Hoy por la mañana regresé del trabajo a mi casa y me encontré con que en todos los medios de comunicación, llámense radio, televisión y la prensa escrita, tenían como noticia estelar la muerte de un mexicano en el Estado de Texas por el homicidio que había cometido en el país vecino años atrás.
Es increíble que los medios de comunicación le presten cámaras y micrófonos a un asesino, y lo hagan pasar como un inocente, como un mártir, como si en su caso se estuviera cometiendo una injusticia por el delito que cometió.
Fue todo lo contrario: se hizo justicia, se hizo valer la ley, y por muy extrema que haya sido la forma en que la llevaron a cabo, tenemos que respetarla, cosa que en este país no sucede; por eso la gente se espanta de la manera en que aplican la ley en los Estados Unidos.
Es increíble y es una vergüenza que el Sr. Presidente de México haya tenido que modificar su agenda internacional por no haber estado a favor de la ejecución de un asesino; eso significa que un asesino, aún muerto, puede controlar las decisiones presidenciales. Lo que hizo el Sr. Presidente fue totalmente anticonstitucional y demostró, además, que un asesino es capaz de pisotear sus deberes. El Sr. Presidente cometió un error muy caro que con el tiempo va a tener que pagar.
Los medios de comunicación actuaron equivocadamente al dar a entender a todos los mexicanos que dicha ejecución estaba mal, a sabiendas de que esta persona había confesado su crimen al declararse a sí mismo culpable de los cargos que se le imputaban. Los medios cambiaron el rostro de esta noticia; se le dio a este hombre la cara de un inocente y se reclamó la injusticia de la que supuestamente era víctima. Sin embargo, sabemos que este proceder por parte de las televisoras, las estaciones de radio y los periódicos sólo respondió a un deseo de elevar sus ventas y su audiencia.
El gobierno, al igual que los medios, siguió el mismo juego y, de esta forma, cayó en el mismo error.
Con este tipo de actitudes jamas vamos a cambiar; tenemos que exterminar esa manera de pensar. Ellos, el Sr. Presidente y su gabinete, no son la solución. La solución está en el pueblo y en su gente. En los casi dos años que tiene Fox en el poder, no ha podido medir las consecuencias que provocarán sus desatinadas políticas. Ante él, se encuentra una nación que pronto va a despertar enfurecida, y que va a intentar "enmendar" por sus propios medios las cosas descompuestas del actual tiempo y del pasado.
No podemos seguir dormidos. Tenemos que solucionar estos problemas y llevar a esta gran Nación hasta su máximo esplendor. Hagámoslo por nuestros hijos, los herederos de nuestro México.
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