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   Fernando Savater: "Fidel es el Franco de izquierda"
por Carlos Manuel Estefanía
Director de la revista "Cuba Nuestra"
Estocolmo

¿Quién es Fernando Savater?

Fernando Savater, nacido el 21 de junio de 1947 en San Sebastián, es uno de los filósofos españoles más conocidos. A los trece años se trasladó con su familia a Madrid, cursando en la Universidad Central de esa ciudad la carrera de Filosofía y Letras, y alcanzando su doctorado con la tesis "Ensayos sobre Cioran". Terminada su carrera, el joven graduado ingresa como profesor de Historia de la Filosofía en la Facultad de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de la capital española, lugar de donde es expulsado por su crítica al régimen. Más tarde se desempeñará como profesor de Ética y Sociología en la Universidad a Distancia. A partir de 1980, Savater ejercerá como profesor de Ética en la Universidad del País Vasco, en su ciudad natal. Con una importante obra publicística y amplia presencia mediática, Savater resulta como una destacada figura en la lucha cívica contra el terrorismo ETA en España, lucha en cuya vanguardia se encuentra la organización Basta ya, de la que el filósofo es cofundador.

Tras leerle por años, lo mismo en sus libros, que en sus crónicas de El País, tuve recientemente la oportunidad de escuchar y hablar personalmente con el pensador de origen vasco. La ocasión la ofreció el Instituto Cervantes de Estocolmo, que invitó a Savater a dar una conferencia.

No era de extrañar que este intelectual abarrotara la sala del Centro Cervantes de Estocolmo y que para entrar a ella hubiera hecho falta haberse registrado con tiempo. La conferencia se desarrolló primero como una especie de diálogo entre Savater e Inger Enkvist, profesora de Español en la Universidad de Lund, quien interrogó al pensador ibérico sobre temas tan diversos como la ética, la religión, la política, el nacionalismo, el terrorismo, etc. En la segunda parte de la conferencia, el diálogo se estableció entre Savater y el público, por lo que le pregunté cuál era su recomendación para los políticos españoles y el gobierno norteamericano sobre la mejor directriz hacia Cuba.

La imagen de un Savater -el mismo que dialoga con los grandes de la filosofía-, aconsejando a la administración norteamericana, resultó inesperada y graciosa para la masa allí presente. El propio filósofo contribuyó a la atmósfera de hilaridad, bromeando con la idea, diciendo que se imaginaba en esos momentos a Bush "temblando", en espera de lo que él diría y que tanta responsabilidad le abrumaba. Después, en un tono más serio, reconoció que si bien existen elementos y paralelismos en la transición española (y presuntamente la cubana), tampoco quería exagerarlos. Savater reconoció que la transición española salió bastante bien, muchísimo mejor de lo que hubieran creído todos que iba a salir, pero esto no fue por una habilidad excepcional que tuvieran los españoles, sino por una mezcla de prudencia, del azar y de condiciones favorables que en aquel momento había en Europa. El conferencista no creyó que esto se pueda exportar a ninguna parte, ni que los españoles tengan posibilidad de dar consejos. La izquierda detestó a Franco y, sin embargo, tiene una gran admiración por Fidel Castro. Savater subrayó que el caso que le fascina. El pensador dijo haber llegado a la conclusión de que en su patria hay gente que tenía nostalgia de un Franco bueno y a ellas le parece que Fidel es el Franco de la izquierda, el Franco bueno que no hubo en España. Y es que en el fondo, acotó Savater, muchos de los antifranquistas no eran antifranquistas por demócratas, sino simplemente porque Franco era un dictador de derecha. "Si hubiera sido un dictador de izquierda no les hubiera importado".

Savater dice ignorar como será la transición cubana, y aduce que los efectos serán muy diferentes entre los sectores: los emigrados a Miami, la oposición en la isla y los que están en Europa, y aunque sabe algo del tema, por su amigo de Guillermo Cabrera Infante y personas muy próximas a éste, reconoció que no se atrevía a vaticinar.

En cuanto a la posición española de promover la apertura de la política cubana, el intelectual indicó que hay que hablar con la oposición en todos sus campos, y recordó que en tiempos de Franco, si alguien venía a España y hablaba exclusivamente con los responsables del franquismo, sin querer tener nada que ver con la oposición, esto era visto como un refuerzo del régimen, no como un intento de convencer al franquismo de que se volviera bueno. Savater aseguró que las dictaduras no pueden convertirse en dictaduras mejores, sino convertirse en democracia. En el caso de Cuba, la transición no debe ser hacia un castrismo benévolo, sino hacia una democracia, en la cual habrá personas que sigan teniendo ideas próximas a lo que fue el castrismo y otras que no. Lo que no se puede, apuntó, es fomentar una etapa en la que el camino hacia la democracia sea el castrismo. Asimismo, calificó de errática la política del gobierno actual por el hecho de hablar con una parte de la oposición y con otra no.

Por último, recordó Savater la moción presentada recientemente al Parlamento español para pedir a Cuba que liberara todos los presos políticos, moción respaldada por opositores internos de la isla y citó como ejemplo a Oswaldo Payá. Dicha propuesta fue rechazada por todos los partidos de izquierda. Al filósofo le pareció preocupante que en un país que ha tenido tantos presos políticos -como fue su caso-, y donde se pidió tantas veces que se actuara internacionalmente, ahora no apoye a unos presos políticos porque no se simpatice con sus ideas. "Eso me parece grave", concluyó.

Debo reconocer que bastante tiempo le concedió al tema cubano, si tenemos en cuenta que no estaba contemplado en su conferencia. Me interesó mucho la explicación dada sobre el respaldo indiscriminado que recibe dentro de la izquierda española el gobierno cubano. Coincido con su apreciación de que tiene que mantener España contactos con la oposición. También aprecio su incondicional defensa de ese movimiento democrático sobre el que hay tanto escepticismo en Europa, lo que constituye una muestra más del coraje cívico que caracteriza al doctor Savater.

En cambio, discrepo de su percepción sobre la transición española y la cubana: creo que al margen de sus peculiaridades y salvando todas las distancias, existen muchos elementos perfectamente intercambiables en las dos transiciones y que un análisis estructuralista de lo que fue la primera podría ofrecernos luces sobre lo que será o puede ser la segunda. Me parece, por último, un tanto maximalista el descartar un castrismo blando, como el camino a la democracia. En definitiva, la transición española no es en sí la que se vivió a partir de la muerte de Franco en 1975, sino la que se inició a fines de los años cincuenta, cuando el régimen renunció a la autarquía dándose en España una apertura al mundo que encuentra equivalentes en la Cuba del castrismo tardío.

Réplica y comentarios al autor: carlosm_estefania@hotmail.com

Para consultar otros documentos sobre el tema visite la revista Cuba Nuestra.




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