Quizás muchos de ustedes no recuerden qué fue lo que hicieron el 15 de enero de 1994. Yo mismo no lo sé. Lo que sí, es que ese día cuatrocientos privilegiados fueron testigos del enlace matrimonial de la hija de la entonces líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo.

Recordemos un poco de este evento tan indignante, sobre todo para los maestros y de la situación que para éstos imperaba. En aquél entonces, el sueldo de un maestro jubilado era de 600 nuevos pesos. Ahora bien, los maestros egresados de la Escuela Normal Superior percibían un sueldo mensual de 1,400 nuevos pesos, algo así como 18,000 nuevos pesos anuales.

Pues bien, como testigo de honor se encontraba nada más y nada menos que el presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, entre una gran cantidad de la clase política. Después del baile de los novios, los abrazos aparecieron y por más de una hora los más de 400 invitados hicieron fila para desear eterna felicidad, ¿o habrá sido para pedir un hueso? Al fondo, la música de los violines y un cantante de ópera. Como era de esperarse, lo mejor de lo mejor en comida y, claro está, el mejor champán francés.

¿Recuerda las promesas de la lideresa? Mejoras salariales (¿para aumentar las cuotas sindicales y por ende dinero para las bodas de los nietos de Gordillo o para su departamento en Polanco?), reivindicación de derechos y avance en la estructura social, entre otras tantas.

Pero las cifras no engañan. La renta del Claustro de Sor Juana, en esos días, tenía un costo de 25,000 nuevos pesos, más unos 80,000 nuevos pesos invertidos en el banquete sin considerar una suma parecida por las orquestas, bebidas, etc. Si la aritmética no falla, esto nos da como resultado unos 170,000 nuevos pesos, gastados en un solo día.

Ahora viene lo más indignante, así que amigo lector, póngase cómodo y tenga a la mano un buen antiácido, porque créame, lo va a necesitar. ¡Un maestro jubilado de los 90’s tendría que ahorrar durante 20 años sin gastar ni un solo centavo y lo digo literalmente, sin gastar inclusive, ya ni se diga en vivienda, en comida, para poder tener una fiesta tan fastuosa!

Hay una pregunta que salta a la vista de todos: ¿De dónde salió el dinero? Seguramente del sueldo de Elba, léase ¿cuotas sindicales? Pero ¿no dicen los líderes que son representantes de agremiados empobrecidos y que los representan con todos sus problemas y realidades?

Mientras los maestros rurales dormían aquella noche del 15 de enero del 1994 soñando en un mejor futuro, Gordillo abordaba un "Lincoln Town Car" blanco.

Hoy por hoy, Gordillo, en su puesto de coordinadora parlamentaria del PRI en la Cámara de Diputados, tiene la desvergüenza de declarar: "Estamos claros que ante la ausencia real de un gobierno que nos demuestre la solución de los asuntos que cada día viven los ciudadanos, tenemos la capacidad y la inteligencia suficientes para, gobernando desde el Congreso, buscar soluciones".

Sra. Gordillo, ¿con qué cara puede usted decir que se preocupa por lo que nos pase a nosotros, los ciudadanos? Y si en verdad se preocupara, no creo que tenga la inteligencia suficiente para saber qué es lo que el pueblo de México necesita, aunque es claro lo que usted quiere.

Yo le pregunto amigo lector, ¿acaso éste es el tipo de gente que necesitamos en el poder? Gente que abusa y engaña a los más necesitados para beneficio propio. ¿Y qué me dice de la reciente reunión en casa de Rosario Robles? Me da miedo. Me da miedo que Gordillo vuele, como zopilote en busca de carroña, entre las diferentes esferas políticas de este país, porque el aire que sostiene su vuelo está plagado de corrientes salinistas.

México necesita a gente honesta. Necesita a gente trabajadora, personas que busquen el verdadero bienestar del pueblo, que utilicen su puesto público como voz de causas justas. Elba Esther habla de reformas estructurales para el desarrollo del país, pero pasa por alto que para que dichas reformas funcionen y sean viables, entre otras tantas cosas, se necesita gente limpia y recta que las lleve acabo, y eso Sra. Gordillo, es algo de lo que usted carece y que nunca tendrá.

Réplica y comentarios al autor: luis_armando_esquivel@yahoo.com