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   El Proyecto Varela
por Carlos Manuel Estefanía Aulet
Jefe de redacción de la revista "Cuba Nuestra"
Estocolmo

Llegó a mi buzón, por remisión indirecta, el artículo titulado "El proyecto Varela y los peligros que involucra". Está firmado el 24 de enero de 2003 por Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos (Brigada 2506), Consejo Nacional del Presidio político Cubano, Consejo por la Libertad de Cuba, Confederación de Trabajadores Cubanos (CTC en el Exilio), Directorio Insurreccional Nacionalista, Junta Patriótica Cubana, Madres y Mujeres contra la Represión (MAR por Cuba), Movimiento Insurreccional Martiano, Municipios de Cuba en el Exilio, Partido Protagonista del Pueblo, Puente de Jóvenes Profesionales y Unidad Cubana.

La nota, marcada por la "inocencia" hace una serie de preguntas que evidencian el desconocimiento de sus autores sobre la esencia del sistema imperante en Cuba, y las inéditas condiciones dentro de la Historia de la Isla en las que los impulsores de Varela llevan su lucha democrática. Veámosla a continuación, para que el lector, armado de sentido común y conocimiento de causa, responda por sí mismo los cuestionamientos. Más abajo daré mi opinión.

*

El Proyecto no pone condiciones para la realización del referéndum, es decir, que el gobierno castrista será quien imprima las boletas del referéndum, el que supervise su realización, el que cuente las boletas y el que emita el resultado.

Como pregunta, ¿puede alguien esperar que Fidel Castro o su régimen vaya a perder una consulta realizada de esa manera, sin supervisión internacional, a menos que sea a su conveniencia?

Todos estamos de acuerdo en que se reclamen las libertades y derechos de los cubanos, pero el Proyecto Varela sólo pide 4 derechos: el de asociación, libre expresión, prensa y el de organizar pequeñas empresas privadas. ¿Por qué razón el Proyecto Varela no reclama el respeto a todos los derechos básicos e internacionalmente reconocidos como: igualdad ante la ley, el derecho a no ser discriminado por razones políticas, el derecho a no ser discriminado frente a los extranjeros, el poder entrar y salir libremente de su país y el fijar su residencia en cualquier lugar del territorio nacional, por sólo mencionar algunas omisiones significativas? Además, si los derechos pedidos en el Proyecto Varela fueran aprobados, su ejercicio o disfrute estaría limitado, porque la Constitución Socialista establece que ninguno de los derechos o libertades reconocidos en esta Constitución puede ser usado en contra de la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo (artículo 62).

Puesto que el Proyecto Varela no pide la derogación de la Constitución Socialista, esos derechos pedidos en el proyecto no se pueden ejercer para intentar cambiar el sistema político vigente ni para desplazar al Partido Comunista de su control absoluto del poder.

El Proyecto Varela discrimina al escoger que prisioneros políticos pueden o no ser liberados. Luego de 44 años de tiranía en los que el régimen no ha dejado de cometer crímenes de toda clase, los cubanos están moralmente justificados a recurrir a, prácticamente, cualquier método de lucha para sacar al tirano de su trono. Es muy desafortunado que el Proyecto Varela haga selecciones de esa naturaleza entre los presos políticos.

Es inaceptable que proyecto alguno encaminado a buscar una solución al problema cubano, sea aceptable o no lo que proponga, quiera excluir al exilio. En el exilio está la mayoría de los cubanos que a lo largo de estos 44 años han arriesgado sus vidas luchando por la libertad de Cuba, o que han pasado largos años en prisión manteniendo viva la llama de la rebeldía. El Proyecto Varela excluye a todo el que no haya vivido en la Isla por lo menos un año antes del propuesto referéndum.

El Proyecto Varela no pide la celebración de elecciones generales democráticas como las conocemos en el mundo libre para elegir desde el presidente de la República hasta los alcaldes y concejales, sino elecciones a las Asambleas del Poder Popular que, por supuesto, es algo muy distinto. Fíjese que el punto 4 del Proyecto Varela pide una reforma a la Ley Electoral vigente para que cualquier cubano pueda aspirar a las Asambleas del Poder Popular y que entonces se celebren elecciones generales a esas asambleas en las que puedan aspirar hasta los disidentes. De hecho, el proponente del Proyecto Varela aspiró a la Asamblea del Poder Popular en 1992 y en 1997. Es necesario mencionar que las Asambleas del Poder Popular son instancias sin poder real alguno y sometidas al liderazgo y la autoridad del Partido Comunista que las orienta, dirige y supervisa. Basta decir que en sus 27 años de existencia, la Asamblea Nacional del Poder Popular jamás ha escrito o presentado ni una sola ley, su función se ha limitado a aprobar los proyectos de ley que le ha sometido el Consejo de Estado presidido por Fidel Castro. Por si fuera poco, la Asamblea Nacional solamente se reúne dos días dos veces al año. ¿Qué cambios democráticos podrían esperarse que salieran de reuniones o debates en sesiones tan ínfimas donde también estarían presentes, en inmensa mayoría, los diputados del régimen?

Los defensores del Proyecto Varela quieren hacer creer que el proyecto es sólo un primer paso para luego conseguir más cambios democráticos. ¿Cómo es posible que alguien pueda esperar cambios futuros cuando el Proyecto Varela deja a Fidel Castro y su camarilla en el poder; deja intacto el sistema unipartidista; deja en las manos del régimen el comercio, la banca y la industria, así como todos los privilegios políticos y económicos que disfrutan; mantiene intacto el sistema judicial que es un instrumento político del régimen para el encarcelamiento arbitrario de los opositores; deja intactos los poderes del Ministerio del Interior y la Seguridad del Estado para acosar, perseguir, arrestar indefinidamente y hasta agredir a quien se le oponga; deja intacta la estructura de acoso, control y coacción política constituida por las llamadas organizaciones de masa como los Comités de Defensa de la Revolución, el Sindicato Oficial, las fuerzas paramilitares Brigadas de Respuesta Rápida y la Unión de Jóvenes Comunistas?

Finalmente, los proponentes del Proyecto Varela han expresado su oposición al embargo comercial de Estados Unidos, a la Ley Helms-Burton, así como a las restricciones de viaje al turismo norteamericano. Una vez aprobado el Proyecto Varela, lo más probable es que sus patrocinadores se unan al gobierno para pedir la eliminación de esas medidas y que los europeos, ansiosos por preservar sus inversiones en la Isla, se les unirán para forzar a E.U. a ceder. Con la justificación de que ya se han realizado reformas, Castro recibiría billones de dólares en créditos con los que podría reforzar y ampliar su Departamento de Seguridad del Estado y, por supuesto, pondría en práctica contra los disidentes su usual estrategia de acoso, amenazas, chantajes y divisiones que conocemos bien. Bajo estas condiciones ¿puede esperar alguien que los disidentes logren reformas democráticas o más libertades? Difícilmente. Además, la atención de la prensa se centraría en la ola de inversionistas americanos llegando a Cuba. Lo más probable es que la Isla se convierta en la China del Caribe, con grandes corporaciones extranjeras, trabajo esclavo, pequeños comercios de los nacionales y poca o ninguna libertad ciudadana. ¿Es eso lo que queremos para Cuba?

*

El "documento" de arriba, un tanto impacientemente, pide cuentas, por el resto de la caminata que, sin dudas, habrían de seguirle a esta primera pisada en pos de la democratización de Cuba, que es el Proyecto Varela. Es tan absurda la pretensión como lo sería el intentar recorrer un camino dando todos los pasos en el mismo instante.

Al final del texto está lo que más duele a sus firmantes: que el Varela, consciente de cómo piensa un amplio sector de los cubanos (sean comunistas o no), se oponga al embargo de Estados Unidos contra la economía la Isla. Ese "crimen" basta para atraer el anatema de los firmantes. Una cosa es no estar de acuerdo con el levantamiento de un embargo de los dos que sufre Cuba (el externo y el interno), u opinar como el propio Payá, que su levantamiento en las condiciones actuales no traerá la democratización (como tampoco la trae su mantenimiento), y otra es carecer de la perspectiva necesaria para comprender lo que pasaría con un levantamiento de la medida en las condiciones de materialización del Varela. Entonces, sin la menor duda, los contactos internacionales, garantizada la participación popular directa en ellos, como el Varela demanda, socavarían, de lleno, los vestigios de totalitarismo que pudiesen quedar en la Isla, y ésta, lejos de convertirse en una nueva "China", se transformaría en la Suiza de las Américas.

Desgraciadamente si la luz larga brilla es sólo por su ausencia en "El proyecto Varela y los peligros que involucra". Todos los "¿por qué no?" de la nota en cuestión se anulan fácilmente con los contundentes y prácticamente demostrados "porque sí" del Proyecto Varela:

Venga el Varela, porque como ninguna otra iniciativa de la oposición, sí ha ayudado a darle el reconocimiento internacional que nuestro movimiento democrático interno necesitaba.

Venga el Varela, porque sí ha obligado al régimen a hacer costosas maniobras políticas que lo único que han servido es para acentuar su aislamiento y desacreditarle aún más ante el mundo y el pueblo.

Venga el Varela, porque con las miles de firmas que ha recaudado está convirtiendo a los cubanos de la Isla en protagonistas de su historia.

Venga el Varela, porque con la oportunidad que nos ofrece de respaldarlo, difundirlo y representarlo en el ámbito internacional también convierte a los desterrados, no importa su ideología, en protagonistas de los cambios necesarios de la Patria.

Venga el Varela, porque ha mostrado un método de lucha hasta para quienes no le comparten dentro de la isla, como es el caso de los que acuden a la misma Constitución oficial, al estilo de los Varelistas, para denunciar las irregularidades del último proceso electoral e iniciar un proceso judicial contra estas infracciones, apoyados en la Vigente Ley Electoral, o aquellos que, al estilo del Varela, recaudan miles de firmas, ahora para la "Carta de Derechos y Deberes Ciudadanos" con el fin de fomentar la participación de los cubanos en ese tema.

No me cabe la menor duda de que quienes firman estos panfletos son enemigos radicales de Fidel Castro, pero tampoco de que sus "puntos de vista" no se diseminan gratuitamente por el mundo y menos sin la complacencia del mismo individuo que pretenden "combatir". No guardo el menor recelo para reconocer lo bien que en tal dirección deben trabajar los infiltrados del régimen en la diáspora, pues tengo la convicción de que saben echarle leña al fuego de la desunión de los cubanos; como en este caso, de que actúan desde la sombra de la supuesta amistad manipulando y dejando caer a los asesores de organizaciones "duras" (sin que estos se percaten), ideas tan "auténticas" y "geniales" como las expresadas en "El proyecto Varela y los peligros que involucra", induciéndoles a destruir desde la retaguardia el arma más contundente contra la dictadura que ahora tiene el movimiento democrático en Cuba, el proyecto Varela. Estos "iluminados", ni cortos ni perezosos, corren con la "última" a sus directivas, las que, alienadas en sus problemas cotidianos y desconectadas de la dinámica cubana, no vacilan en subscribir (como suyas), las tesis exactas que el totalitarismo necesita que sean diseminadas. No puede haber, desde mi punto de vista otra explicación a tanta ceguera compartida entre personas más o menos ilustradas.

Réplica y comentarios al autor: estefaniaulet@hotmail.com

En Tiempos de Reflexión sólo se ha transcrito un fragmento del artículo de Carlos Estefanía. Para consultar el documento completo visite la revista Cuba Nuestra.




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