Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Salvador del Solar comparte en la intimidad

Salvador del Solar comparte en la intimidad


Tras su éxito en la cinta peruana, Pantaleón y las Visitadoras, Salvador del Solar dice sentirse contento de protagonizar la exitosa novela que recién estrenó por Univision, Pobre Diabla, la cual comparte con su co-estrella de la película, la colombiana Angie Cepeda. En una entrevista exclusiva para Univision.com, el actor habla de la novela y acerca de su vida personal.

Salvador lo cuenta todo

-En el caso de Pobre Diabla, siendo completamente sincero, ¿pesó más Angie o la trama a la hora de aceptar?

"Evidentemente el personaje creo que es el punto uno, porque ese es el trabajo principal que tienes que hacer. Después que te ayuden a construirlo ya es otra cosa, aunque muy importante también. De hecho, que estuviera Angie era saber que iba a compartir con una persona con quien me llevo muy bien, y ése es un punto a favor. El personaje es un tipo bastante fuerte, tiene un carácter que va por encima de él, a veces da la impresión de que dejara de pensar. Tiene algunos objetivos muy claros, un resentimiento grande porque su padre no quiso casarse con su madre y permitió que los sacaran de su casa, lo que le ha dejado un rencor intenso por dentro. Es un personaje delicado porque es muy fuerte, y hay que buscarse la manera de conseguir cierta empatía. Toca identificarse con él en alguna medida y afortunadamente tiene razones para ser como es, es obvio que se ha sentido marginado. Lleva por dentro una furia total, es un tipo dispuesto a llevarse por delante todo lo que se le cruce en el camino".

-¿Totalmente diferente a tí?

"Yo creo que tengo una tolerancia mucho más grande, que aguanto un rato largo antes de llegar a explotar. Ahora, si por alguna razón extrema lego a ese punto, me puedo parecer a él. Una vez que se rompe el dique soy difícil de contener. Afortunadamente, mi capacidad de contención es mucho mayor que la de Andrés, mi personaje".

-La elección de Angie y tú como pareja protagónica, ¿se debió únicamente a la química? ¿los habrían seleccionado si no hubieran alcanzado un éxito tan marcado en cine?

"Pantaleón y las Visitadoras se estrenó la primera semana de octubre (1999) y todavía continúa en cartelera. Creo que todos sabíamos que era un proyecto que contaba con muchos ingredientes que podían convertirlo en un film exitoso. Eso, de cierta manera, creaba una mayor presión. En mi caso más, porque se trataba del personaje de Pantaleón, del que había leído en más de una oportunidad, en el colegio, en la universidad. Todo el que haya ojeado la novela tiene una imagen. No me sentía bien escogido para el personaje, pero el trabajo con Pancho Lombardi, el director, al igual que la fluidez que nació entre Angie y yo, ayudó mucho a que encontrara un poco el camino. Es sorprendente ver que haya tenido una acogida tan grande, que todavía siga en cartelera, que haya sido tan bien criticada en el Festival de Berlín".

-También fue muy acogida en el festival de Miami...

"Asistimos Angie y yo como invitados a ese evento y ciertamente tuvo un recibimiento espectacular, del público, de la prensa, de la crítica y fue una experiencia fantástica. Esperamos poder seguir acompañándola ahora que va a ir de visita a distintos países".

-¿Es cierto que en Perú te prefieren como el tipo pícaro y hasta malito, y no como el típico protagonista?

"Yo he tenido la suerte de tener personajes bastante variados. En Escándalo, donde me tocaba hacer hermano mayor de Christian Meier, tuve un personaje chistoso, un malo supertorpe, no como esos todopoderosos a quienes todos tenemos que odiar. Era un tipo que incluso podía caer simpático, un seductor que siempre mentía, con el que la gente se divertía mucho y eso de alguna manera me marcó. Luego me ofrecieron el papel protagónico de un proyecto muy extraño, que me pareció realmente interesante, que se llamó Apocalipsis, esa novela en la que yo era una especie de profeta. Llegaba con cuatro mujeres, tenía enfrentamientos con el cura del pueblo, y eso causó un rechazo en el público, porque además la protagonista era otra, ninguna de las cuatro que traía. El rating habló y las mujeres empezaron a desaparecer una tras otra casi instantáneamente, hasta los poderes que tenía mi personaje terminaron desapareciendo. Me dio tristeza, cuando apuestas por algo, aunque sea raro y arriesgado, debes seguir hasta el final".

-¿No te asustó nunca el riesgo de que ese bajón hubiera significado tu último chance como galán?

"No todos los proyectos tienen que ser un éxito y creo que muchas veces los que no lo son te ayudan a aprender mucho más. La vida sigue, ya ves que vino Cosas del Amor con un personaje llamado Lucho, que fue como el intermedio. Iba a crecer un poco más pero me eligieron para Pantaleón y me fui a Iquitos".

-¿Cómo fue esa experiencia?

"La verdad que yo disfruté mucho estar en Iquitos. Sientes que la naturaleza te toca, de hecho los mosquitos nos tocaron y el calor también. Fueron ocho semanas en esa hermosa selva, transportado a otro espacio, a otro tiempo. El cine te regala la sensación de que tienes un pequeño mundo distinto del real. Y bueno, a eso siguió algo maravilloso, porque nació mi hija. A nivel personal y profesional este ha sido un período de mucho crecimiento".

-La paternidad superó tus expectativas...

"De una forma impresionante. Si tuviera que resumirlo te diría que sientes como que tu centro se traslada. Manuela, mi bebé (fruto de la relación con su esposa, Jimena) está en mi mente y mi corazón todo el día. Es la oportunidad de darnos cuenta cada día de que hemos formado algo nuestro, algo que va más allá de que nos hayamos casado hace algún tiempo. Ser una familia es una sensación difícil de describir, una fuente de alegría, de energía, una buena excusa para cualquier cosa. No hay sacrificio grande comparado con arrancarle una sonrisa a mi hija, con estar con ella y con mi esposa. Podrá sonar cursi o exagerado, uno tiene que vivirlo para saberlo. Para mí ha sido sencillamente el mejor de los regalos.

-Y Manuela ¿qué te exige a cambio de tanta felicidad?

"Mmmm. A ver, para decirte algo, yo duermo como una piedra. Puede caer una tormenta y no me doy ni cuenta, pero si Jimena me avisa algo que tenga que ver con la niña, de inmediato estoy ahí. Vivo en paz con todo el mundo mientras no se metan con mi sueño ni mi comida. He sido así desde chiquito, si me levantaban de malas y el humor de perro me duraba horas. Pero ya ves, hasta en eso Manuela me gana, porque hay días en los que dormimos con ella y comienza a moverse, me araña, me despierta... no importa nada. Si Manuela aparece puedo suspender lo que sea. Es demasiada la alegría que me da, puedo estar del peor humor y siempre me va a sacar una sonrisa".

-Actor, ¿cuánto tiempo te ha llevado asumirte como tal?

"Por vocación, desde el kínder, pero pasa como con el fútbol: Una cosa es que te guste y otra que puedas ser futbolista. Lo mismo pensaba con la actuación. Me encantaba actuar pero no creía que podía. Afortunadamente, cuando terminaba mi carrera de abogado, llegué a sentir que mi vida iba a tomar un rumbo definitivo. Me entró una sensación un poco extraña, de preguntarme por qué no me había dado la opción de probar. Iba al teatro y sentía una cosa muy especial, unas ganas de estar en el escenario, esa sensación de que si me ponía a trabajar como abogado toda la vida nunca me iba a dar la oportunidad. Me dediqué entonces durante año y medio a buscar talleres, escuelas, cursos, y el destino no me dejaba encontrar ningún camino que me llevara al escenario, me puso la cosa complicadita. Una vez terminada mi carrera universitaria me enteré de un casting para una obra de teatro. Me arriesgué a presentarme sin ninguna experiencia y me escogieron. Seguidamente se abrió el taller de Alberto Isola que es un maestro increíble, es un lujo tenerlo acá. Me presenté a escondidas, sin contárselo a nadie, porque teóricamente yo era un abogado. Pero cuando me admitieron en ese taller me di cuenta de que ya no había marcha atrás. Renuncié al despacho en el que trabajaba, eso fue en julio de 1994. Desde entonces trabajo como actor".

-¿Tendrá esa inclinación algo que ver con tu signo zodiacal?

"Nací el 1 de mayo de 1970, así que puede ser que tenga que ver, porque aparentemente soy un típico Tauro. Mi madre me dice que si no fuera porque tengo ascendente Sagitario, sería insoportable. Soy absolutamente metódico, a veces obsesivo con el orden, terco como una mula. Es muy difícil que alguien me convenza de no hacer lo que quiero, nadie me hace creer que el río moja si yo no lo siento. A veces es duro. Cuando me da por sentir que no sirvo para lo que estoy haciendo, no hay premio ni aplauso que me convenza de lo contrario."

www.univision.com - Diciembre 2000