Mordiéndose la lengua, en entrevista para un diario defeño, el sandieguino Ernesto Ruffo Appel criticó a grupos de poder del PAN que han privilegiado sus negocios y trafican influencias por encima del "interés ciudadano". Tal vez sea envidia al gobernador de Baja California, Eugenio Elorduy Walter, quien ya avaló la instalación de gaseras transnacionales en el estado para llevar gas natural a Estados Unidos. Quizá las raíces estadounidenses de Elorduy Walter expliquen su entusiasmo por favorecer a los corporativos de su país de origen.

Las sesudas razones de Elorduy, como representante de las gaseras, son tan absurdas que sorprenden por ridículas. Por su parte, el alcalde de Ensenada, Jorge Catalán Sosa, no se anda por las ramas en eso de ser pedigüeño y rastrero: pidió 15 millones de dólares a la transnacional Sempra Energy a cambio de otorgar el permiso de uso del suelo para la instalación de la terminal de gas natural licuado en ese municipio. Pero lo más increíble es el autismo de todos los partidos políticos y de líderes de opinión locales, al margen de los entusiastas apologistas del gran negocio; muchos de ellos, que se dicen mexicanos, pero residen en California, están dispuestos a convertir nuestro estado en un hotel de paso de Sempra Energy.

Este corporativo privado ha informado que estará en condiciones de recibir y distribuir 365 mil millones de pies cúbicos de gas al año; esto es igual a 10 mil 335 millones de metros cúbicos y representa la tercera parte del consumo anual en gas natural de nuestro país.

Los 10 mil 335 millones de metros cúbicos de Sempra en Ensenada representan 1.6 por ciento del consumo anual estadounidense. Estados Unidos es el mayor productor mundial de gas natural, pero sus reservas, al ritmo actual de producción y consumo, durarán sólo nueve años. El principal abastecedor del mercado estadounidense es Canadá -uno de los mayores productores mundiales de gas natural-, que envía por tubería a Estados Unidos casi 102 mil millones de metros cúbicos para cubrir el déficit de nuestro vecino.

Es decir, Sempra Energy, utilizando el territorio de Ensenada como cochinero, estaría en condiciones de surtir 10 por ciento de lo que provee Canadá al país del norte. Muy buen negocio, ya que, además, es mentira que la gasera transnacional en Baja California vaya a servir a los mexicanos, cuando se carece de infraestructura de distribución y transmisión del gas.

Para taparle el ojo al macho salen con el cuento de proveer miserables cuotas regionales y destinar la mayor parte del gas natural al mercado californiano, donde en realidad está el gran negocio.

En las condiciones actuales ningún país del mundo sirve de territorio de almacenamiento ni de paso de gas natural a un tercero. Por tubería, los rusos venden gas a Italia, Turquía y Alemania. Noruega lleva gas a Francia y Alemania de la misma manera. Argelia le hace igual para llevarlo a España, Italia y Portugal. De manera licuada lo reciben Corea y Japón. Pero en todos estos casos, ninguno prostituye su territorio para beneficiar a un tercero como pretenden hacer los panistas en Baja California, haciendo con ello un negocio para ellos y los corporativos estadounidenses.

A reserva de que se detalle y sea rebatida cada una de las "supuestas" ventajas del megaproyecto gasero panista, el cuento de hadas elorduysta sobre la "generación de empleo" habría que medirlo en su justa dimensión, porque los empleos serían para cualquiera, menos para los ensenadenses, por el grado de compleja especialización que se requerirá. En todo caso, acarrear ladrillos, romper piedra y hacer mezcla, empleos duros y peor pagados, son los que se pondrán a disposición de los bajacalifornianos.

Con el penoso silencio que guardan todos los partidos, sobre todo de oposición, frente a esta agresión transnacional, terminan siendo cómplices dado el riesgo en que se coloca a la soberanía y la ecología de Baja California. Este autismo y desorientación son patéticos, pero sobre estos riesgos abonan una plataforma y compromiso para la alianza política electoral de 2004, porque el próximo año elegimos autoridades y Congreso local, que deberán impedir la consumación de este proyecto que pretende convertir a Baja California en el cuarto de máquinas del sur de California.

La única organización que ha puesto a Tijuana como prioridad en su estrategia de lucha ha sido el EZLN, al proponer el Plan La Realidad-Tijuana, para articular todos aquellos movimientos sociales que, a lo largo y ancho del país, tienen que ver con la construcción de una nueva sociedad y la defensa de la soberanía nacional. Qué pena para los partidos y el gobierno, pero el EZLN nos ha dado una nueva lección. México ha sido, desde siempre, un caracol, porque tiene esa figura en su contorno. La sección áurea abarca con perfección matemática su sincronía geométrica y su anhelo de verdadero cambio social en todos los rincones de la patria.

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