En esta ocasión me permito hacer referencia a la interesante reflexión de Sergio Sarmiento en su Jaque Mate de la semana pasada intitulada "El Liberal".
Una nación en transición democrática como la nuestra, mira sus huellas políticas como la necesaria evolución en el proceso de madurez que está alcanzando la sociedad mexicana.
Estamos anhelosamente empeñados en la construcción del Partido Liberal Progresista, y tenemos casi ocho años de esfuerzos continuos trabajando para ello. Buscamos rescatar y actualizar los principios básicos del liberalismo mexicano y del liberalismo internacional. Nos declaramos herederos de los hombres que nos dieron Patria e instituciones, que forjaron la República e hicieron posible los grandes cambios constitucionales; pero también del liberalismo inglés, en el que además de otras muchas enseñanzas, nos quedamos con su defensa de la propiedad privada y de la sentencia de que la libertad sólo puede estar acotada por la ley; del liberalismo francés retomamos también, entre otras enseñanzas, la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales del hombre y el ciudadano; de los movimientos del siglo XX nos sumamos a los esfuerzos de la Internacional Liberal, con quien nos declaramos afines; ellos nos saludaron con una carta que ya dimos a conocer a la opinión pública.
Nuestros principios no los hurtamos ni hacemos uso inmerecido de ellos; nuestros principios entraron, -muchas veces con sangre- en lo más profundo de nuestro ser nacional. Si hay dudas, revísense los trabajos serios sobre los niveles de evocación e introyección de personajes históricos en el pueblo mexicano, y se apreciará que los tres primeros lugares pertenecen a liberales: Juárez, Hidalgo y Cárdenas, en ese orden.
Una nación que no aprende de su memoria está condenada a repetir los errores del pasado. Por eso estamos convencidos de que la larga tradición liberal mexicana ya no permite prescindir de esta opción en el espectro político nacional contemporáneo. El nuevo México que está emergiendo en el amanecer del tercer milenio, es un país impetuoso, demandante, en busca constante de nuevos horizontes e incansablemente joven.
El naciente Partido Liberal Progresista postula como principio fundamental de su quehacer político, el ejercicio de la libertad con responsabilidad, en donde los ciudadanos sean quienes decidan sobre las cuestiones fundamentales de su vida.
Los liberales de hoy y mañana somos capaces de incorporarnos a la arena política con el ánimo de sumarnos al progreso nacional. Nuestra visión no excluye a las otras ópticas del país, al contrario, sostenemos la tesis de que el mundo requiere de la participación de todos, para crear los consensos comunes que contribuyan significativamente a lograr la unidad en medio de la diversidad.
Hoy, más que nunca, creemos con Otero que el Acuerdo en lo Fundamental es la Base de la Unidad Nacional.
La nuestra es una visión propositiva que busca plantear alternativas de solución a los grandes temas de la agenda nacional. Como lo refiere Sarmiento: ni el nacionalismo revolucionario trasnochado, ni el conservadurismo dogmático de siempre, ni la izquierda sectaria podrían representar efectivamente los principios de la igualdad, el respeto a los derechos humanos, la libertad de creación económica, el estado laico, una educación con calidad y la globalización laboral; así como las libertades básicas de imprenta y difusión.
La rica tradición liberal tiende a confundirse con un solo movimiento en México: la masonería; sin embargo, ciertamente, ni todos los masones participan en el Partido Liberal Progresista, ni todos los afiliados al Partido Liberal son masones; los hay aquí y bienvenidos, como los hay seguramente en las otras opciones políticas y, sin duda, a todos aportarán lo mejor de su formación.
El nuestro es un partido incluyente, con más de 100 mil afiliaciones debidamente acreditadas ante el Instituto Federal Electoral, y con un proyecto de Nación integral en donde se privilegia el respeto a la pluralidad de todos los liberales y demás mexicanos que miramos a este espacio como una oportunidad para hacer de cada día una posibilidad concreta de humanismo con sensibilidad social.
En estos momentos difíciles de la nación, la conciencia liberal sabe que inexorablemente algo del ser nacional nos llevará -si no nos corrompemos, si no empezamos a practicar lo que hoy decimos combatir- a lugares más allá de las fronteras en el ánimo del alma de los mexicanos.
Somos un proyecto político que traduce las ansias de creatividad de los ciudadanos en espacios prolíficos y concretos de bienestar material. Creemos con don Andrés Quintana Roo, en la enorme necesidad de los partidos de oposición. Sabemos que la generación de nueva riqueza es la opción concreta para comenzar a superar la pobreza. Sostenemos la tesis de que los impuestos en nuestro país están excesivamente concentrados en una base gravable pequeña y que sí es necesario disminuir la carga impositiva en aquellos agentes generadores de nueva riqueza, y gravar aquellas actividades que tienen los mayores valores agregados.
En fin..., como muestra de lo que somos, compartimos con ustedes algunos fragmentos de los documentos básicos del Partido Liberal Progresista.
Sobre la libertad:
"Reconocemos como principio fundamental la libertad del hombre, condición que permite su plena manifestación y realización. Sostenemos que toda acción humana, todo sistema económico, político y social, todo alcance de las artes, las ciencias y la cultura, debe otorgar al ser humano la óptima condición que propicie su continua superación integral".
"Manifestamos nuestro compromiso por el respeto a la libertad de los mexicanos que participan en todos los ámbitos de la sociedad: en la familia, la escuela, el sindicato, el ejido, la fábrica, las organizaciones patronales, los partidos políticos, las organizaciones de la sociedad civil, entre los principales; desde luego, estaremos atentos al trato justo que se dé a la niñez, a los adultos de la tercera edad y a nuestros connacionales en el extranjero".
Sobre la Democracia:
"Buscamos una democracia que instrumente políticas públicas que den preferencia a la educación, la salud, la vivienda, el empleo y la propensión a un ambiente sano, en donde vivirán los hijos o descendientes de todos; éstas son prioridades de la inversión social, sin esperar a que dichas demandas se satisfagan como efecto derivado del crecimiento del mercado. Mercado libre sí, siempre y cuando privilegie el desarrollo interno, fortaleciendo el empleo en nuestra industria y nuestro campo, fuentes primordiales de nuestro crecimiento y sustento".
Sobre la Globalización:
"México aspira a contar con un estado moderno, capaz de asumir un liderazgo en el concierto de la comunidad internacional, convirtiéndonos en protagonistas de la globalización y no en víctima de ella. Es por ello que la reforma del Estado debe ser una consecuencia de este nuevo posicionamiento de la Nación".
A los ciudadanos mexicanos les pedimos que sean sus ojos, su entendimiento y todos sus sentidos, los que juzguen la verdadera intención de nuestra oferta política. En los paisajes de nuestra gran Nación aparecen con intensidad las policromías de la diversidad, enriquecidas por la buena disposición de los sentimientos de aquellos liberales dispuestos a esforzarse día a día para vivir mejor hoy y mañana.
Seguramente, las nuevas fronteras de cada mexicano serán determinadas por nuestra capacidad para hacerlos soñar, crear y actuar en concordancia con el principio de la libertad con responsabilidad.
Que sea por el fomento de la conciencia liberal y por su trascendencia en el mundo real. México seguirá siendo un espacio ideal para los nuevos horizontes.
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