Las elecciones del domingo 6 de julio para renovar la Cámara de Diputados, seis gobiernos estatales y, en el D.F., la Asamblea Legislativa, así como las dieciséis delegaciones políticas, nos llevan a una pregunta: ¿Qué nos dejaron? Bien cabría aquí el título de este espacio: son "Tiempos de Reflexión".
En esta jornada electoral quedó de manifiesto la contundente derrota de Fox, de su gabinete, de "su partido" y de las brigadas del clero que invitaban a los feligreses a votar por el PAN. Si bien es cierto que en las leyes no está contemplado el referéndum, la lectura de los resultados nos demuestran que así fue. Los medios informativos nacionales y algunos extranjeros coincidieron confirmando el rechazo al gobierno del C. Fox a tres años de haber resultado electo; tres años de frivolidades y mentiras.
Casi un 60% de los enlistados en el padrón electoral se abstuvo de ir a las urnas mandando un mensaje al estilo del EZLN: ¡Basta ya! Este mensaje fue también para el PRI, PRD y a esa caricatura de partido que es el PVEM, lo que confirma lo que ha venido sucediendo hace dos décadas por lo menos: la sociedad ya rebasó a los partidos políticos, pero sus dirigencias no han entendido esta realidad. Nada podrán hacer estos, por más que festinen el PRI y el PRD sus logros y los panistas se desgarren las vestiduras culpando a factores externos por su derrota en su característico estilo soberbio y dogmático.
Las cifras no mienten. El malo de la película (PRI) continúa su baja a nivel nacional. El PRD salvó el pellejo por el efecto López Obrador, aunque su votación está muy focalizada y sin tener una capacidad de penetración en la mayoría de las entidades del país (si le quitamos el efecto Obrador, no muestra mejoría). Del partido de la millonaria familia de los González Torres mejor ni hablar. Lo sucedido a Fox y a sus correligionarios en particular no me sorprendió. Más bien me produce un sentimiento de indignación. Si a algún presidente le pusieron en bandeja de oro todo lo necesario para navegar en aguas tranquilas fue a Fox.
Veámoslo: todo el aparato mediático que vendió su imagen, la hueste del bien organizado grupo de los "amigos de Fox", armada con recursos millonarios y un ejército de miles de reclutas (bien pagados) que hicieron a un lado a los panistas para llevarlo a la Basílica de Los Pinos, perdón, a la Residencia Presidencial, y el voto honesto que le dieron millones de ciudadanos de buena fe. El C. Fox debió haber pensado que le regalaban el país y que se restauraba la monarquía. No pasó mucho tiempo para que nos diéramos cuenta de su incapacidad, verborrea y falsedades. Pero como no hay plazo que no se cumpla, tarde o temprano se le cobraría la factura. Al señor Fox se le olvidó lo que pasó con el PRI.
El señor Fox creyó lo que algunas encuestadoras -que fabrican resultados a la medida- le indicaban: que tenía un alto porcentaje de aceptación por su carisma, que era el ¡bien amado! Y que con sólo ese hecho los votantes acudirían en tropel para manifestarle que estaban de acuerdo con la percepción del país onírico que únicamente él ve. Por eso no dudó en encabezar la campaña de "su partido" con miles de promocionales en radio y en T.V., que por semanas aturdieron y hartaron al pueblo por lo mal que estaban hechos y por las falsedades que contenían. En este tenor no se salva ningún otro partido, debido a sus campañas insulsas e insultantes, y por el uso desmedido de recursos públicos provenientes de los impuestos de los contribuyentes e inundando al país con melcocha.
Después del golpe recibido en las elecciones, el C. Fox nos sale con algo "novedoso": "Es hora de acuerdos entre las fuerzas políticas". ¿Le parecen poco tres años desde que fue electo para comenzar a realizar acuerdos? Tres años que han transcurrido entre desaciertos, frivolidades y falsedades. Algo que es muy preocupante es que sigue usted diciéndonos que el país "camina y camina muy bien". Por cierto, una reportera le preguntó al hacer usted estas declaraciones: "¿Algún error?" Su contestación prepotente fue: "¡Ninguno!" (sin comentarios)
Ante el sonado fracaso del 6 de julio, ya saltó usted para deslindarse de él, arrojando toda la culpa a su partido, porque según sus declaraciones usted "no participó en las elecciones". ¿Cómo le llama a ese bombardeo en plena campaña de sus promocionales? La responsabilidad que le arrojó a su "gabinetazo" y a sus dogmáticos correligionarios son ciertas, pero no se excluya usted, ya que usted fue el principal responsable del rechazo de los ciudadanos, desilusionados e irritados por sus falsas promesas. Usted sigue en el limbo haciendo campañas. ¿Qué de verdad no hay algunas personas honestas entre quienes lo rodean para hacerle ver sus errores?
Usted, C. Fox, apostó el poco capital político que le quedaba y ya lo perdió. Ahora no le queda otro camino que plegarse a su supuesto odiado rival: el PRI, para medio paliar lo poco que le queda con la investidura presidencial -que ya vimos le quedó muy grande- y no hundir más al país. No vemos el mínimo signo de salir de las crisis. El pueblo lo ha percibido y ya lo apuesta: que su gestión es un sexenio perdido. Sus sueños de poder transexenal quedarán en eso.
Panorama a futuro
El panorama que se nos presenta en los siguientes años en lo político, social, educativo y económico es bastante preocupante. No se divisa una mejoría en el mediano plazo. Las expectativas que se crearon con el cambio, con un candidato que ofreció un rosario de promesas, se derrumbaron como un castillo de naipes. En el mundo político seguimos viendo los mismos vicios, las mismas mañas, las ambiciones más exacerbadas. Las luchas intestinas por los puestos se han vuelto más feroces ahora que hay una fragmentación en la Cámara de Diputados, en la que ningún partido alcanzó la mayoría relativa como sucedió en la 58 Legislatura. Esto se podría ver como un avance democrático si los actores fueran otros -me refiero a las cúpulas de los partidos grandes- y los grupos que predominan en estos fueran distintos. Ciertamente que llegarán rostros nuevos, pero no pasará mucho tiempo para que se contaminen como sus antecesores.
Ya es dramático que en los estadios políticos no aparezcan líderes, guías e ideólogos con liderazgo de opinión. Es necesario un relevo de partidos y personas que aporten frescura, con renovados bríos que oxigenen ese ambiente. No me quiero referir sólo a los jóvenes. Se requiere de una saludable mezcla con adultos y mayores que aportarán su bagaje de experiencia, conjuntando enjundia y sabiduría, porque los que ahora están en la palestra conforman grupos agotados que difícilmente pueden aportar algo nuevo por más que se intenten maquillar.
Veo en la próxima Legislatura un agitado mercadeo de trueque por cuotas de poder. Los coordinadores buscarán hacerse de las comisiones más importantes, las que más "visten" políticamente y dan poder. Esto no es nada nuevo. Lo lamentable es que harán los trueques los mismos actores políticos que, repito, nada aportarán para sus representados, o sea, para el pueblo. Cualquiera de las comisiones que se integren nacerán viciadas de origen, porque se antepondrán el interés personal y el de bandera partidista. Veo venir negociaciones en lo oscurito para intentar aprobar propuestas que lesionarán más al pueblo. ¡Claro, negociaciones democrática$$$! Al tiempo...
En el ámbito social la situación empeora dramáticamente. Cada día ingresan más personas a los estados de pobreza y de extrema pobreza, contrariando a las falsas estadísticas que proporciona el gobierno. Por otro lado, aumenta el flujo de personas que intentan pasar a los Estados Unidos, aun con el riego de perder la vida. Este es un estigma que lacera, y que los gobiernos priístas (y más el actual) desatendieron cruzándose de brazos. Esta situación, lejos de disminuir, sigue aumentando. En tanto se siga manteniendo el modelo neoliberal que los E.U. han impuesto a nuestro país y a otros más, la pobreza y el desempleo seguirán afectando a la mayoría del pueblo. Estas políticas han demostrado que favorecen a las macro industrias, o sea, a los que detentan los mayores capitales. La tasa de crecimiento pronosticada en 3% para este año quedará sin cumplirse. Otro engaño más.
La apuesta de Fox a la recuperación de la economía estadounidense -para que a México le vaya mejor- confirma el lazo umbilical que nos ata a ellos. Esto no deja de ser peligroso y vergonzante. Ni los gobiernos priístas, ni mucho menos el del C. Fox han sido capaces de crear y apoyar a la mediana y pequeña industrias con el fin de generar empleos. Por el contrario, muchas de las que existían han tenido que cerrar ante la competencia desleal de los oligopolios transnacionales.
El campo sigue en el abandono. Sexenio va y sexenio viene con promesas de ayuda a los campesinos. Los únicos que se han beneficiado son los latifundistas, o sea, las compañías extranjeras o los prestanombres que gozan de rebajas en las tarifas eléctricas, así como las mejores aguas de riego. Estos se han tragado a los pequeños propietarios que poseían sólo unas cuantas hectáreas. La crisis en el campo ha llegado a tal extremo que estamos en un tris de dependencia alimentaria ante los E.U. Esto no es broma. Es tiempo de que se vaya desatando ese cordón umbilical.
Sigo creyendo que los mexicanos somos capaces de forjar nuestro desarrollo. Para esto es necesario hacer una asepsia en nuestro medio político. Por eso insisto en que hay que renovar a toda esta clase que ha medrado por décadas y dar paso a gente que no esté contaminada con prácticas que ya se agotaron.
Hago un llamado a nuestros hermanos mexicanos y a los hermanos de América Latina para sacudirnos esas inercias con un pensamiento sano de identidad, con acciones en cada ámbito, sin incitar a la violencia, con ideas frescas y acordes con la realidad de este nuevo siglo, crear oportunidades para todos y dejar de ser el patio trasero de la hegemonía estadounidense.
Réplica y comentarios al autor: alberto@tiemposdereflexion.com
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