La internet ha venido a romper todos los esquemas existentes sobre el flujo de información. La posibilidad de hallarse en un mar infinito de datos, voces y opiniones, puede ayudar a la consolidación de las mentes críticas que ya antes han trabajado su óptica y que enarbolarán aún más su capacidad para elegir lo mejor.
Sin embargo, la mayoría de la gente que se enfrenta a este universo de información, no está preparada para aceptar la divergencia de opiniones, ni para saber desechar aquéllas que estén cargadas de versiones tergiversadas de la realidad.
El siglo XXI exige la incorporación de todos a esta nueva forma de información y comunicación. Las posibilidades de encontrar verdaderas fuentes de cultura y educación son enormes, pero de igual forma, el encuentro con datos destructivos e involutivos resulta ser casi inmediato y constante.
El periodismo pues, tiene un campo de trabajo inmenso en la internet. Como ya podemos ver, existen numerosos portales dedicados exclusivamente a esta labor. Incluso, muchos periódicos tienen su edición impresa y su edición cibernética, la cual tiene la ventaja de que puede actualizarse cada dos horas, cada hora o cada diez minutos.
Aunado a esto, la velocidad con la que se puede recorrer virtualmente el mundo lleva al hombre a sentirse omnipresente. El flujo de información que se genera a cada momento es constante y sostenido, por lo que el saber y el conocer del más exigente quedan satisfechos con este nuevo desarrollo tecnológico.
Es innegable el crecimiento sostenido de cibernautas en el mundo --la cifra se cuadriplica cada año--, pero también es cierto que el porcentaje de la población mundial que accesa a la red de redes es mínimo. Entonces, pareciera ser que el periodismo en la internet será excluyente por muchos años, y las sociedades rezagadas por no poder seguir los pasos agigantados del capitalismo, quedarán más aisladas y con mayor lejanía cultural.
Pasarán muchos años hasta que el internet se vuelva tan accesible como una edición impresa. Sin duda, es necesario el apoyo de los países desarrollados y la incorporación inmediata de los que están en vías de, para que el periodismo pueda cumplir su función social en gran parte del mundo.
Por otro lado, la nula regulación de este medio ha hecho que los pocos privilegiados que tienen entrada a la gran red, conozcan --quizás sin darse cuenta-- los más aberrantes vicios de la libertad de expresión. Así como hay sitios de gran interés y altura cultural, existen otros que se dicen periodísticos que bloquean la verdad con sus juicios vacíos y sus comentarios mordaces, y es que hoy en día, cualquiera puede publicar su página web y difundirla a un bajo costo, sin que nadie se preocupe por sus contenidos y por los efectos de éste.
Si vivimos en la era de los medios electrónicos, entonces debemos aprender a convivir con ellos, y en este sentido, sería muy prudente que primero el periodismo impreso, radial o televisivo se encargara de educar y enarbolar las bases y valores, que construyan una óptica crítica en la población que potencialmente es o será un cibernauta.
Entonces, el periodismo podrá gozar de la red a sabiendas que los ojos estarán puestos en la calidad de su información, por lo que su responsabilidad educativa deberá elevarse sin más demora.
Pero, ¿por qué habría de interesarle a las grandes firmas comerciales patrocinadoras de muchos de los sitios con la información más barata y manipuladora que los visitantes de sus páginas posean las estructuras mentales suficientes para caminar sin peligro sobre las distintas encrucijadas de la información y la desinformación? Es entonces cuando el periodismo del presente debe preparar al mundo para el del futuro, para que este último no sea fuente de falacias y distorsiones.
La mesa está puesta: la internet puede resultar campo fértil para el desarrollo de la labor periodística siempre y cuando queden bien sentadas las bases para que los receptores tengan acceso a éste con plena conciencia y la suficiente capacidad crítica como para extraer lo provechoso y desechar lo perjudicial.
Réplica y comentarios al autor: ortega_mau@yahoo.com.mx
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