Y el inicio de la decadencia de la globalización económica.

En Brasil se escuchan los cantos del sincretismo étnico que al ritmo de samba, celebra la posibilidad de lograr el sueño de muchos desposeídos: tener la oportunidad de vivir con dignidad.

Hace ya más de 20 años, Brasil se sacudía los estertores de las dictaduras militares para estrenarse en la sociedad de las jóvenes democracias latinoamericanas. Atentos a los recientes acontecimientos de la elección presidencial en aquel país, nos llama favorablemente la atención el sistema electrónico de votación implementado en la jornada electoral del domingo 6 de octubre. Aunque no exento de algunas fallas, en términos generales operó bien, al grado de que los resultados electorales en Brasil se conocieron mucho antes que en la elección presidencial de Estados Unidos; cómo cambian los tiempos.

Luiz Ignacio Lula da Silva, candidato del Partido de los Trabajadores, en su cuarta incursión electoral, obtuvo una amplia ventaja con respecto al candidato oficial José Serra, logrando un 46.6% de los sufragios válidos contra el 23.9% del Partido Social Demócrata Brasileño; en tercer lugar está Antonio Garotinho, del Partido Socialista Brasileño, con el 16.37%, mientras que el cuarto puesto fue para Ciro Gómez, del Partido Popular Socialista, con el 12.51% de los votos.

El próximo 27 de octubre se realizará la segunda vuelta electoral, y todo indica que Lula da Silva ganará ampliamente a su principal contrincante, el oficialista José Serra, debido a que Lula ya logró la adhesión de Ciro Gómez. Así las cosas, el primero de enero de 2003 asumirá el cargo de nuevo presidente de Brasil, quien gobernará los siguientes cuatro años.

Inicialmente, el Fondo Monetario Internacional demandaba de los principales candidatos presidenciales brasileños un compromiso explícito, con el propósito de mantener vigentes los términos del acuerdo a que se llegaría con el actual gobierno de Cardoso. La respuesta, también inicial, fue de claro rechazo tanto de parte de Luiz Ignacio Lula da Silva como de Ciro Gómez, que llegaron a calificar de "chantaje" o presión indebida a esa insinuación. Aunque parezca paradójico, uno de los causantes de la victoria electoral de Lula fue el propio FMI, quien con sus recetas macroeconómicas insensibles en lo social, han arrojado a millones de seres humanos a las fauces depredadoras de la pobreza.

En lo institucional se menciona la existencia de la Ley de Responsabilidad Fiscal que obliga a elaborar presupuestos equilibrados. Y se enfatiza un factor políticamente no menor: el futuro gobierno, cualquiera que sea, no contará con mayoría parlamentaria, lo que le obligará a negociar con actores políticos de centroderecha que hoy no están participando como protagonistas en la elección presidencial. Se agrega, además, que en el caso de Lula, se nota una clara moderación en su lenguaje y un esfuerzo en acercar su perfil más al centro al llevar como vicepresidente al empresario José Alencar, perteneciente al Partido Liberal.

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