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   ¿Qué sucede con el superpeso?

En las últimas semanas hemos observado que el "superpeso mexicano" ha tenido una caída importante respecto al dólar estadounidense, alcanzando niveles por arriba de los $9.50 por dólar, cuando hace un mes andaba por los $9.00. También nos toca vivir la crisis que enfrenta Argentina después que mantuvo la paridad (1 a 1) de su peso con el dólar. Voy a tratar de explicar de una manera sencilla algunas situaciones al respecto: si es bueno para un país que se mantenga el tipo de cambio sin alteraciones; si es conveniente devaluar la moneda; si el superpeso está sobrevaluado y cosas por el estilo.

Una nación soberana puede optar por que su moneda tenga una paridad fija o flexible (también llamada fluctuante) con el resto de las monedas extranjeras y esto dependerá de cuáles sean sus objetivos macroeconómicos en el corto, mediano y largo plazo, así como de sus compromisos con otros países (Unión Europea) o con organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial en cuestión de deuda externa.

Después de la Segunda Guerra Mundial y hasta el año de 1973, muchos de los principales países tuvieron tipos de cambio fijos por convenir a sus intereses. Aquí, los bancos centrales extranjeros están dispuestos a comprar y vender sus monedas a un precio fijado en alguna otra nación.

En un sistema no fijo de "fluctuación limpia", los bancos centrales se mantienen totalmente al margen y permiten que los tipos de cambio se determinen libremente en los mercados de divisas. Asimismo, en un sistema de fluctuación dirigida o sucia, los bancos centrales intervienen para comprar y vender divisas en un intento de influir en los tipos de cambio.

En las noticias económicas escuchamos los términos "depreciación, apreciación, devaluación y revaluación", por lo que es conveniente aclararlos. Cuando el tipo de cambio baja, la moneda nacional vale más; cuesta menos unidades de la moneda nacional comprar una unidad de la moneda extranjera. Existe una devaluación cuando las autoridades oficiales (Banco de México) suben el precio de las monedas extranjeras en un sistema de cambios fijos. Asimismo, una moneda se deprecia, cuando en un sistema de cambios flexibles resulta menos cara en relación con otras monedas. Los términos revaluación y apreciación son contrarios a lo antes citado.

Si se considera que los precios nacionales e internacionales no varían, si hay un incremento -de lo previsto- en el gasto del gobierno en un sistema de cambio fijo, se incrementará el producto interno bruto (PIB), pero existirá un déficit en la balanza comercial (diferencia entre las exportaciones y las importaciones). Por otro lado, si estamos en un sistema de cambio flexible y si queremos que se incremente el producto nacional, es mejor aumentar la cantidad de dinero en circulación, ya que además de aumentar el PIB, también mejora la balanza comercial, existiendo una depreciación del tipo de cambio. Si se pide que el gobierno aumente su gasto con el tipo de cambio flexible, no variará el PIB, pero se apreciará el tipo de cambio, lo que ocasiona que aumenten más las importaciones que las exportaciones, logrando que empeore el déficit comercial. Pero si los precios variaran (como ocurre en la realidad), la expansión del dinero no incrementaría el producto, sólo aumentarían los precios (inflación).

Después de este repaso de términos relacionados con el tipo de cambio, volvamos al caso de México. ¿Cuál es el impacto que tiene la caída del peso en los ámbitos económicos y financieros? ¿Para quién no ha sido buena la fortaleza del superpeso? ¿Hasta dónde es conveniente que el peso se revalúe? El objetivo central del Banco de México es el de disminuir la inflación y que lleguemos a una convergencia con la de Estados Unidos en el 2003, y esto se ha logrado en buena medida por la fortaleza de nuestro peso. Esto ha ocasionado que la inflación se mantenga en los márgenes previstos, y aunque los salarios se han incrementado en un nivel ligeramente mayor que la inflación, con un mayor consumo, todavía falta mucho para que el trabajador promedio mexicano recupere el poder adquisitivo perdido en las últimas décadas.

Los grandes perdedores con el superpeso han sido las empresas industriales que están ligadas a los mercados internacionales, es decir, las exportadoras, ya que sus productos cuestan lo mismo en el extranjero, pero los costos laborales sí se han incrementado de forma importante. Además, también pierde el gobierno en cuestión de venta de petróleo, ya que se reducen los ingresos federales por esta vía, y ¿quiénes ganan con esto último? Adivinó: los norteamericanos, porque compran más petróleo y barato. Y aunque parezca contradictorio, pero la inversión extranjera no ha disminuido y se ha dirigido hacia las finanzas, las telecomunicaciones y otros servicios.

Está calculado por el Banco de México que mientras el peso no supere la barrera de los $10 pesos por dólar no se afectará la meta inflacionaria de este año, que es del 4.5%. Entonces con la "caída del peso", se beneficia el sector exportador y podría mejorar las perspectivas del crecimiento en la economía, que en el primer trimestre del año ya cayó en 2 por ciento, acumulando con esto tres trimestres consecutivos con crecimiento negativo del PIB. Entonces, mientras no se vea amenazada la meta inflacionaria, el banco central no intervendrá con más políticas restrictivas. Se calcula que el peso andará alrededor de los $9.50 por dólar al final del año.

De acuerdo a diversos expertos en materia económica -como el Dr. Arturo Huerta-, el peso mexicano se ha sobrevaluado en un 40% desde 1996 a 2001. Esta situación es muy parecida a la que sucedió durante el gobierno de Carlos Salinas, con la "diferencia" de que en esa época utilizábamos el tipo de cambio fijo.

El tipo de cambio real en México ha fluctuado de forma aproximada desde 1980 a la fecha de la siguiente manera: 1980: $9; 1983: $17; 1987: $23; 1994: $9; 1995: $17; 2002: $9.50. Si hacemos un vistazo gráfico del comportamiento de la sobrevaluación del peso, observaremos que desde principios de 1996 hasta mediados de 1998 el peso se sobrevaluó hasta en un 20%; desde esta fecha y hasta mediados de 1999 se revalúo hasta en un 12%, para después volverse a sobrevaluar hasta el 2002 en un nivel del 20%.

Con estos datos observamos que el tipo de cambio se ha tenido que ajustar continuamente debido a que nuestra moneda no es fuerte a nivel internacional, sino que depende tanto de lo que suceda en la economía norteamericana como en los países industriales más poderosos y vemos que es bueno para la mayoría de los sectores de la economía mexicana (incluido el sector público) el que el peso se revalúe a niveles más coherentes con su realidad política, social y económica.

Recuadro económico

Argentina. La experiencia nos muestra que era indispensable -entre otras situaciones económicas- que se abandonara el tipo de cambio fijo del peso argentino con el dólar. Lo que no se avisa con estas medidas son los resultados en el corto plazo, en donde se muestra una pérdida del salario real mayor al 10% en los tres primeros meses del año. Además de que la inflación apunta hacia niveles del 20% o más.

Se mantuvo el presupuesto igual al del año anterior, pero teniendo que dar cumplimiento a un mayor número de obligaciones, entre ellos el pago de su deuda. El consumo público y privado continúa disminuyendo por los efectos recesivos internos. Si esta situación continúa se calcula que se perderán alrededor de 100 mil puestos de trabajo al mes hasta que la situación se detenga o los organismos internacionales intervengan satisfactoriamente.

FOBAPROA. Con recursos de los que pagamos impuestos, el gobierno federal entregó a los banqueros en los seis años recientes casi 340 mil millones de pesos para cubrir exclusivamente los intereses que generan los pagarés emitidos por el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), como parte del rescate financiero emprendido en 1995 para evitar la quiebra del sistema. Esto equivale al presupuesto en programas de desarrollo social y humano por más de ocho veces. Lo curioso es que los banqueros le deben a Hacienda impuestos por 45 mil 624.7 millones de pesos (BBVA-Bancomer y Banamex con el 82% del total), que es más de 32 veces el monto del último recorte presupuestal.

Réplica y comentarios al autor: jjordian@hotmail.com




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