Todo parece indicar que las autoridades federales encargadas de fomentar y estimular las actividades agropecuarias, pesqueras y forestales, no tienen dentro de sus prioridades la de garantizar una canasta básica alimentaria para los mexicanos. Las previsiones presupuestales presentadas por el Ejecutivo Federal, hacen del anunciado blindaje agropecuario, un débil escudo para los productores nacionales.

Entre otros rubros, las actividades porcícolas y avícolas del país se verán sensiblemente afectadas a partir de enero, en virtud de la desgravación arancelaria contemplada en el Tratado de Libre Comercio para América del Norte.

El liberalismo mexicano, no comparte la visión de permitir la introducción de productos baratos y de baja calidad, sin considerar los posibles impactos de desempleo entre los productores. Es muy irresponsable dejar sólo a los precios del "mercado libre", la oferta de productos para los consumidores mexicanos. Es lógico pensar que una sociedad como la nuestra, con bajo poder adquisitivo, tome sus decisiones de compra sólo por los precios más bajos del mercado.

La propuesta liberal contempla, dentro de su programa económico, la reactivación del mercado interno a través de otorgar mayor poder adquisitivo gracias a los incrementos en la productividad laboral y no a costa de introducir productos baratos para no incrementar los salarios de la población.

En términos macroeconómicos mundiales, parece que el rol asignado a México es el de ser un país maquilador, proveedor de materias primas o de productos manufacturados que no contengan mucho valor agregado; y al mismo tiempo, pretenden que nuestra soberanía alimentaria se transfiera a productos de segunda o saldos de las cosechas de otras naciones, principalmente, de aquellas ubicadas en el hemisferio norte.

Desde la perspectiva mexicana, durante los dos primeros años del TLC, el sector agropecuario exportó café en grano, tomate y legumbres que, en conjunto, representaron el 73 por ciento de las exportaciones agrícolas. Queda muy claro que el precio comercial de estos productos casi no contienen valores agregados, por lo que el intercambio comercial, resulta inequitativo y ventajoso para nuestros "socios comerciales".

Es indispensable establecer mecanismos ágiles y transparentes para dinamizar los intercambios equitativos y balanceados. Los liberales no permitiremos que se tome la bandera de la libertad para aceptar condiciones injustas en el desarrollo internacional. Que no se nos olvide que primero estamos los de casa, y siendo fundamental que los alimentos básicos deleiten primero el paladar de los mexicanos, siempre primero, siempre de calidad.

El liberalismo político democrático, luchará con todas sus fuerzas para garantizar una alimentación balanceada para las familias mexicanas. Que sea por el bien del campo y de la reactivación del mercado interno.

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