La aureola triunfalista del capital en los años 90, la sensación de victoria tras el colapso del "socialismo real" en Europa del Este y la Unión Soviética, apuntaban al establecimiento de la sociedad de mercado como la forma de organización social natural de la especie humana. Esto, unido a un repliegue de las luchas populares en general y un amargo sabor de derrota y frustración en la izquierda (traición, en el peor de los casos) condujo a un orden internacional basado en la hegemonía total del imperialismo yanqui, que con el derrumbe del campo socialista se erigía como superpotencia dueña de los destinos de la humanidad, con una fuerza y poder jamás vistos antes, tanto en lo político, económico, militar, como en lo cultural y lo ideológico. Se proclamaba el fin de la historia. La libre empresa, el mercado, las privatizaciones, el libre flujo de capitales, los McDonald’s, las Coca Colas llegaban a todos los confines del planeta. Según los ideólogos burgueses de fines de siglo, el acelerado desarrollo tecnológico debía abrir oportunidades para todos en la nueva aldea global. De ahora en adelante no habría nada de qué preocuparse, todo sería paz, armonía, progreso, y sobre todo, muchas ganancias. El mercado se encargaría de borrar desigualdades y diferencias sociales. Era el final de las utopías y las revoluciones.
Transcurridos algunos años, el balance no puede ser más desalentador. El neoliberalismo, y la globalización regenteada por este modelo, no han hecho más que poner en escandalosa evidencia lo que resulta una verdad incontrastable: la incapacidad del sistema capitalista para resolver los enormes desafíos a los que se enfrenta la humanidad, para cumplir con lo que debe ser el principal objetivo de la economía, garantizar las bases de la vida física y espiritual de las personas, satisfacer las necesidades humanas. Nunca antes hubo tantos pobres, jamás la opresión económica afectó a tantos seres humanos, ni fueron tan abismales las desigualdades entre los países y entre los sectores sociales.
Muchas preguntas continúan sin respuesta, muchos problemas, en vez de solucionarse, se han agravado, amén del surgimiento de otros peores: juego incontrolado de los mercados financieros, saqueo disfrazado de libre comercio, degradación y contaminación del medio ambiente, amenaza de crisis ecológica, endeudamiento y empobrecimiento del Tercer Mundo, vejaciones y controles a millones de migrantes, mientras los capitales especulativos y las inversiones gozan de absoluta libertad, el robo y la corrupción, privatizaciones indiscriminadas hasta de sectores vitales como servicios públicos y seguridad social, desigualdades enormes, retrocesos en conquistas sociales, incremento de la exclusión social de los marginados de siempre. Para una gran masa de la población mundial, analfabeta, que aún vive por debajo de los límites de la pobreza, que no ve cubiertas sus más elementales necesidades, que es obligada a sobrevivir en condiciones infrahumanas, son totalmente ajenos los avances científico-técnicos experimentados en las últimas décadas y que se supone debían redundar en un aumento de la calidad de vida de los seres humanos.
Un orden tan injusto y generador de tantas desgracias debe ser cambiado. Cada vez más amplios sectores van tomando conciencia de estas realidades y se suman a la lucha contra el capitalismo. Los pueblos se empiezan a movilizar y a oponer resistencia a la expoliación de sus riquezas en provecho de unos pocos. Los movimientos sociales, que luchan en todo el mundo contra la expansión del sistema dominante, tienden a trascender las fronteras nacionales, para construir las alternativas entre todos. Los movimientos antiglobalización, feministas, de pueblos indígenas, de trabajadores, de campesinos sin tierra, de negros, de desempleados, en fin, de todos los afectados directa e indirectamente por la mundialización, comienzan a perfilar en el horizonte otro mundo posible. Se está pasando de la protesta a la propuesta. No debemos detenernos sólo en la denuncia de la pobreza, de los efectos sociales desastrosos de las políticas neoliberales o en la formulación de alternativas al modelo, debemos identificar en el capitalismo la causa fundamental de todos estos males y tener claro que su solución únicamente será posible con la superación del sistema. De muy poco o casi nada servirán los paliativos. Ha llegado la hora de deslegitimizar el sistema, acumular fuerzas, construir un contrapoder y proponer alternativas viables a las realidades de hoy.
En el período que vivimos, más que en ninguna otra época histórica, los problemas urgentes del momento son globales, y globales deben ser sus soluciones. Internacional deberá ser también la resistencia al sistema dominante y excluyente. El internacionalismo, la solidaridad militante entre los pueblos no es hoy un lujo sino un imperativo mayor. Nunca fue tan perentoria la necesidad de coordinar acciones comunes a nivel mundial. No importa donde vivamos, es un crimen imperdonable darle la espalda a los pueblos que luchan hoy contra la opresión. Debemos hacer nuestra la causa del que, en cualquier parte del mundo, se enfrenta al sistema. Debemos sumar nuestros pequeños esfuerzos y oponer a la mundialización de la injusticia, la globalización de la lucha y la esperanza. Nuestra sociedad, inmersa en plena construcción del socialismo, pero condicionada por un medio internacional hostil y agresivo, no escapa a los influjos negativos de las políticas neoliberales. Cuba se salvará sólo si se salva el mundo. Y en la batalla por salvarlo no podemos estar ausentes. Por lo tanto se torna apremiante la necesidad del surgimiento de un espacio de estudio y acción que nos permita participar de manera concreta en las luchas contra el sistema capitalista.
¿Qué es el grupo Amauta?
Es el proyecto de un grupo de estudiantes que se han propuesto desarrollar acciones que resulten en un mayor estudio, en una mejor comprensión de la compleja realidad contemporánea mundial, de las perspectivas para las fuerzas populares y de izquierda, del proceso de construcción de alternativas en que se encuentran enfrascados las organizaciones y luchadores revolucionarios de todo el orbe.
Sus objetivos son:
- Estudio y análisis crítico del marxismo en todas sus variantes y tendencias, con una visión creadora alejada de toda concepción dogmática, asumiendo tanto las enseñanzas de los clásicos, atemperadas a los nuevos tiempos y sus especiales condiciones socio-económicas, culturales y políticas; como los aportes, alternativas e ideas que recorren el mundo de la izquierda hoy.
- Propiciar espacios de debate e intercambio sobre la problemática global actual, que redunden en un mayor conocimiento y capacidad de análisis acerca de los peligros que amenazan al planeta.
- Insertarse en todo el proceso de luchas anticapitalistas de movimientos populares, sociales y políticos que empiezan a oponer resistencia a un orden mundial esencialmente injusto y antidemocrático, tomando en cuenta la particularidad de que vivimos en un país empeñado en la construcción de una nueva sociedad mucho más justa y solidaria.
Partimos de nuestra especificidad cubana y latinoamericana para sumarnos al proyecto emancipatorio universal. Nos reclamamos continuadores de la tradición socialista auténticamente latinoamericana, que ha engarzado los presupuestos filosóficos, ideológicos y políticos del marxismo con las raíces étnicas, culturales, humanistas y libertarias de Nuestra América, y con sus realidades económicas y sociales concretas; y cuyo máximo exponente fue José Carlos Mariategui. Tomamos como bandera el pensamiento del Amauta:
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No queremos ciertamente, que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje al socialismo indo americano. He aquí una misión digna de una generación nueva.²
Con esa misión nos sentimos comprometidos, y por eso invitamos a estudiantes, profesores, trabajadores, a que se unan a nosotros, que colaboren con nuestro propósito, que es luchar por un futuro mejor para todos los seres humanos.
¡Otro mundo no sólo es posible, sino absolutamente necesario!
¡Construyámoslo entre todos!
PRENSA LATINA
PL Agencia Informativa Latinoamericana S.A.
Estudiantes universitarios cubanos evocan defensa de la paz de Lennon
Santiago de Cuba, 4 abril (PL) Con los acordes de Imagine y la evocación de la lucha pacifista de John Lennon, los estudiantes de la Universidad de Oriente, en esta ciudad a 884 kilómetros de La Habana, condenaron hoy la guerra de Estados Unidos contra Iraq. Convocados por el grupo Amauta, de reciente creación, dedicado al estudio y difusión de los movimientos revolucionarios y progresistas en el mundo actual, los jóvenes sumaron sus voces a las de aquellos que en los más diversos confines se manifiestan contra el afán belicista del presidente norteamericano George W. Bush. Entre canciones grabadas del ex Beatle y las interpretadas por trovadores locales, junto a acciones plásticas que recordaban la imagen del legendario músico, la principal plaza cultural de la casa de altos estudios devino otro escenario para la defensa de la paz mundial. En el encuentro, presidido por el lema "Tú también puedes darle un chance a la paz", el profesor Walter Mondelo, de la Facultad de Derecho, recalcó la vigencia del pensamiento y la acción pacifista de Lennon en la actual coyuntura internacional.
Durante este mes, los integrantes del grupo Amauta, que proceden fundamentalmente de las carreras de Ciencias Sociales y Jurídicas, realizarán actividades encaminadas a rememorar la victoria de la rebelión cívico-militar que hace un año frustró el golpe de estado contra el gobierno bolivariano de Venezuela.
El nombre del proyecto estudiantil responde al apelativo utilizado por los incas para llamar al anciano consejero de la tribu y fue el seudónimo empleado por el peruano José Carlos Mariátegui, uno de los más altos exponentes del marxismo auténticamente latinoamericano.
Réplica y comentarios al autor: fjsolar@csh.uo.edu.cu
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