"¿Y se sabe algo de lo que allí ocurre? Algo se filtra. Pero, junto a los que saben -que saben más de la cuenta-, están los que prefieren ignorar sabiendo. En todo caso es un tema de conversación que se evita..." Pero en fin, no me dirás que todo el mundo aquí está de acuerdo con..." Evidentemente que no. Pero están los del laissez-faire, los del "yo no tengo la culpa", que son una enorme mayoría. Si saben lo que ocurre detrás de las alambradas, fingen que no lo saben..."
La consagración de la primavera.
Alejo Carpentier
"Da la impresión que estamos viviendo el mejor de los tiempos", decía el señor Ronald Reagan después del colapso de las economías socialistas. Porque se terminaron las utopías comunitaristas; los modelos de bienestar entraron en crisis; las sobrevivientes economías socialistas (China, Vietnam) abrazaron las economías de mercado; los gobiernos latinoamericanos abandonaron los viejos modelos cepalistas de desarrollo proteccionista por los nuevos modelos aperturistas, caracterizados por el desmonte del estado benefactor. Convencidos que el estado nunca fue un buen administrador, las naciones latinoamericanas se abrieron a los empresarios privados locales e inversionistas extranjeros.
El objetivo supremo de esta nueva política era reducir el Estado, el déficit fiscal, pagar la deuda externa, privatizar empresas estatales, lograr la eficiencia en el uso de los recursos. En muchos países este proceso fue exitoso, en otros doloroso, generador de desempleo, aumentó la pobreza, incrementó la marginalidad y la exclusión.
Se quiso presentar el nuevo credo aperturista como el motor de desarrollo, de crecimiento económico ilimitado, al generar condiciones ideales para la acumulación de capital, ahorro y libertad para la iniciativa privada.
La iniciativa privada libre de la tenaza del Estado interventor permitió a empresarios e inversionistas extranjeros llegar a América Latina. Chile fue el pionero en abrirse al nuevo modelo aperturista (de las 500 empresas estatales existentes durante el gobierno de la Unidad Popular, hoy sólo hay 30).
Este modelo económico se ha convertido en fuerza global a finales del siglo XX e inicialmente fue experimentado en Inglaterra y EE.UU. Es la concretización del pensamiento filosófico y económico de las escuelas de Viena, en las que sobresalen Friedrich Von Hayek, quien con su gigantesco aporte intelectual hace renacer el pensamiento liberal clásico, pensamiento que ha sido calificado de neoconservadurismo, y que es una reafirmación de la fe individualista, fe en el mercado como orden espontaneo y un rechazo a toda forma de racionalidad y planificación económica, política o social.
El neoliberalismo surgió como un desafío al Estado socialista y contra los Estados del Bienestar capitalistas. Las naciones industrializadas con el derrumbe de la URSS se liberaron de la onerosa carga económica de la guerra estratégica; fenómeno político que fue bautizado por el expresidente George Bush (padre del actual presidente de EEUU) como el "Nuevo Orden Mundial", fundamentado en el conservadurismo político y que le ha permitido al capitalismo anglosajón imponerse como doctrina económica global por encima de la democracia, los derechos humanos, las libertades civiles y los valores intrínsecos de la convivencia social.
El neoliberalismo o renacimiento liberal se impuso en casi todos los países y gobiernos del mundo capitalista como la expresión renovadora ante un sistema que parecía agonizar en los años sesenta. Son considerados precursores de la aplicación de esta nueva política la señora Margaret Thatcher y el señor Ronald Reagan, cuyo credo neoliberal es: apertura, integración, privatización, fe en el individuo, rechazo al paternalismo estatal, limitación del intervencionismo estatal, modernización de las empresas, competencia en los mercados mundiales y productividad sin limites.
Al neoliberalismo se le puede definir como una doctrina económica y política que tiene como fundamento "la mínima intervención del Estado en los asuntos del mercado y la máxima libertad de los agentes que intervienen en la actividad económica". La pretendida libertad de los agentes se garantiza en el neoliberalismo mediante la libertad de mercado, lo que implica la no participación o regulación del Estado en la economía, pues "el sistema de precios es el mecanismo que permite la cooperación de los individuos sin una dirección central y sin exigir que las personas se hablen o simpaticen entre sí. Este sistema funciona tan bien y con una eficiencia tal, que la mayor parte del tiempo ni siquiera tenemos conciencia de su existencia".
Sin embargo, este inesperado escenario global, tiene sus paradojas, buenas noticias para algunos países tercermundistas que se vieron favorecidos por la presencia del capital extranjero y que ha permitido que sus economías crecieran a ritmos vertiginosos; el caso de los llamados "tigres asiáticos" durante algunas décadas y en América Latina, la república de Chile, lo que refleja un desplazamiento de la riqueza de ciertas naciones ricas hacia países pobres a través de las inversiones que aprovechan mano de obra barata y abundancia de recursos (un obrero alemán gana cinco veces más que un trabajador de Taiwan). Esto explica el interés de ciertos conglomerados económicos por invertir en algunas naciones del tercer mundo.
Pero curiosamente el "nuevo orden mundial" no trae consigo el paraíso terrenal y en muchas naciones hay escepticismo; economías como la japonesa, la alemana, la norteamericana, los "tigres asiáticos", las mismas que cantaban el himno de la prosperidad, están experimentando hoy recesión. Situación que no parece ser la mejor para la mayoría de los países capitalistas de segunda fila y menos para las naciones pobres que han visto agravar sus problemas sociales, económicos y culturales gracias al modelo de desarrollo neoliberal.
El neoliberalismo ha demostrado ser un rotundo fracaso en materia social en lo que hace referencia a las naciones tercermundistas, pero al mismo tiempo un gran triunfo ideológico en materia de negación de los derechos sociales. No hay un solo economista riguroso y competente que pueda afirmar que la reestructuración neoliberal en América Latina ha sido fuente y factor de desarrollo, entendido éste como la posibilidad de ampliar los niveles de vida de una comunidad que cada día es más pobre.
Sin duda, en el mundo de hoy, hay dos modelos capitalistas: ambos son triunfadores ante el derrumbe del Estado socialista y la crisis de los modelos de bienestar. No olvidemos que el capitalismo en esencia es ganador, por eso sólo invierte donde puede ganar o ampliar sus utilidades; uno es el modelo anglosajón, heredero de una civilización que comenzó a formarse en el siglo XVII con Hobbes, Locke, Adam Smith, Bentham, Darwin. Y quienes le trasmitieron a sus descendientes de Estados Unidos los principios y valores del mercantilismo y la audacia en el mundo del mercado. El modelo anglosajón tiene su expresión más desarrollada en las políticas de Estados Unidos, país que consolidó su hegemonía con el fracaso de la URSS, hecho que no sólo le ha permitido convertirse en potencia global, sino también ser promotor del aperturismo de las políticas neoconservadoras a gran escala.
El otro modelo también ganador es el capitalismo Renano o modelo intervencionista, que hoy se aplica en general en los países de Europa continental. Y que tiene como motor de desarrollo a Alemania y que aún conserva su espíritu social para el beneficio de la comunidad.
Es en este escenario global los países industrializados entonan los himnos del progreso, mientras en América Latina aumenta la pobreza, y su esfuerzo productivo tan sólo ha logrado convertirla en fuente de materias primas para el mercado global, y con un comercio mundial que cada vez depende menos de ella.
Hayek es el teórico del neoliberalismo. Es, sin duda, un pensador coherente, riguroso y sistemático. Fue declarado premio Nobel de economía política. Su propuesta parte de la crítica al constructivismo cartesiano y termina proponiendo la "eliminación de la razón" (racionalismo constructivista) como forma para ordenar la sociedad y la economía.
Recordemos, con Descartes se da inicio a lo moderno. Él representa el punto de partida de una nueva época, en la cual el mundo gira alrededor del sujeto, hombre creador con su subjetividad de un mundo distinto al mundo creado por la naturaleza o al mundo metafísico creado por Dios. Lo moderno es antropocéntrico.
Descartes, en su célebre "Discurso del método", empieza dudando de sí mismo y de todas las verdades de la época. Su propósito era encontrar nuevas verdades claras y distintas. Para lograrlo utiliza la razón como tribunal de verificación. Concluye afirmando que la única verdad de la que no es posible dudar es la existencia del sujeto que tiene la duda. De ella nace su máxima "pienso luego existo". Es con esa subjetividad que se va a construir el nuevo mundo, es decir, bajo las premisas de la racionalidad cartesiana.
El Estado deja de ser un producto divino a partir de Descartes y se convierte en una construcción humana, producto de un contrato de voluntades, el gobierno deja de ser una representación celestial y se convierte en un asunto de normas, leyes reguladas por hombres y para el beneficio del hombre.
Hayek critica el constructivismo cartesiano y señala que es una vana pretensión del racionalismo querer ordenar el mundo bajo los parámetros de la razón y plantea su eliminación por medio de su tesis de la existencia de un orden espontaneo, que existe sin la premeditación humana. En dicho orden no interviene la voluntad humana y tampoco responde a la razón. Por tal razón el mercado opera de manera abierta, libre, sin la intervención del Estado. Él piensa que el objetivo supremo de ese mercado libre es el beneficio de todos los que concurren a él.
Constructivismo en el lenguaje de Hayek es creer que se puede ordenar el mundo a partir de un gran proyecto de sociedad teórico. No es posible la existencia de ese ordenador según él. Por eso su filosofía declara la superioridad de las economías de mercado y el orden espontaneo, en que la iniciativa individual y libre es el motor del progreso. Critica la democracia y toda forma de planificación, centralización y no cree en la justicia social.
Lo novedoso del proyecto neoliberal es la reducción del Estado al mínimo, en los asuntos sociales, y limitarlo al máximo en lo referente a los asuntos económicos. Este modelo económico se denomina "capitalismo salvaje", por su esencia excluyente de las políticas sociales. Y porque preconiza abandonar la democracia.
Capitalismo salvaje, neoliberalismo, una ideología que se convirtió en una práctica que genera prosperidad en términos económicos para los más ricos, facilita los avances técnicos y científicos para el gran capital, al tiempo que margina, desplaza y crea profundas rupturas sociales aumentando la miseria, la pobreza en niveles nunca antes registrados en los países del tercer mundo. En Colombia, el modelo neoliberal aumentó el desempleo a un 20 por ciento, afectó el bienestar de las mayorías al privatizar importantes empresas del Estado y, lo que es más grave, no pudo acabar con la corrupción, a pesar de haber nombrado seis ministros de Hacienda en tan sólo cuatro años.
El Foro Mundial Social de Porto Alegre 2002, el mayor evento anti-neoliberal del mundo que se realizó en Brasil, confirmó que el rezago de la competitividad de los países pobres y en especial de América Latina es resultado de la tenaza de la deuda externa y de las políticas avasalladoras del gran capital que sólo han contribuido a disminuir los niveles de competitividad en los países tercermundistas.
Réplica y comentarios al autor: almipaz@latinmail.com
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