, de este aspecto tan importante. Además los paratextos también influyen en la interpretación del texto que se leerá.
Entonces, juguemos a adivinar de qué se trata... y dejar que, poco a poco, surjan las hipótesis y el descubrimiento de las diferentes partes de un libro. Se les dará el nombre correspondiente y el maestro podrá ir listándolas en el pizarrón. Luego pedirá una jerarquización y pondrá un número junto a cada término, que indique la importancia que los chicos dan a cada una de estas partes.
Prelectura
Ésta es una primera etapa de exploración y descubrimiento del libro, donde el alumno elabora una “hipótesis previa” de lo que va a leer, de lo que el libro contiene y le ofrecerá. Esta primera hipótesis de lectura será corroborada o reelaborada, según vaya avanzando en el proceso de lectura.
La tapa es siempre el primer indicio: título e ilustración. Luego la contratapa, donde seguramente habrá una reseña que le anticipará el contenido de lo que va a leer. También influye el soporte material: calidad de impresión, colores, tipo de encuadernación, textura, etc.
Si el libro objeto no es suficientemente motivador desde esta etapa, resultará difícil una buena disposición de los niños para continuar. Es por eso la importancia de una buena selección, tanto del cuento como del soporte.
El trabajo puede hacerse a manera de juego, formando equipos y poniendo alguna regla como “no se puede abrir el libro”, y un tiempo estipulado. Finalizado el tiempo, cada equipo expondrá oralmente el resultado de esta exploración.
Sólo en el caso de que ninguno haya reparado en los nombres del autor, ilustrador, editorial o algún otro dato de tapa y contratapa, el maestro preguntará:
-¿Por qué en la tapa, además de El semáforo resfriado, dice Raquel M. Barthe y Liliana Menéndez?
El docente no tiene que dar respuestas, sino despertar y desarrollar la curiosidad infantil, generando interrogantes que les permitan la elaboración y reelaboración de hipótesis, base de una metodología de la investigación.
Si el docente investigó sobre la escritora y el ilustrador, reservará esta información. Son los chicos quienes tienen que “aprender a aprender” y por eso es necesario que descubran dónde encontrar los datos que necesitan. Es una buena oportunidad para preguntar:
-¿Se podrán encontrar estos nombres en la guía de teléfonos?
Ensayo y error y quizá algún resultado positivo y, en caso de no encontrar los nombres, también se puede sugerir la búsqueda de la editorial, donde seguramente podrán brindar información acerca de la autora y el ilustrador.
Una vez hallada la dirección de la editorial, ¿por qué no enviar una carta solicitando mayor información?
Aunque el maestro haya planificado la clase poniendo el énfasis en la educación vial, no debe olvidar que ya ha quedado muy atrás la dicotomía cartesiana y que en la actualidad se considera que el alumno es una “entidad”, entonces, ¿por qué continuar con la atomización del conocimiento? La clase será entonces con “integración” de áreas para que el quehacer pedagógico se ajuste al concepto de ser humano como una totalidad indivisible.
Y la escritura de una carta a un escritor o a una editorial será un buen estímulo para aprender a redactar el género epistolar desde un “aprendizaje significativo”.
Conclusión antes de proseguir: se verbalizarán las hipótesis de cada equipo y el docente las escribirá en el pizarrón.
Lectura
La segunda etapa comienza con la apertura del libro y un recorrido visual por su interior: hojear y ojear el contenido. Luego, detenerse en la lectura de la imagen, antes de iniciar la lectura del texto.
Un libro álbum es aquel donde texto e imagen se complementan y funcionan de manera inseparable para construir una historia. En este tipo de libros, las imágenes dicen tanto como las palabras y permiten la expresión oral de los niños, cuando se les estimula para contar lo que ven (lectura de imágenes). A partir de ahí, cada uno hará su propia interpretación, enriqueciendo al grupo con su aporte.
En esta etapa hay que confrontar las hipótesis escritas en el pizarrón con las que surgieron de esta lectura y, si es necesario, modificarlas (reelaboración de hipótesis).
Concluida esta fase, los nenes harán una lectura silenciosa del texto escrito.
Luego, el docente lo leerá en voz alta y los niños seguirán con la vista, la lectura en sus libros.
Puesta en común
Es el momento de intercambiar opiniones.
¿Coincide la lectura de la imagen con la lectura de las palabras?
Lo más importante de la lectura compartida es el hecho de que la historia no termina con la palabra FIN. Es entonces cuando el relato se prolonga en los diálogos que se suscitan a partir de él y los nenes, sin darse cuenta, empiezan a relacionar los hechos leídos con su vida cotidiana, con su realidad inmediata y con sus propias experiencias. Y el diálogo lleva a la reflexión, al pensamiento profundo y al juicio crítico. Es un proceso que nace en el interior de cada persona y aflora a través de la expresión oral.
El docente, mediante preguntas, propiciará la inferencia en lugar de la transferencia de datos que, si no son del interés de los chicos, se archivarán sin la posibilidad de que se puedan recuperar transformados en información.
¿Por qué y para qué sirven las reglas? ¿Qué sucedería si jugaran sin reglas? ¿Quiénes las ponen y cuándo?
Es posible que las respuestas surjan solas en cualquier otro momento escolar, como una clase de educación física o un recreo, donde los chicos juegan libremente y comienzan los desacuerdos: para solucionarlos se impone la necesidad de establecer reglas.
Sin reglas de juego hay peleas y sin reglas de tránsito habrá accidentes.
Pero el maestro deberá buscar la forma de que sean los niños quienes arriben a esta conclusión y de esta manera, cobrará sentido “que las normas han de ser consensuadas socialmente y respetadas con responsabilidad, para una mejor convivencia” y como una forma de protección para todos.
Algunos interrogantes
Hay cosas, situaciones o palabras que, de tan conocidas y cotidianas, ya se han aceptado sin ningún tipo de cuestionamientos. Sin embargo, algunas preguntas obligan a pensar, re-pensar y reflexionar acerca de ellas:
* ¿Cuál era la función del semáforo?
* ¿Qué sucedió cuando no pudo cumplirla?
* ¿Por qué el cuento dice: “dirigía el tránsito”?
* ¿Qué autoridad tenía para hacerlo?
* Y, en todo caso, ¿quién se la había otorgado y por qué?
* La gente seguía sus directivas... ¿por qué esa obediencia?
* Dirigir, directivas, director... estas palabras, ¿tienen algo en común?
* “... jamás dejó de funcionar ni hubo accidentes.” ¿Cuál es la relación entre estos dos hechos?
* ¿Qué sucedería si no se respetaran las normas?
* ¿Quién y cómo restableció el orden?Estas son sólo algunas de las preguntas que se abrirán como un abanico, multiplicándose de manera inagotable. Y un maestro creativo sabrá aprovecharlas, no sólo para tratar el tema de la educación vial y el respeto de las normas de tránsito, sino para otros temas transversales.