La noche del pasado 28 de febrero Televisa transmitió un supuesto debate entre los candidatos a ocupar la Alcaldía del Municipio de Ecatepec, Estado de México. Aunque este debate se dio dentro de la contienda electoral local, se inserta -en los hechos- en el cada vez más lamentable escenario electorero que vive nuestro país con miras a la renovación de la cámara de diputados del gobierno federal.

A pesar de que el formato del debate y su duración permitían a los candidatos presentar sus ideas y propuestas, éstas no aparecieron jamás. Los olmos no dan peras nunca. Resultó desalentador observar el nivel tan pobre de los hombres y mujeres que aspiran a ocupar este cargo de elección popular, porque refleja que no importa quién resulte vencedor. Al municipio de Ecatepec le esperan tiempos difíciles.

Si la desgracia futura fuera taxativa de Ecatepec ya habría motivos suficientes para preocuparnos. Lamentablemente el infortunio abarca al Estado de México en su conjunto, donde las candidaturas rescatables y valiosas son más bien la excepción. La lucha electoral en el Estado de México nos ha permitido también conocer a algunos de los candidatos de los partidos políticos. Dos personajes del PRD sobresalen de entre ellos, no tanto por sus planteamientos como por la insistencia y recurrente transmisión de sus cortos con sus frases de campaña por televisión. Ambos hasta hace unos pocos meses en el viejo PRI. El hermano de Rosario Robles, de nombre Francisco, exasesor del PRI en el Senado, y Marcela González Salas, perredista desde octubre pasado. Ni qué decir del PRI y del PVEM que ahora se reconcilian y se promueven de manera desvergonzada con el tema de la pena de muerte. O la actitud irresponsable del PAN que en voz de Carlos Medina Plasencia alienta el proselitismo presidencial, legal pero falto de ética, en un estado donde la efervescencia política puede provocar escenarios peligrosos.

Ya desde el año pasado opiné en varias ocasiones en la Revista Quehacer Político, en el Diario La Crónica de Hoy y en este mismo espacio de Tiempos de Reflexión, sobre el reto que representa para los partidos políticos el conseguir atraer e impulsar a los mejores hombres y mujeres posibles, con miras a ocupar la cámara de diputados federal y los diversos espacios de gobierno tanto de elección popular como aquellos designados por los poderes ejecutivos en todos los niveles de gobierno. Desafortunadamente, la mayoría de los partidos políticos se encuentra, en estas fechas, más preocupada por atraer votos que por atraer ideas y personalidades. Hay un total abandono del pensamiento político para privilegiar la aparición en los medios, así sea por motivos de escándalo.

La praxis política siempre ha conducido al dilema de tener que elegir entre un personaje popular y un personaje preparado. Digamos a modo de burdo ejemplo, entre el boxeador o cantante y el académico o intelectual de cualquier signo político. El primero garantiza votos, el segundo sólo prestigio. El prestigio no garantiza la llegada ni la permanencia en el poder. Tarda en acumularse. No hay que perder de vista que existe un número importante de hombres y mujeres altamente preparados en todo el país, que independientemente de su posición ideológica o política, representan el material humano que convendría impulsar para profesionalizar y dignificar el ejercicio político en las diversas cámaras. Cada vez es más notorio que los líderes de las organizaciones políticas del país, en lo general, no tienen mucho tiempo para pensar en esto. Ya no es la lucha por transformar y servir al país lo que los motiva. La lucha es por los espacios de poder. Preservarlos demanda, con frecuencia, prostituir principios, olvidarse de México.

Por ello los hombres y mujeres de las diversas ideologías preparados y comprometidos con México no ocuparán la mayoría de las curules federales ni locales ni los órganos de gobierno locales. No en el 2003. En su lugar, entre los nombres que más suenan para ocupar estos puestos están los de Pancho Cachondo, la corredora de 400 metros Ana Gabriela Guevara, Irma Serrano la Tigresa, Paquita la del Barrio, Pato el de Big Brother, la comediante Jesusa Rodríguez, la actriz Silvia Pinal, y los cantantes Yuri y Emmanuel, por citar sólo los más destacados. Y estarán en todos los partidos: los grandes y los pequeños, de izquierda y de derecha. Opino que organizar debates políticos con estos personajes carece de sentido y puede vulnerar no sólo la imagen cada vez más deteriorada de los partidos políticos, sino la de los órganos de gobierno que pretenden ocupar.

El debate televisado de los candidatos a la Alcaldía de Ecatepec ya nos mostró las miserias propositivas e intelectuales de los partidos políticos en un contexto local. Si persiste la lógica de conseguir el voto a toda costa y la del impulso al candidato impreparado, se propiciará la abstención. No es que la caballada esté flaca. Flaco está el compromiso de los partidos políticos con las ideas. Como dice la voz popular, ni a cual irle. Están el seis pa´l ocho.

Réplica y comentarios al autor: drhectorcastillo@hotmail.com