El hombre no aprende. Tantas y tantas guerras que han provocado horror y muerte en la humanidad no han sido suficientes para que el ser humano se dé cuenta que la violencia es una de sus desviaciones conductuales más autodestructivas.
De lo del 11 de septiembre ya no hay mucho que hablar. Ya todo lo dijeron nuestros "tibios" amigos del norte: fueron los talibanes, representantes de la maldad, los culpables, y hay que acabar con ellos a toda costa. Resumiendo, hay un orgullo herido que debe lavarse con sangre.
Así pues, nos encontramos en el borde del abismo: la primera guerra del siglo XXI, que probablemente será fulminante y devastadora, pero a la vez todo un espectáculo, ya que podremos verla en televisión, como lo anunció George W. Bush. La tecnología empleada superará cualquier expectativa y provocará daños irreversibles en la naturaleza. Miles de vidas dejarán el planeta sin saber el porqué.
"Ninguna amenaza impedirá que la gente amante de la paz defienda la libertad", dice Bush. Qué ironía que el dirigente del pueblo más belicoso y prepotente del siglo pasado exprese su amor por la paz y por la libertad. Sus intereses económicos los llevaron a destruir y asesinar a la población de numerosos países del mundo, desde Timor Oriental hasta Panamá.
Obviamente, las cifras de las personas muertas por el imperialismo estadounidense superan infinitamente a las de los atentados del 11 de septiembre. Pero esto los medios de comunicación ya lo olvidaron. Hoy, sólo nos "taladran" el cerebro con que hay que apoyar a Estados Unidos porque son los grandes libertadores del mundo y porque el Islam es la peor amenaza que ha existido.
Ojalá nos hablaran un poco de los grupos radicales neonazis que con mucha más facilidad pudieron haber sido los responsables de los avionazos en Nueva York y Washington. Ojalá nos hablaran del racismo y la discriminación en el país más libre del mundo, que a diario toma las vidas de personas de raza negra, latinos, judíos y hoy, con más y con toda razón, islámicos.
La "primera guerra del siglo XXI" distará mucho de ser protagonizada por el bien y el mal como dice Bush. Más bien, será una guerra en la que estará en juego el orgullo y la soberbia. Una batalla en la que las grandes potencias se unirán para destruir un mundo muy diferente: con altos índices de pobreza, con rasgos humanos involutivos increíbles, pero muy parecido a occidente, por los grupos radicales violentos que llevan como bandera la intolerancia y el terror. El hombre se encamina hacia la autodestrucción por no haber aprendido a tolerarse a sí mismo en sus miles de años de existencia.
Réplica y comentarios al autor: ortega_mau@yahoo.com.mx
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