Site hosted by Angelfire.com: Build your free website today!
Inicio

 
www.tiemposdereflexion.com Anúnciate con nosotros
   Zona de guerra
por Carlos M. Estefanía
Director Cuba Nuestra
Estocolmo

Cubanos y venezolanos. Don Manuel de Paz tiene algo que contarnos; comentando "Zona de Guerra: España y La Revolución Cubana" (1960-1962) (*) (**)

No sé qué mágico encanto existe entre Cuba y Venezuela (¿acaso por compartir la sepa canaria?). Se pasan la vida canjeando historias: conquista versus independencia, dictadura versus alzamiento, de la revolución al totalitarismo, y siempre, como última esperanza, la indomable sociedad civil.

Los libros que narran acontecimientos trascendentales de la patria de Varela han de ser lectura obligada en la tierra de Miranda y viceversa. Tal es el caso de la obra escrita por el Catedrático de la Universidad de La Laguna (Canarias), Manuel de Paz Sánchez, "Zona de Guerra: España y La Revolución Cubana" (2001), y lo mismo con el que le precede; "Zona Rebelde: La Diplomacia Española Ante la Revolución Cubana" (1997), que ya he valorado bajo el título de "el ojo de Franco en Cuba".

Las dos piezas bibliográficas nos ofrecen el relato continuo, rigurosamente científico, de una revolución necesaria, que poco a poco, o intempestivamente, niega sus orígenes. ¿No le suena la historia? Léanse entonces, en estos días, algunas publicaciones venezolanas como "Tal cual"; escúchense emisoras como "Unión Radio" y se comprobará la reedición (con variaciones superficiales), en la Venezuela de hoy, de los mismos acontecimientos que el catedrático isleño expone cuando de Cuba nos habla.

Manuel de Paz escribe las "Zonas" como la prosa ágil y grata a la que nos tiene acostumbrados con su extensa bibliografía. Su estilo es inconfundible, no importa el asunto que trate; lo mismo si se refiere a Secundino Delgado y la emancipación cubana, que a un tema tan distinto como "Masonería y pacifismo". Siempre da gusto leerle, no sólo por la forma, sino por la seguridad que inspira al lector, así como el rasero positivista con que este investigador pule sus búsquedas en la historia.

Aparte de los nuevos tópicos abordados, lo novedoso en esta segunda "Zona" radica en el afinamiento del análisis, en una penetración aún más profunda en la esencia de los acontecimientos, y quizás en un mayor cuestionamiento del modo en que el discurso oficial "revolucionario" explica los hechos.

Los años de estudio y el contacto con cubanos de las más diversas tendencias le han permitido al Manuel de Paz, desarrollar una intuición poco común entre esos investigadores no cubanos, que, lo mismo en Estados Unidos, Europa o América Latina, posan de "expertos" sobre la problemática de Cuba. Si a alguien le encaja el título de "cubanólogo", ese es el Doctor Manuel de Paz. No nos extrañemos, pues, de que recibiera el premio "Leoncio Rodríguez" por un trabajo vinculado a la mayor isla del Caribe: "Tierra Canaria, o la búsqueda de la identidad isleña en Cuba" (1930-1931), galardonado en 2001 por el prestigioso diario "El Día".

Se dice que nunca segundas partes fueron buenas, sin embargo, "Zona de Guerra", pone en entredicho la regla. Si "Zona Rebelde" era ya un excelente libro, el que le sucede resulta aún mejor. Le esperábamos con ansiedad. Con "sadismo inusitado", y bajo la promesa de nuestro mayor silencio, el autor nos había adelantado algunas de las más "picantes" revelaciones de su obra.

Entusiasmados por la critica favorable con la que la prensa acogió el libro, apenas llegado a nuestras manos, nos dimos a la tarea de reseñarle. Nos parecía de urgencia mayor escribir sobre un material, tan importante, un texto que no debía faltar en los anaqueles de los centros de investigación que abordan el tema de Cuba, y muy particularmente, en los de esas universidades venezolanas donde existen grupos de confusa inspiración cubana acosando a rectores, profesores y alumnos. Contra tamaña violencia pseudouniversitaria, la ilustración que ofrece "Zona de Guerra" puede constituir un remedio.

Nos entregamos a la amena lectura con la seguridad de que nos beberíamos el libro en un santiamén. No fue así. El texto me atrapó, acortando mis interminables viajes de tren por los alrededores de Estocolmo. Pero al mismo tiempo, se negaba a ser digerido de un tirón.

La carga informativa era grande y eso que en cada dato que se ofrecía, solamente asomaba la punta del iceberg señalado por el historiador.

Anotaba las ideas esenciales, subrayaba las imprescindibles, cuando me percaté que por primera vez en mi actividad de reseñista, apenas podía discriminar. Todo era tan interesante, tan imprescindible. Así que mi "reseña" se fue convirtiendo en un ensayo no proyectado.

El libro nos presenta el cuadro perfecto de cómo se atenazó una sociedad abierta para someterla, en un tiempo récord, a un régimen totalitario.

Uno de los temas que trata este libro, que en lo particular considero determinante para comprender la historia más reciente de Cuba, es el de la prefiguración de la revolución cubana, por la revolución española, y en particular el de la temprana presencia de asesores españoles en la revolución. Encontramos aquí dos figuras paradigmáticas para comprender este fenómeno: las de los ex oficiales del ejército republicano español Alberto Bayo y Francisco Ciutat de Miguel: uno, legendario héroe de la guerra civil exiliado en México, instructor militar y en tácticas guerrilleras de los expedicionarios del Granma; el otro, una figura prominente dentro del esoterismo y las armas españolas, sumergida por décadas en el anonimato y la oscuridad de la Rusia de Stalin; unos de los tantos españoles que tan útiles fueron para los servicios de inteligencia soviéticos. Basta recordar aquí al más connotado de todos, aquel celebre hijo de cubana, Ramón Mercader, asesino de Trotsky, y quien falleció en Cuba con los grados de oficial del Ministerio del Interior.

En el caso de Ciutat nos encontramos con un asesor de primera para la conformación en Cuba del más efectivo cuerpo antisubversivo que haya existido en todas las Américas. El exmilitar español, ahora agente de la URSS, participará directamente en la lucha contra los alzados anticomunistas. Con este dato se pone en claro no sólo que participa la CÍA, sino que también hubo injerencia soviética en la guerra "civil" cubana de los sesenta.

Una amiga venezolana, Elizabeth Burgos, antropóloga, experta en movimientos de izquierda e investigadora de las instituciones militares de Latinoamérica, me dio una magnifica opinión sobre el libro que comentamos. Apuntó además, que si sustituimos el nombre de "Cuba" por el de "Venezuela", el texto servirá de maravillas para describir lo que está pasando ahora en su patria. No creo que exagere.

Sólo Castro y Dios (ni siquiera Hugo Chávez) saben cuántos "nietos" cubanos y venezolanos de aquel Ciutat, han trabajado durante décadas en Venezuela para lograr este mimetismo entre su presente y la revolución cubana; cuántos de esos descendientes, con la misma buena fe con que Bayo entrenó en México a quienes navegarían en el Granma, hoy entrenan a otros en los Círculos Bolivarianos; cuántos cubanos habrá en Venezuela como aquellos dos españoles rescatados del olvido, gracias a "Zona de Guerra". Puede que sea tarea para otra historia de Manuel de Paz.

Este es el libro del nacimiento y lucha del exilio cubano (un espejo en el que debe mirarse, para no cometer sus errores el nuevo exilio venezolano), y también de la temprana confrontación entre el nuevo régimen de Cuba y los Estados Unidos. Es la descripción clara de cómo se organizaron los desterrados en Norteamérica, de sus ilusiones y sus frustraciones; del efecto moral y político de la derrota de abril de 1961 en Bahía Cochinos. Hasta en este aspecto pueden mirarse, como en un espejo, la oposición cubana y la venezolana.

Es, pues, el libro de uno de los temas ineludibles de la historia universal contemporánea, como el de la crisis de los misiles en octubre de 1962, y la solución dada a la misma por Kennedy y Jruschov. Sir Bertrand Russell, el filósofo ingles opuesto a un estallido bélico que conduciría al holocausto nuclear, hizo declaraciones al periódico "Revolución" que asombraron a muchos en ese entonces por su acusado izquierdismo. Y no era para menos; Russell, que para entonces parecía curado de sus tempranos devaneos con el régimen soviético, sufría una recaída en el mal de las utopías "reales", que, para el caso de Cuba, legitimaba cuanto escribía:

"Cuba, al menos después de medio siglo de dominación norteamericana, está en condiciones de construir viviendas y escuelas, de estimular la educación y la cultura, de abolir la pobreza, la enfermedad y la miseria humana. La Revolución cubana merece confianza y estímulo, y no una hostilidad ciega".

Si este pensador, de los más grandes del siglo pasado, dueño de un poderoso aparato conceptual para decantar los ídolos que lastran el pensamiento, no era capaz de reconocer el caldo que se cocinaba en Cuba, ¿qué podemos dejar para el hombre común, abrumado por sus cargas emocionales, la desinformación de los medios (o los aparatos ideológicos de los partidos), y la necesidad de creer en un mundo mejor? No todo el mundo es un Manuel de Paz Sánchez. Esto exige de todos los que comprenden el tema de Cuba y quieren dar a conocer al mundo su verdad, un alto grado de tolerancia y paciencia, para poder comunicar su visión alternativa a los "Sir Russells" del presente.

Por muy filósofo que se sea, "la cosa en sí" de las revoluciones no se aprende de la noche a la mañana. Así pasó ayer con la Revolución de Cuba, así pasa hoy con la Bolivariana.

* El libro "Zona de Guerra: España y La Revolución Cubana" (1960-1962) fue publicado por Taller de Historia, Canarias, en mayo del 2001. Cuba Nuestra autoriza la reproducción de este artículo siempre que se cite la revista y se le comunique a su autor.

** En Tiempos de Reflexión presentamos una versión más breve del artículo de Carlos Estefanía. Para consultar el original, por favor visite el sitio "Cuba Nuestra".

Réplica y comentarios al autor: carios.estefania@telia.com




*
Anúnciate con nosotros

Recibe nuestro boletín mensual
*
* Tu email:
*
*
*
*
*

Noticias
*

Archivo
*
* Consulta los boletines de ediciones pasadas. *
*

Panel de Opiniones
*
* Opina sobre este tema o sobre cualquier otro que tú consideres importante. ¡Déjanos tus comentarios! *
*

Escribe
*
* Envía tus ensayos y artículos. *
*
___
Logos de Tiempos de Reflexión cortesía de Matthew Nelson y Chago Design. Edición, diseño y actualización por Morgan y MASS Media
Resolución mínima de 800x600 ©Copyright pend. Acuerdo de uso, políticas de protección de información