Cómo evitar 200 años de presiones vecinales.
Las entidades del norte de la República que colindan con la cuenca del río Bravo, a excepción de Coahuila, firmaron un acuerdo para iniciar el pago del adeudo de agua a los Estados Unidos. Este pasivo líquido se ha generado desde hace cinco años y es resultado de un ciclo prolongado de sequía en ambos lados de la frontera.
Una vez más el tono y la forma del reclamo por parte del gobierno norteamericano, refleja una actitud de prepotencia y un muy bajo perfil diplomático. Destaca el caso del gobernador del estado de Texas, quien en un afán electorero, al asumir la supuesta defensa de los legítimos intereses de los agricultores del sur de ese estado, ofende y lesiona la sana convivencia fronteriza. El gobernador texano desconoce las formas elementales del derecho internacional, y pone en evidencia lo rústico de su formación política.
Lamentablemente, tratándose de nuestros vecinos estadounidenses, hemos aprendido por tristes experiencias que cuando carecen de los argumentos de la razón, recurren a la presión para satisfacer sus aviesos intereses.
Los liberales mexicanos, ante esta circunstancia de controversia internacional, proponemos la creación de la Organización Internacional del Agua (OIA), para conocer y resolver este tipo de diferendos entre naciones soberanas.
Dado el primordial carácter estratégico del agua en el futuro, es ya inaplazable que la comunidad internacional se prepare para resolver, en forma civilizada, las controversias que seguramente surgirán por la explotación y aprovechamiento de las cuencas hidráulicas compartidas por dos o más países.
Sólo la aldea global puede evitar actitudes como la de los funcionarios estadounidenses e imponer la norma del derecho internacional. La OIA cumpliría funciones de arbitraje internacional, además de promover una cultura de preservación del medio ambiente.
La sede de la Organización Internacional del Agua puede establecerse en Brasil o en Egipto, en virtud de la importancia de las cuencas del Amazonas y el Nilo. También proponemos que la cultura de los derechos humanos incluya el acceso de todo ser humano al aprovechamiento racional del agua.
Por otra parte, sería fundamental que alguien le recordara al Presidente Fox el enorme potencial hidráulico de entidades como Chiapas, Tabasco y Veracruz. Con imaginación y talento podemos crear un gran proyecto para el aprovechamiento de las aguas, que año tras año nos generan graves inundaciones en el sureste y, a cambio, llevar abundancia y bienestar a las entidades del norte del país; de esta manera, y como enorme valor agregado, nos evitaríamos las consabidas presiones que los vecinos del norte siempre nos hacen sentir para favorecer sus particulares intereses. Adicionalmente, se generarían muchos empleos directos e indirectos vinculados a una actividad económica limpia.
El que actúa en política internacional pensando en el bienestar de las mayorías, sólo lo puede hacer con el reconocimiento de la soberanía de los demás, ya que el respeto es un valor liberal fundamental; hoy, en México, es necesario hacer un buen gobierno que sea expresión democrática en los diversos ámbitos del quehacer social nacional e internacional, en donde se concentre en los actos cotidianos, pero contundentes, que dejen un legado de buenos principios en las nuevas generaciones.
El derecho internacional dejará de ser un conjunto de buenas intenciones, cuando la aldea globalizada entienda y reconozca en el respeto a los demás, la divisa universal del entendimiento. Los liberales entendemos que la libertad sin responsabilidad es anarquía, desorden, corrupción y todo aquello que atenta a la solidez del Estado de Derecho.
Un país con acceso suficiente y oportuno de agua, tiene la posibilidad de crecer y mejorar la calidad de vida de sus habitantes; es un medio que puede contribuir a equilibrar las injusticias de la falta de acceso a la modernidad en muchas de nuestras comunidades rurales.
El agua, al igual que el petróleo y la electricidad, se debe considerar como un recurso energético que es estratégico para el desarrollo de las naciones. Fomentar la cultura del aprovechamiento responsable de este recurso será necesariamente un asunto de la mayor importancia para los buenos gobiernos.
Caminemos por la senda de la creatividad y el impulso a las acciones que signifiquen la recuperación de mantos acuíferos descontaminados, la construcción de infraestructuras hidráulicas (presas, canales, etc.) para evitar las inundaciones y, simultáneamente, alentar la agricultura, ganadería y acuicultura.
Seamos responsables y propositivos, trabajemos con el interés de servir a quienes amamos, que sea por y para el bien de la comunidad internacional y, sobre todo, de nuestro México.
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