El Partido Liberal Mexicano celebra la decisión del Instituto Electoral del Distrito Federal de realizar, en las próximas elecciones del 6 de julio del 2003, pruebas con urnas electrónicas en 40 casillas. Bien por el IEDF; su reto será ayudar a consolidar nuestra vida política con opciones electorales modernas y sustentadas en la transparencia y la honestidad.
El avance tecnológico le aporta a las sociedades la semilla de la innovación y la oportunidad de dar saltos evolutivos, los cuales, generalmente, nos sorprenden con sus resultados. La transición democrática nacional ganará en transparencia electoral con la incorporación de la informática en las casillas electorales, acercará las herramientas de la modernidad a los ciudadanos y contribuirá al rápido conteo de los resultados en todo tipo de elecciones, sean federales o locales.
La experiencia brasileña en esta materia nos deja un agradable sabor de boca: al día siguiente de su reciente proceso presidencial se conocían los resultados de más del 90% de las casillas. Este gran esfuerzo abona el terreno de la legitimidad, la legalidad y la gobernabilidad. Para México, representa la gran oportunidad de evitar que el sistema se nos vuelva a caer.
Las urnas electrónicas tendrían que operar con una computadora personal sin estar conectadas a un sistema en red, para evitar la tentación de los hackers de intervenir en los resultados. Cada casilla-computadora mostraría en la pantalla: la foto del candidato, el logotipo del partido que lo postula y el cargo para el que participa, todo de forma sencilla y clara. Las computadoras por utilizar deberán tener un sello inviolable para que el disco duro no pueda ser alterado. Otras medidas de seguridad electrónica serían la de generar un respaldo encriptado que permita validar la información primaria en caso de duda y, por supuesto, no se instalarían en esas computadoras la unidad de disco flexible.
Las ventajas de esta innovación tecnológica darían sus primeros frutos en los medios urbanos, ya que en este segmento poblacional existe una mayor incorporación de estas herramientas a su vida cotidiana, como es el uso de los cajeros automáticos; también ahorraríamos muchos recursos, ya que no sería necesario imprimir grandes cantidades de boletas electorales, ni utilizar tinta indeleble. Entre las desventajas se encuentran la dificultad para hacer accesible esta tecnología a la población rural, en un plazo razonable de tiempo y con un profundo sentido de sensatez. También se haría indispensable garantizar la integridad del equipo de cómputo.
Las cicatrices electorales son la evidencia de que el pasado fue real, sin embargo, esto no detendrá el avance inexorable de nuestra democracia: los liberales trabajaremos para hacer de este sueño una realidad.
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