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   Veterinaria y política

Con motivo de la contienda electoral pasada, y en directa alusión al ex esposo de Marta Sahagún, quien competía como candidato para diputado federal por el Partido Liberal Mexicano, el periodista Ciro Gómez Leyva de CNI Canal 40 se preguntó qué hacía un veterinario metido en la política. El tono de la pregunta encerraba ironía y desprecio por esta noble profesión. El cuestionamiento, que demostraba una profunda ignorancia del conductor del noticiario sobre el quehacer de los médicos veterinarios zootecnistas, me hizo recordar que cuando dirigí la carta al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas invitándole a declinar a favor de Vicente Fox el 19 de abril del 2000, el entonces director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, a decir de Francisco Ortiz Pincheti y Francisco Ortiz Pardo, en su libro: El Fenómeno Fox, de Editorial Planeta Mexicana, S.A de C.V editado en el 2001, dijo molesto al segundo de estos autores: ¡Pero si es sólo un pinche veterinario! El argumento, amable lector, habla por sí mismo.

Los prejuicios son hijos de la ignorancia y sólo pueden combatirse a través de la educación. Para combatir las diatribas producto del rencor y el coraje, la mejor opción es el tiempo, pero sólo cuando éste se acompaña de la reflexión ponderada.

Los médicos veterinarios zootecnistas atienden una problemática diversa y compleja en nuestra sociedad. El quehacer de estos profesionales no se circunscribe a mantener la salud de nuestras mascotas hogareñas. Tiene que ver con tres ejes fundamentales: a) mantener la salud de los animales domésticos, incluyendo los animales de granja (aunque también la de los animales de los zoológicos); b) evitar la diseminación de las enfermedades que los animales pueden transmitir al ser humano; y c) proporcionar a los productores pecuarios el respaldo técnico necesario para la producción animal sustentable en las diversas granjas y la comercialización de sus productos.

Los médicos veterinarios participan, por lo tanto, de muchas maneras en las ciudades y en el medio rural. Su ejercicio profesional está estrechamente vinculado al trabajo social, esto es, como gremio contribuye a resolver algunos problemas que nos atañen como sociedad: la salud pública, la salud animal y el desarrollo económico en el medio rural. Por ello los hay trabajando con grandes, medianos y pequeños productores agropecuarios, en la industria farmacéutica y en la investigación clínica, los encontramos en los bioterios donde se crían los animales de laboratorio, así como en las instituciones financieras que otorgan créditos agropecuarios. Algunos de ellos son empleados y otros empresarios empleadores. Algunos están en la industria avícola que nos proporciona, entre otras cosas, carne y huevo, otros en la porcicultura y la ganadería dedicada a la engorda de bovinos que producen carne y pieles. Otros trabajan con ganado lechero o en la industria de los borregos productores de carne y lana. También participan en la acuicultura y en la apicultura (producción de miel). Los hay dedicados al quehacer científico y al desarrollo tecnológico. Y como en cualquier profesión, encontramos de todo: mal preparados y bien preparados.

Más allá de las actividades que los médicos veterinarios zootecnistas pueden desempeñar con base en su formación académica, es frecuente escuchar historias de estos profesionales que al realizar su servicio social y en ocasiones su práctica profesional privada, llegan a lugares muy pobres donde no existen servicios, donde, por ejemplo, no hay médicos para atender a grupos de mexicanos muy pobres y se ven obligados moralmente a brindar atención médica a niños enfermos, atender emergencias y frecuentemente asistir partos de mujeres campesinas e indígenas.

Quizás por tratarse de actividades con una clara intención de servicio a la comunidad es que muchos de ellos incursionan en la política, como el caso del gobernador de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya. Quizás también en parte por esa razón es que, con la sola excepción de una escuela de veterinaria del país, todas ellas son escuelas públicas. Contribuye a esto último el hecho de que en general la ganadería tiene rentabilidades más bien bajas y los ganaderos mexicanos compiten contra mercados con subsidios monstruosos, como el de Estados Unidos y Canadá.

Muchos médicos veterinarios zootecnistas, habría que decirles a Rafael Rodríguez Castañeda y a Ciro Gómez Leyva, nos preocupamos como cualquier ciudadano, incluyendo a los periodistas, por el bienestar de nuestra comunidad. Por extraño o pinche que ello les parezca.

La Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNAM cumple este año 150 años de formar profesionales que han servido a México por generaciones. Lo celebra con actividades de diversa índole. No les haría daño a los periodistas mencionados darse una vuelta por esta institución. Estoy seguro que de hacerlo, aprenderían un poco de todo. Incluyendo del trato político del gremio y del significado de un quehacer social profesional clave para llevar alimentos de alto valor nutricional a la mesa de los hogares de los mexicanos.

Réplica y comentarios al autor: drhectorcastillo@hotmail.com




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