Matanzas, Cuba. Una página dolorosa de la Historia de Cuba.
En estas notas sobre la lucha del pueblo de Cuba frente al régimen de facto instaurado por un grupo de asaltantes del poder político, y las consecuencias que el mismo ha tenido para el crecimiento y desarrollo del pueblo en lo económico y en lo político, nos lleva a comentar el asalto al Cuartel Domingo Goicuría, sede del regimiento No. 4 del ejército en Matanzas. Al mando del tristemente célebre General Pilar García, el Goicuría está situado a 140 kilómetros de La Habana. El asalto fue efectuado el trágico domingo 29 de abril de 1956, aproximadamente dos años después de los asaltos a los Cuarteles Moncada en Santiago de Cuba y Céspedes en Bayamo, en la provincia de Oriente.
No obstante la creciente represión que indiscriminadamente crecía después del asalto a los cuarteles Moncada y Céspedes en 1953, los grupos de activistas insurreccionales de diferentes posiciones ideológicas y políticas se multiplicaban a pesar de la actitud conciliadora del Partido Socialista Popular (comunista) de Cuba y de todos dentro del gran parámetro que pudiera definirse como nacionalismo social democrático: sindicalistas, auténticos moderados, otros de izquierda, la OA, la AAA, la FEU (y luego el Directorio Revolucionario), apristas, el Movimiento Libertario y el MNR; al centro estaban el Movimiento 26 de julio, ortodoxos y otros más; a la derecha, el Grupo Montecristi, Resistencia Cívica. Estos grupos muchas veces se creaban por consecuencia de la vinculación personal y la atracción o conocimiento del líder que los aglutinaba.
Batista pretendía buscarle una salida electoral a la crisis política que era similar a la producida en 1940, sin comprender que no había similitud histórica con la situación creada por el derrocamiento del Gral. Machado en 1933. El 25 de mayo de 1955, Batista, al objeto de su proyecto político, hace aprobar una amnistía política general de la cual se benefician numerosos activistas estudiantiles y sindicales, dirigentes del Partido Auténtico y el Partido Ortodoxo, dirigentes de la Triple A y los combatientes del Moncada y de Bayamo. Esperaba Batista con esta política que ellos se incorporaran a las actividades partidistas electorales, no comprendiendo que el país ya había optado por la solución insurreccional.
Los amnistiados consideraron que podían actuar mejor desde el exterior y abandonaron el país. La mayor parte de ellos se radicó en México. Por supuesto, continuaron participando en sus movimientos insurreccionales, y el grupo liderado por Fidel Castro decidió crear el Movimiento 26 de julio, fundado el 15 de mayo de 1955, no sin dejar comprometidos a algunos compañeros para organizar en Cuba el movimiento clandestino de la nueva organización. Para esta fecha ya se organizaban guerrillas urbanas en el resto del país, principalmente en La Habana y Santiago de Cuba, donde destacaba Frank País por sus dotes organizativas.
En ese propio año se creaba el Directorio Revolucionario y José Antonio Echeverría, Presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, clandestinamente se dirige a México y a nombre de la Dirección del Directorio firma el documento llamado "La Carta de México". La fundación del Directorio Revolucionario fue uno de los primeros artículos que motivaron esta serie. En posteriores artículos abordaré de nuevo el tema,
En ese mismo año, Luis Bonito, dirigente de la Comisión Obrera del Partido Ortodoxo, comenzó a proyectar una acción armada en la provincia de Matanzas, ya que la motivación se hacía más demandante por muy diferentes sectores de la sociedad: estudiantes, obreros y especialmente por militantes de los partidos Autentico y Ortodoxo. Muy pronto se contactaron Luis Bonito y Reynold García, dirigente de la Organización Autentica (OA). El proyecto fue tomando forma, pudiéndose afirmar que Bonito fue el ideólogo y Reynold el jefe militar. Otros organizadores destacados lo fueron Hernández Concepción (Boniatillo) de la Triple AAA, Carlos Casanova, asesinado en la Embajada de Haití, Sergio Lorenzo, Manolito "Coca-Cola" (le llamaban así por ser un carrero de la Coca-Cola), Arnaldo Ramos Lechuga, Elena Delgado -del 26 de julio- y su amiga Zulema, que fueron grandes colaboradoras. Lo hicieron muy discretamente, porque cuando miembros del 26 de julio le comunicaron a Fidel Castro del proyecto de Reynold García y Luis Bonito, y que los habían contactado pidiendo colaboración al proyecto armado en Matanzas, Fidel ordenó a los miembros del 26 de julio que no se involucraran porque estaba condenada al fracaso una acción como ésa tan cerca de La Habana.
Por otra parte, Reynold García decidió que la acción a realizar con posibilidades de éxito era la del ataque al Cuartel Domingo Goicuría, sede del estado mayor del regimiento. La repercusión del hecho tan próximo a La Habana habría de impulsar una sublevación de todo el pueblo. Inspirado en ello, se ofrecerían las condiciones para estructurar una coordinación general con todos los grupos subversivos que operaban en el país. Para ello contaban con el factor sorpresa y la capacidad de movilización que ofrecía la situación de la empresa constructora Díaz de Villegas, donde trabajaba Reynold y cuyos camiones frecuentemente entraban en la fortaleza donde se abastecían de combustible, porque el jefe militar era accionista de la compañía. El plan debía resultar efectivo si no fuera que la jefatura militar había recibido una delación que ponía al descubierto el proyecto.
El Coronel Pilar García, al conocer el plan, tomó precauciones adecuadas y esperó para recibir a los asaltantes, que en vez de sorprender fueron sorprendidos, siendo recibidos al fuego cruzado de las ametralladoras pesadas. En el primer camión venía Reynold García, jefe de la acción. Los combatientes fueron masacrados en los primeros minutos. Los sobrevivientes fueron asesinados en forma inmisericorde. La foto de Julio García Rodríguez, reportado por el gobierno como muerto en combate con las manos atadas a la espalda, recorrió el mundo. Varios periodistas vieron con vida a Mario Vázquez y grabaron declaraciones a Cesar Rodríguez Alayón y Jorge Armengol. Los tres aparecieron después en la lista oficial de los caídos cuando asaltaron el cuartel.
El hecho conmovió al país. La represión fue indiscriminada y brutal con los combatientes asilados en la Embajada de Haití en La Habana, asesinados cuando la policía al mando del General Salas Cañizares penetró violando la inmunidad diplomática y ejecutando a los asilados que allí se encontraban. La heroicidad de los combatientes y la criminalidad de la dictadura se muestra al conocerse que no hubo más de media docena de sobrevivientes en la acción dirigida por Reynold García. A pesar de su protección antibalas, Salas Cañizares sería muerto asimismo por un asilado herido
El descontento popular por el desplome del Estado de Derecho en consecuencia del golpe militar que impuso a Batista llegó sólo a los cuarteles, no estuvo circunscrito a los civiles. Se extendía a la oficialidad de academia, y llegaban informaciones a la embajada norteamericana de que la dictadura se desplomaría por el general repudio, siendo un error que se continuara respaldando al gobierno de Batista.
El 4 de abril del mismo año se había descubierto una confabulación de sublevación militar en que un grupo de oficiales del Ejército, la Aviación y la Marina de Guerra pretendían derrocar al gobierno y restaurar el estado de Derecho. Era un grupo de oficiales de preparación académica, especialmente de la Ciudad Militar de Columbia, la Fortaleza de La Cabaña, Fuerzas Aéreas, la Marina de Guerra y las academias militares. Entre estos oficiales se destacaban el Coronel Ramón Barquín, segundo jefe de la Junta Interamericana de Defensa en Washington, Teniente Coronel José Orihuela, Capitán José Ramón Fernández, Teniente Coronel Enrique Borbonet, Teniente Coronel Manuel Varela Castro, Primer Teniente Manuel Villafaña, Teniente Plana de la Torre de la Fuerza Aérea y el Capitán Dr. Cuervo del Cuerpo Medico Militar. El fracaso del complot militar se produjo cuando trataron de incorporar al jefe militar de la Cabaña, y éste delató a Batista la confabulación.
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