"Sus mentiras han caído en un grado de cinismo verdaderamente vergonzoso". Fue así como el 23 de mayo del 2000, el entonces candidato Vicente Fox, se expresó de su principal rival: Francisco Labastida Ochoa.

Hoy en día Vicente Fox, el presidente de México, está del otro lado de la moneda. Se encuentra involucrado en un escándalo de mentiras, las cuales no deben ni pueden "borrarse" con una simple disculpa por parte del Presidente.

Primero fuimos objeto de sus falsas promesas de un crecimiento de hasta un 12%, de una disminución en la inseguridad, de la resolución del conflicto en Chiapas en quince minutos, y ahora la difusión de la grabación, por parte del gobierno cubano, donde Vicente Fox le pide a su homólogo cubano tres "favores" durante su estancia en Monterrey.

El primer "favor" solicitado a Castro fue el de no hacer declaraciones sobre el episodio de la embajada mexicana en la Habana, donde Castañeda declaró las "puertas abiertas" al pueblo cubano.

En segundo lugar, pidió no agredir a los Estados Unidos y mucho menos a su presidente Bush. Lo anterior, como claro ejemplo del poderío de los norteamericanos sobre el gobierno mexicano. Se trata de una constante que he mencionado en varios de mis artículos, donde muchas de las acciones realizadas por el gobierno mexicano vienen dictadas por nuestro "gran hermano".

Y el último "favorcito" que pidió Fox: que llegará lo más tarde posible y se retirara lo más pronto posible. "Vienes el jueves y te vas después de comer".

Era de esperarse de un político experimentado y con todo el "colmillo del mundo", como lo es Castro, que aceptara todas las condiciones solicitadas por Fox, sobretodo si analizamos el momento político en que todo esto sucedió: unas semanas antes del voto de Ginebra. Castro grabó, de manera muy poco ética, la conversación con el Jefe de estado mexicano y divulgó el contenido de la misma una vez depositado el voto del gobierno mexicano. Era la excusa que Castro necesitaba para hacer pública la conversación; necesitaba de este "rompimiento" con el gobierno foxista.

La grabación demostró, entre otras cosas, la mentira de un presidente que no tuvo los "pantalones" para afrontar la situación; Fox se ha caracterizado, a lo largo de su período presidencial, por su constante autoindulgencia que lo único que provoca es rabia a los mexicanos.

A Fox, sin lugar a dudas, le falta mucho, pero mucho trecho, para llegar a ser un político. No es lo mismo manejar la Coca Cola que un país. Es un presidente que se caracteriza por dejarse llevar muy fácilmente por las primeras impresiones. Recién conoció a Castro, lo elogió de tal manera, que hubo inclusive quienes le pidieron al Presidente que tuviera cuidado en sus comentarios: ¿Cómo elogiar a un dictador en cuyo país los derechos humanos son violados de manera sistemática?

En fin, ahora Fox tiene una nueva gran tarea, la cual será muy difícil que lleve a cabo durante el tiempo que le resta como presidente: demostrar con hechos al pueblo de México que la confianza que se ha perdido puede ser recuperada. En lo personal, no sé si se pueda lograr. No le apuesto al fracaso de Fox, pero si sigue con la misma actitud, que él tanto criticaba de los diferentes gobiernos priístas, es muy difícil que se cambie el rumbo que ha tomado. No quiero creer que la presidencia le ha quedado muy grande a Fox; quiero creer que han sido, simplemente, errores de falta de experiencia política, los cuales deben de ser corregidos de inmediato para poder retomar el camino correcto, y así, juntos, sacar adelante a esta nación.

Réplica y comentarios al autor: luis_armando_esquivel@yahoo.com