Humberto Ak'abal nació en Momostenango, Guatemala en 1952.
Es poeta de la etnia Maya K'iche. Piensa y escribe sus poemas en lengua K'iché y los
traduce al español. Publicó tres libros de poemas. Su última obra Retoño
Salvaje fué traducida al francés y al inglés. Dice de él Francisco Morales
Santos: "La poesía de Ak'abal es fuerte, toda vez que entre ésta y la vida no
existe límite alguno.
Otras de sus obras: Ajyuq' El animalero (1990), Guardián de la caída de agua
(1993), Hojas del árbol pajarero.(1995), Lluvia de luna en la cipresalada (1996) y Ajkem
Tzij / Tejedor de palabras (1996).
RECUERDO | |
De vez en cuando camino al revés: es mi modo de recordar. Si caminara sólo hacia adelante, te podría contar cómo es el olvido. |
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DOS LÁGRIMAS | |
Cuando nací me pusieron dos lágrimas en los ojos para que pudiera ver el tamaño del dolor de mi gente. |
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LA FLOR AMARILLA DE LOS SEPULCROS. | |
Aúllan coyotes y rompen la noche: pelean con el viento. "Es mala seña..." Antes los tecolotes cantaban de vez en cuando, ahora cantan a cada rato. "Es mal agüero..." Un viento de muerte baja de la cumbre, helado, muerde como chucho con rabia... y las flores se agachan, tienen miedo y antes del mediodía se marchitan. Si pudiéramos regresar a aquellos tiempos cuando la tierra cantaba con los hombres. Hoy los vástagos son cortados de tajo, los gritos de los chiquitos a nadie conmueven, a nadie importan: el cielo abre su boca y traga el grito que ahoga la muerte. ¿Por qué somos perseguidos los indios? ¿Qué te hemos hecho, Guatemala? ¿Por qué ese odio, esa sed de sangre...? Nosotros no le debemos nada a la muerte. ¿A dónde ir, por qué huir? Si aquí se asentaron nuestros antepasados, aquí nacieron nuestros abuelos, aquí nacieron nuestros padres, aquí nacímos y aquí nacerán nuestros hijos; esta tierra es nuestra. ¿Por qué buscar refugio en otra parte? ¿Por qué hemos de ser peregrinos? Pajaritos de los barrancos: Güis-güil, Tuc-tuc, Chaper-pantuj, vengan a llorar conmigo, mi tristeza es grande y la herida duele. Nuestro cacaxte lleno de sufrimientos, nos escondemos para que no se burlen de nuestro llanto, ahogamos nuestro lloro en los ríos. ¿Acaso es delito ser indio? Desde hace 500 años viene esta persecución. Matan indios bajo cualquier pretexto: han borrado pueblos y aldeas enteras. Señor de los cielos, Señor de la tierra: ¿En dónde estás cuando pasan estas cosas, por qué consentís a los asesinos...? Somos pobres pero trabajadores, nuestro pecado es ser honrados. Vivimos en la miseria y en la tristeza y aún así, resistiendo desde nuestra cultura. ¿De dónde vino esta maldición? ¿De dónde salió este remolino con garras de animal grande, con ojos que parecen barrancos sin fondo, que apaga vidas para mantener la oscuridad del terror...? Los animales de los montes se pelean pero no se matan entre sí. ¡Que estallen los volcanes! ¡Que arrojen fuego! ¡Que tiemble, que se raje la tierra y se trague todo, todo, todo..! Aquí nadie quiere paz, aquí hay hambre de muerte, los hombres están ciegos, las leyes están sordas, los caminos están torcidos... La noche no da muestras de acabar, la muerte anda borracha hartándose de sangre, las sombras del crimen extienden sus alas y tapan la luz, murciélagos danzan entre llamas de odio: ¡fuego negro! ¿Jawchí coj be wi? chi xe coj´iwi ri q´a mam, chi xe co´jiwí ri q´a tat, chi xoj alaxicwí... La justicia no habla en lengua de indios, la justicia no desciende a los pobres, la justicia no usa caites, la justicia no camina descalza por caminos de tierra... Gritos aquí, gritos allá, gritos por todos lados, la prepotencia se impone: pela los dientes; y nosotros aldeanos y puebleros tragándonos la saliva amarga de nuestra impotencia, sin poder defendernos más que con nuestros humildes pechos desnudos. Caminamos por calles, caminos y callejones, con miedo: ¿quién va adelante, quién viene atrás, qué fue ese ruido..? cualquier sombra provoca sobresalto, el aleteo de un zopilote asusta, nos hace temblar el alma. Se han abierto los portones del mal y los mandaderos de la muerte andan de noche y de día haciendo matazones... Las cumbres están llenas de Coxguaj: "flor amarilla de los sepulcros" y la tarde amarilla igual que la flor de muerto muere detrás de la loma. ¡Sol! volvete humo, tizná el cielo, quemá la tierra, estamos de duelo, mi gente, mi sangre, mi pueblo... El horizonte gris es triste. Aquí se ha perdido la vergüenza, fuego arde en los caminos, pobreza, hambre y soledad se arrastran sobre el polvo. Los patojitos mastican miserias y tragan sustos, corren sin saber hacia dónde: ¡qué doloroso es ser huérfano! En este país de analfabetas no podemos presumir de ateos: ¿pero, entonces, en qué "dios" creen esos que no respetan la vida humana? Somos muchos, nuestra presencia no se puede negar, callados pero no mudos: las chirimías, los tambores, las marimbitas rurales, las cofradías, los bailes de enmascarados en las fiestas de nuestros pueblos, existencia? ¿No son la muestra de nuestro amor por la tranquilidad y la paz..? En este país nos ven sólo para fines egoístas: los políticos se paran sobre nosotros, los terratenientes nos explotan, las religiones nos confunden, y las oficinas de turismo nos exhiben... Todo esto me desgarra el corazón. Hermano, tomémonos este vaso de agua clara, cantemos aquel cantito del sanate, démonos un abrazo, olvidá tu tristeza apenas te puedo mirar entre mis lágrimas buscá hoy tu contento porque mañana... ¡quién sabe..! |
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