Manifestación por la libertad del pueblo iraní, la del pueblo cubano y contra el neonazismo en Estocolmo.
Un grupo de iraníes, suecos y cubanos nos congregamos, el pasado 15 de noviembre a las dos de la tarde, en la plaza de Sergelstorg de Estocolmo, para condenar la represión que sufren los activistas por la democracia, tanto en Irán como en Cuba. La actividad fue convocada por la revista Cuba Nuestra, una organización de estudiantes iraníes radicados en Suecia y por el Partido Liberal Sueco.
En el acto hicieron uso de la palabra los parlamentarios Anna María Nardi (de origen rumano) y Erik Ullenhag (sueco), los activistas iraníes Fred Saberi, Makan Afshinnejad y Aida Foroutan; También intervenimos Erik Jennische, Secretario General del Centro Internacional Liberal Sueco y los cubanos Mae Orrego (a nombre de Cuba Nuestra) y quien escribe.
Usé la ocasión para darle a los presentes el mensaje solidario de la Coordinadora Socialdemócrata Cubana, organización a la que represento en Suecia. Para ello, realicé un paralelo entre las historias de los dos pueblos, el iraní y el cubano, recordando cómo sus sueños de libertad, al enfrentar las dictaduras de Batista y el Sha, se trasformaron en una pesadilla totalitaria, y que ya era la hora de crear una red solidaria internacional, que vaya desde Norcorea a China, de ésta al Tibet, del Tibet a Irán, de Irán a Cuba y de Cuba a Venezuela, de modo que los oprimidos puedan unirse entre sí, con el mismo olfato con el que los tiranos encuentran a sus aliados.
Pero el discurso más importante de esta jornada, en mi opinión, no fue ni el de los parlamentarios, ni el del socialdemócrata cubano, ni siquiera el de los amigos iraníes; fue, sin duda, por la pasión y la capacidad de improvisación, el realizado por Mae Orrego, la última oradora. Nuestra compañera de Cuba Nuestra, después de denunciar la falta de libertad en Cuba e Irán, terminó su discurso con un coraje admirable, condenando a los participantes de una manifestación xenófoba que casualmente había sido autorizada a celebrarse en la misma plaza, afirmando con energía y para que los cabezarapadas escucharan bien a la representante de Cuba Nuestra: en Suecia ni los nazis ni los comunistas tendrían jamás cabida.
Los neonazis, que estaban a pocos metros, no tuvieron reparos en fotografiar a Mae. Ellos son una de las fuentes principales de violencia en este país nórdico (honor que comparten tristemente con los castristas del lugar). No queda menos que quitarnos el sombrero ante esta cubanita, por su valor y tremenda hidalguía.
Réplica y comentarios al autor: estefaniaulet@hotmail.com
Para consultar otros documentos sobre el tema visite la revista Cuba Nuestra.
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