Antes de entrar en materia, tengo el privilegio de informar a nuestros amigos lectores que este domingo 30 de diciembre el Frente Liberal Mexicano llevó a cabo en el corazón mismo de la huasteca potosina; Tamazunchale San Luis Potosí, con gran éxito y muchísimo esfuerzo la novena de las diez asambleas que exige el COFIPE para su constitución como Partido Liberal Progresista.
Mas de cuatro mil potosinos, acudieron a la asamblea estatal que se realizó bajo la bajo la fe del Lic. Moisés Hervert Riveral, Notario Publico No. 1 en la bella Cd. De Tamazunchale, y la estricta observación del Dr. Hector Gerardo Hernández Rodríguez, Vocal Ejecutivo de la Junta Local del IFE en el Estado de San Luis Potosí.
Bien. Los recientes acontecimientos en la República Argentina, nos han impactado por la crudeza de los hechos y son una clara señal para todos aquellos gobiernos latinoamericanos, de lo absurdo que resulta para nuestra idiosincracia y nivel de desarrollo económico, implantar modelos que sólo benefician a los circuitos financieros internacionales, cuyos frutos rara vez se quedan en países como el nuestro.
El expresidente De la Rua, no es el único responsable del caos financiero por el que atraviesa la República sudamericana, también hay que señalar como corresponsable a los gobiernos de Carlos Saúl Menem que junto con Domingo Cavallo, implantaron el modelo macroeconómico que ahora estalla en medio de la desesperación de la sociedad argentina.
Si se hubiese de reescribir Martín Fierro, seguramente se destinarían algunas líneas para describir el contraste entre la sobriedad de las pampas con sus gauchos, y lo ajeno de las edificaciones de Wall Street con sus fríos ejecutivos, hacia nuestra amarga realidad; en el mismo sentido, Carlos Gardel le cantaría al FMI: "El día que me quieras... los préstamos sin condiciones".
Nuestros mejores deseos para el nuevo presidente argentino, el señor Adolfo Rodríguez Saá, quien tiene ante sí la gran oportunidad de serenar a su nación y preparla para los nuevos horizontes de la elección constitucional en marzo próximo, sin embargo, su acción deberá mirar sustantivamente desde los Andes hasta la Patagonía, pasando por Mar del Plata y rematando en las pampas. El tiempo nos dirá si su gestión fue capaz de respirar los renovados aires de San Martín.
La posición liberal en cuanto al desarrollo de las economías, no cree en los modelos que imitan o aplican sumisamente las recetas del Fondo Monetario Internacional y de otros organismos financieros internacionales. La igualdad entre individuos y naciones no se alcanza por el simple hecho de homologar los signos monetarios; tampoco se logra con el solo tránsito irrestricto de las mercancías, los hombres somos mucho más que anodinas variables económicas.
México debe estar muy atento, para impedir que algunos actores económicos y políticos nos lleven a un callejón sin salida como el de Argentina.
Desde aquí, el pensamiento y la acción liberal no permitirán que los funcionarios de Hacienda, intimiden a los mexicanos con el argumento de que si no se aprueba su reforma fiscal nos pasaría lo mismo que al pueblo argentino.
Una vez más les decimos -respetuosa pero enérgicamente- que deben ampliar las fuentes de ingresos tributarios, hacer que el gobierno gaste menos y federalizar los ingresos fiscales.
Si no son lo suficientemente creativos y no pueden con el paquete, entonces tienen la opción decente de la renuncia, que se miren en el espejo argentino. Por lo menos el señor De la Rua tuvo el gesto de la decencia ante la incapacidad de su gobierno y de la perversa herencia de las administraciones previas del expresidente Menem. Esperamos que en nuestro país, los funcionarios deshonestos e incapaces tengan un instante de lucidez para obsequiarnos con su dimisión, de lo contrario nos obligarán a perfeccionar nuestras instituciones para la rendición de cuentas y la evaluación del desempeño en el ejercicio del poder. No estamos dispuestos a seguir trabajando en este tercer milenio con una estructura hacendaria de corte medieval.
No nos miremos más en los espejos rotos del norte, ya que nuestras imágenes no deben distorsionarse por los aumentos imaginarios que ellos imponen. Tenemos la obligación de mirarnos tal y como somos, reconociendo que origen y destino se unen, siempre y cuando sepamos a dónde vamos.
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