Resultan verdaderamente alarmantes algunas situaciones que se vienen dando en el aspecto de nuestro ejercicio democrático, y que ahondan aún más la triple crisis de representatividad que se vive en la vida cívica nacional.

Esta triple crisis de representatividad se expresa en la falta de credibilidad que tienen los políticos, los partidos políticos y la política en sí misma. Hacemos votos verdaderos para que no alcance también al Instituto Federal Electoral, es decir, que no alcance a los órganos ciudadanizados. Lo que demuestra esto es que la política ha dejado de ser el instrumento de transformación social para convertirse en herramienta de grupos que sólo velan por sus intereses.

En los políticos ya nadie cree. Los de la vieja clase política, del antiguo régimen, están identificados con escándalos y corrupción; la llamada nueva clase política ha decepcionado a los mexicanos por su ineficiencia y promesas incumplidas. Finalmente, los partidos políticos ya no representan a los ciudadanos. Su inoperancia los ha alejado de la sociedad. La falta de representatividad se refleja en la poca identificación del electorado con los partidos en general; el descrédito de sus líderes y la falta de honestidad y transparencia en la política.

Ante ello, y con vistas a la denuncia pública de venta de información reservada, se abre la ventana de oportunidad para el surgimiento de un partido nuevo como el PLM; comprometido con la defensa de las libertades ciudadanas y la atención de las causas sociales.

El asunto es delicado. El Instituto Federal Electoral, a través del Registro Federal de Electores, denuncia que la información proporcionada por los ciudadanos al IFE, al realizar su trámite registral, es confidencial y sólo se podrá utilizar conforme lo indica el artículo correspondiente; por ello, nuestra preocupación de que esa información haya sido vendida al gobierno de los Estados Unidos por la empresa Choice Point. 65 millones de registros que comprenden el padrón electoral fueron mercantilizados, en una acción que demanda la urgencia de legislar en torno a la protección legal de la información.

Esta nueva forma de ejercer la corrupción y por tanto de corromper la vida política nacional, hace que el Partido Liberal Mexicano refuerce su convicción de luchar contra la corrupción; hace que los primeros legisladores liberales de la nueva centuria, que sin duda arribarán al Congreso en la LIX Legislatura, tengan en su agenda de trabajo leyes más severas con castigos más duros para quienes las infrinjan, y provean de protección a la vida privada, pues en un acto privado los ciudadanos proporcionan de buena fe información valiosa sobre ellos al IFE, para que algunos empleados o ex empleados deshonestos le pongan precio a datos y cifras que sólo deben servir para contar los votos y enriquecer nuestro ejercicio democrático.

No sabemos si le alcanzará el tiempo a la Cámara Baja para aprobar la Ley que en ese sentido tuvo como cámara de origen al Senado. Lo que sí sabemos es que existen manos extrañas que quieren contaminar el proceso electoral aún antes de que empiece. Al gobierno de Fox una vez más se le está viendo su falta de experiencia para gobernar.

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