El activismo político de Jorge G. Castañeda tras su "renuncia" a la Secretaría de Relaciones Exteriores y un reportaje sobre sus actividades publicado en la revista Proceso, han dado pie a comentarios entre los analistas políticos sobre la "posibilidad" de que el ex canciller pretenda competir por la Presidencia de la República en 2006.
Pero esto que una gran mayoría vislumbra como una mera posibilidad, como lo ha querido matizar el propio Castañeda cuando dice que por ahora siembra "Las ideas del Cambio" para ver si prenden y pueda darse tal oportunidad, es ya la construcción de un proyecto político que viene acompañado por varias vías, con el fin de llevarlo a la Presidencia de México.
Su nombramiento como integrante consejero de Human Rigths no es de gratis. Los Organismos no Gubernamentales impulsados por los gobiernos europeos, entre ellos Inglaterra y Alemania, tienen una función de penetración en los países sin necesidad de invadirlos. Con la entrega del Premio Nobel de la Paz a Amnistía Internacional se convirtió a los derechos humanos en la punta de lanza para penetrar en las naciones de América Latina y África con gobiernos autoritarios, para implantar la democracia y hacer introducir el neoliberalismo.
Así se hizo con la candidatura de Vicente Fox y hoy quién mejor que Castañeda para abanderar la consumación del cambio en México, apoyado a nivel nacional por gente como Elba Esther Gordillo, y en el entorno internacional por las ONG's donde militan personajes como la guatemalteca Rigoberta Menchú, el argentino Adolfo Pérez Esquivel y el costarricense Oscar Arias, entre otros.
Ahora Castañeda busca dar a conocer al país que si las reformas estructurales no se pueden realizar, es fundamental intentar las reformas institucionales que permitan al país un piso, y a partir de allí comenzar a tender la base para completar la transición, es decir, "aquéllas que implican la transformación del sistema político mexicano y la construcción de mecanismos y procedimientos que permitan al país manejar sus divisiones internas sin caer en una parálisis permanente".
En un artículo suyo aparecido en el diario El País de España este 10 de junio, afirma que entre las diferentes propuestas de reformas institucionales figura la reelección de los legisladores para posibilitar la rendición de cuentas, como la adquisición de la experiencia necesaria para lograr niveles aceptables de desempeño legislativo; el establecimiento de iniciativas populares (referéndum y plebiscito) para cuestiones constitucionales de relevancia; la segunda vuelta electoral para las elecciones presidenciales, cierto nivel de separación de las funciones de jefe de Estado y jefe de Gobierno, y algún mecanismo de vinculación entre la mayoría presidencial y la legislativa, sin llegar necesariamente a un régimen parlamentario, para dar al presidente la posibilidad material de lograr la aplicación del programa que propuso a sus electores.
Cinco días antes, Castañeda dijo ante trabajadores y prestadores de servicios que es indispensable concretar reformas políticas para evitar una parálisis en el próximo sexenio. "Nos dimos cuenta que la actual estructura no funciona; funcionó con un régimen autoritario, pero ahora no. Ya lo hemos intentado todo, por eso tenemos que hacer reformas".
Cabe preguntar quiénes se dieron cuenta de que el país continúa paralizado, y quiénes son quienes se encuentran detrás de Castañeda, en el cabildeo para que sindicatos como el de la Fesebes o los banqueros o las universidades le abran las puertas para continuar con su campaña presidencial adelantada a los tiempos tradicionales, aunque acordes con los de hoy.
Jorge G. Castañeda tiene ya las ideas, un equipo que lo respalda, una organización que lo financia y le abre las puertas, pero falta el partido que lo postulará. El 27 de abril de 2002 en una reunión con gente de la izquierda que caminó con él en el Partido Comunista y se encontraban diseminados en algunas corrientes políticas como el PRD, el Partido de la Rosa Democracia Social e, incluso, gente que él mismo llevó al PAN, les habló de formar el Partido por el Cambio, cuestión que parecería un desgaste innecesario para armar asambleas por todo el país.
Pero a lo que Castañeda apostará es a la desintegración de los llamados partidos pequeños, arroparse con la gente que se quede a la deriva y utilizar como plataforma de lanzamiento a cualquiera que continúe vigente entre Convergencia y México Posible, hacia donde emigraron las dos corrientes que convivieron dentro del Partido de la Rosa Democracia Social, el que inicialmente estaba destinado a convertirse en el Partido por el Cambio, pero cuyo registro no fue aceptado el año pasado por el Instituto Federal Electoral.
México Posible no ha dicho aún nada respecto de Castañeda, pero sus fundadores son dos personajes cercanos a las ONG's y a la lucha de apertura democrática, como son Sergio Aguayo y Patricia Mercado, además de la reciente unión de un ideólogo de la izquierda y cercano del ex canciller, Ricardo Raphael de la Madrid.
Por su parte, el 27 de enero pasado Dante Delgado anunció que su partido ofrecería a Castañeda un espacio para postularlo como diputado, ofrecimiento que el ex canciller rechazó de entrada, pero que quedó para negociar posiciones en un futuro cercano. Claro es que es Delgado no pretende la presidencia de la República, por el momento, sino continuar la consolidación de su partido a partir de su previsto triunfo en Veracruz para el 2004.
Réplica y comentarios al autor: renatoconsuegra@yahoo.com.mx
(*) Esta columna fue publicada el lunes 23 de junio en el diario Vespertino La Crisis
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