Este 10 de octubre, aniversario del Grito de Independencia dado por Carlos Manuel de Céspedes, y en presencia del Secretario de Estado Colin Powell, el de Vivienda, Mel Martínez y de otros políticos cubanoamericanos, Bush anunció una serie de medidas que acentúan la estrategia de su administración hacia el gobierno de Fidel Castro.
El presidente norteamericano reafirmó las restricciones ya vigentes, prohibiendo que los norteamericanos viajen a Cuba por placer, aunque permitirá viajes por visita familiar, ayuda humanitaria o investigaciones. En esos casos, su gobierno tomará cuidado para que tales excepciones no encubran viajes de negocios y turismo, o evadan las restricciones sobre el envío de dinero a la isla.
Bush declaró haberle dado instrucciones al Departamento de Seguridad del Territorio Nacional de su país para que aumente las inspecciones de viajeros y envíos a Cuba, amenazando con que las autoridades irían tras aquellos que viajaran a Cuba ilegalmente por medio de terceros países o que navegaran hacia el país caribeño en embarcaciones privadas violando el embargo. Su argumento es que el tráfico ilegal de dinero y el turismo ilegal perpetúan la miseria del pueblo cubano y contribuyen al comercio sexual ilícito.
El mandatario de origen texano afirmó también que está tratando de que los cubanos que huyen de su país no arriesguen sus vidas en el mar. Para ello, el gobierno norteamericano mejora el método según el cual identifica a los refugiados, informando mejor de las maneras de entrar segura y legalmente a los Estados Unidos, y, de esta forma, aumentar el número de inmigrantes cubanos.
Bush anunció además la creación de la Comisión para la Ayuda a una Cuba Libre (Commission for the Assistance to a Free Cuba), con la misión de hacer planes para el día en que la democracia llegue a la isla. La comisión será presidida por el Secretario de Estado Colin Powell y el Secretario de Vivienda y Desarrollo Urbano, Mel Martínez. Ella debería recurrir a expertos dentro del gobierno para planear y acelerar la transición de Cuba. Asimismo, el presidente norteamericano aseguró que se propone continuar forjando una coalición internacional para promover la causa de la libertad dentro de ese país.
Con respecto a la censura vigente en la isla, Bush se comprometió a continuar interrumpiéndola con el aumento de la distribución de materiales impresos, de información en la Internet, y del respaldo a las radios de onda corta para los cubanos. En este aspecto, Bush está convencido de que Radio y TV Martí están llevando el mensaje de libertad al pueblo cubano, pero reconoce la necesidad de mejorar su eficacia técnica. En tal contexto, recordó que este año se inició un servicio nuevo por satélite para ampliar el alcance en Cuba, y que el 20 de mayo se realizó el vuelo de Commando Solo, un sistema de transmisión aerotransportado que penetró los mecanismos de interferencia del régimen comunista y que le permitió al mismo Bush hablarle al pueblo cubano en español.
Ahora, con estas medidas, Bush garantiza el voto de un sector que comenzaba a vacilar en su tradicional lealtad a los republicanos. Lo que está por ver es si también se acelera la democratización de Cuba; esto parece ser harina de otro costal.
Con sus propuestas, por demás gananciosas en el plano electorero, Bush arremete de cabeza contra lo que recomiendan, con relación a Cuba, importantes expertos. El embargo a Cuba resulta contraproducente a la hora de acelerar la democratización de la isla. Esto es lo que recomiendan desde los tanques pensantes del prestigioso Instituto Hoover, hasta personalidades que han combatido con éxito el llamado comunismo de frente, como Vaclav Havel, o desde la retaguardia, como Mijail Gorbachov.
Al cercenar el libre contacto entre cubanos y norteamericanos, Bush le está negando a su gente el protagonismo y está colaborando con el aislamiento informativo y de referencias que tanto fortalece a cualquier dictadura. Bush cierra puertas que la experiencia ha demostrado que pueden ser utilizadas en beneficio de la sociedad civil cubana, como las del turismo. Es por ellas que se le escabullen a Castro los activistas democráticos europeos, del mismo modo en que los guerreros de Odiseo, atados a las ovejas del Polifemo, burlaron al gigante después de cegarle el único ojo. La diferencia está en que los activistas no escapan, sino que se arriesgan entrando en la cueva del cíclope Castro, confundidos en la manadas de "mansos" turistas, para llevarle la luz de la información y la solidaridad a los cautivos de esa Caverna Platónica en la que se ha convertido Cuba para sus ciudadanos. La luz de los activistas democráticos, sean cubanos emigrados, amigos europeos, latinoamericanos o norteamericanos, será la única que le mostrará al confundido pueblo de Cuba el sentido de la lucha y el camino de la libertad. Pero ésta es boicoteada por Bush.
Es verdad que hay corruptelas en el turismo y que éste deja dinero a las empresas estatales y extranjeras, pero ésas siempre habrá, y si no es de los norteamericanos será del resto de los viajantes. A la isla seguirán llegando noticias, ahora con la garantía de que sólo diseminarán en ella el profundo antinorteamericanismo que campea por el mundo. Por otra parte, quienes recomiendan la política del cierre al presidente, perecen haber olvidado decirle que el turismo también genera empleo e ingresos que quedan en manos de los cubanos, cuyos servicios informales (que no se reducen a la lamentable prostitución) les permiten independizarse del monopolio estatal. Cerrar esas fuentes alternativas de ingresos e información sobre el mundo es convertirse en cómplice de la miseria y la censura en gran escala propia del sistema despótico vigente en la isla. Esto, lejos de prestigiar al gobierno de Estados Unidos, fortalece su rechazo ante los cubanos y el mundo.
De lo que se trata es de desnorteamericanizar el conflicto cubano (lo cual no niega la necesidad de solidaridad del pueblo estadounidense con el movimiento democrático). La estrategia de Bush sólo contribuye a acentuar la imagen del conflicto entre los dos países. Una vez más el "Comandante" gana la jugada. El dictador cubano tiene a sus gerifaltes clamando en todo el mundo contra el embargo, quedando él como defensor del pueblo cubano.
Por último, por muy satisfecho que esté Bush con el mensaje actual de TV y Radio Martí, sería hora ya de que su administración piense no sólo en su reforma técnica, sino también en la del contenido. Es cierto que para ella trabaja un grupo de periodistas de calidad indiscutible, capaces de elaborar un mensaje equilibrado y, por tanto, más adecuado para el pueblo de Cuba. Ejemplos de tales profesionales serían: Pedro Corzo, Carmen María Rodríguez, Juana Isa, Amado Gil, Alvaro Alba, William Valdés, entre otros. Pero desgraciadamente también existen otros realizadores y conductores que representan un verdadero derroche de recursos. Estos "periodistas" hacen reportajes tendenciosos y de mala calidad.
Antes de pensar en la tecnología, debería el presidente norteamericano pensar en lo que se dice y cómo se dice en Radio y TV Martí. Se debe convertir a esa emisora en algo más que megáfono, a veces simplón, del gobierno norteamericano y de un sector del exilio. Es necesario que sea una verdadera alternativa cultural e informativa para los sometidos cubanos de la isla, e incluso para la diáspora, o sea, un medio donde todos puedan verse reflejados.
Réplica y comentarios al autor: estefaniaulet@hotmail.com
Para consultar otros documentos sobre el tema visite la revista Cuba Nuestra.
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