"Cuando quieres una cosa, todo el Universo conspira para ayudarte a conseguirla."
Paulo Coelho
[expresiones de vida]
Ese beso
que sueño, que imagino cada vez que me miras así.
El que en mis suspiros te regalo,
cada segundo que no estás aquí.
Este beso que casi puedo sentir,
al cerrar los ojos y respirarte,
al sentirte junto a mí.
Al estar cerca saboreo tu aroma,
planeo toda una vida juntos
y, sin que tus ojos descubran mis pensamientos,
sonrío cuando me preguntas qué pasa.
Cuando sé que en realidad piensas
qué podría estar pasando por mi mente,
y yo me pregunto si pensarás lo mismo que yo...
Ese beso, ese beso que añoro,
que sueño cada noche,
que envío en un sobre cerrado con este suspiro insostenible.
Y que sin duda, recibes diariamente.
Por las mañanas es distinto,
cierro mis ojos y camino esperando...
sólo espero a que el viento me traiga noticias de ti.
Sigo mi camino y, de pronto,
una ráfaga de viento me trae tu aroma...
Me detengo y sonrío.
A mi mente llegan instantes de tu sonrisa,
y de tu mirada...
Instantes también de mis sueños y de mis planes.
De esos planes que cada vez son mejores,
y que edifico cada vez que te veo y que pienso en ti.
Y cuando por fin te veo,
tus ojos...
Ay, esos ojos.
Esas bellas expresiones de vida,
inspiración para mis sentidos,
reflejos de la constelación más bella,
del universo más cercano,
del amor más hermoso.
Son ellos quienes me han dicho la verdad.
Me gritan que mis planes no son sólo ideas mías.
Son realidad para ambos.
Son ellos quienes me motivan a seguir construyendo
mis planes en el viento, para poder construirlos un día,
bajo la luz de las estrellas,
en la realidad de nuestras vidas.
[Una noche en el pensamiento de una mujer]
Era una calle obscura, fría, desolada... Ahí estaba ella, sentada en medio de aquella calle. Pensando. Sola con sus pensamientos, con su mirada en el viento. Y lo seguía con sus ojos. Realmente se podía ver en ellos ansia, espera...
Sabía que algo sucedería pronto, sus estrellas se lo dijeron una noche antes, mientras su telescopio las perseguía incansablemente. Habían estado inquietas y de repente la calma reinaba; esto era una señal de que algo pasaría. Pero no había señal alguna de tiempo o momento preciso. Y desde entonces ella había estado sentada allí...
Se veía deprimente, pero todo este tiempo lo había dedicado a pensar en su futuro, en su pasado y darle una revisada a su vida... Habían sido momentos muy bien aprovechados, hasta que un fuerte sonido interrumpió sus pensamientos. Dejó de mirar al viento, y éste enfurecido comenzó a soplar más fuerte. Levantó su bella mirada y frente a ella se encontraba quien le quitaba el aliento. Había visto a este hombre en distintas ocasiones, pero él nunca le había dirigido la palabra. Y mientras en esto pensaba, él rompió la tensión del nerviosismo y le dijo: "En mi vida he visto cosas bellas, lugares hermosos, momentos perfectos..." Se detuvo para observar los hermosos ojos de quien enfrente de él se encontraba, y continuó: "...pero nunca se compararán con éste". Ella sonrió y trató de esconder una lágrima de felicidad al escuchar la voz de quien suspiros y sueños le arrancaba cada noche.
En eso, comenzaron a escuchar la música del amor flotando en aquel viento, aquietado ya, después de haber sido enternecido testigo del dulce sonido de dos locos en medio de una calle fría. Él la tomó de la mano, la hizo girar y la tomó entre sus brazos para comenzar a bailar, en la calle donde sólo se escuchaban sus miradas. Entre sonrisas y pasos ligeros, él se detuvo de repente, la miró con ternura. Ella sonrió sin dejar de contemplar su rostro. Él tocó su mejilla acariciándola tierna y ligeramente, mientras que su otra mano acariciaba el largo cabello de aquella tierna mujer. Ella sentía la mayor felicidad, mientras pensaba que "en efecto, nunca nada se compararía con esto".
Sus miradas se adentraron en el reflejo de las almas de quien tenían enfrente y no lo podían creer... Él se acercó lentamente, mirando el amor en los ojos de su compañera de baile. Le dijo tiernamente que la amaba; ella se lo dijo también con su mirada, mientras trataba de esconder una lágrima que salía de sus ojos. Él se acercó a sus labios y le dio un cálido y lento beso, muy tierno pero firme. Nunca se habían sentido así: llenos, felices, completos... Ella levantó sus manos para poder alcanzar las mejillas de su amado... Y cuando casi lo podía sentir allí... Abrió sus ojos y se dio cuenta de que sus pensamientos habían volado, y que su amado se había esfumado... Cerró su puño al darse cuenta que la imagen se desvaneció en medio del viento loco... Bajó su mano, esta vez no pudo esconder sus lágrimas. Todo había sido un sueño...
Se había dado cuenta de que nada era real, y sus lágrimas eran quienes acariciaban sus bellas mejillas, y no las podía detener. Así que cerró los ojos para así creer que nadie la vería. Era tarde ya...
Réplica y comentarios a la autora: kathychapa@mail.com
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