Las descomunales ganancias que tiene el sistema nacional bancario, en el que sólo dos son de origen mexicano: Banorte e Inbursa, solamente son equiparables a las ganancias que representan los cárteles del narcotráfico en nuestro país.
Pero mientras que éstos se juegan la vida diariamente en su ilícito y reprobable quehacer, aquellos -sin pizca de compromiso social con México-, en el 2003, se embolsaron 42 mil millones de pesos -con la apatía o beneplácito de las autoridades correspondientes- solamente por el cobro de sus servicios, que son, por cierto, los más caros del mundo -de 200 a 300% más que en otros países-, eso sin contar con el subsidio gubernamental que les representan los cerca de 25 mil millones de pesos por intereses del Fobaproa-IPAB.
Es tan evidente la pobre participación en el desarrollo del país del Cártel Bancario Mexicano, que el propio gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz, tuvo que exhibir la ilimitada voracidad de los banqueros, por una parte, y la complicidad o apatía de la Secretaría de Hacienda, por la otra, quien cobra su tajada por cada una de las operaciones bancarias que aquí se mencionan.
Ninguno de los bancos extranjeros que operan en México cobran el monto de sus servicios en sus países de origen como lo hacen aquí. Por ejemplo, mientras en Estados Unidos la cuota anual por tarjeta de crédito es de 200 pesos, el mismo banco en México nos la cobra a 600 pesos aproximadamente. Ni hablar de las cantidades por consulta de saldo, transferencias interbancarias, retiros en cajeros automáticos, etc.
Desde hace más de tres décadas que el oligopolio o cártel bancario mexicano no cumple con su principal función: prestar dinero para estimular la producción y el desarrollo de México, de modo que sus cuantiosas ganancias son principalmente por la venta de los susodichos servicios, y los pocos préstamos que otorga casi llegan al rango del agio, agio legalizado, tolerado o permitido por las autoridades mexicanas.
Ha llegado el tiempo de llamar a las cosas por su nombre, y la Asociación Nacional Bancaria equivale a un cártel, entendiendo ésta como una asociación comercial de organizaciones de empresas dentro de una determinada línea de actividad que, entre otras cosas, tiene como finalidad el de limitar o eliminar la competencia, además de determinar, de manera secreta o no, la fijación de precios o cuotas, y la distribución de los mercados.
Equivale también al oligopolio, termino usado por primera vez en la versión original latina de 1518 de la Utopía de Tomás Moro. El oligopolio es en economía lo que en política es la oligarquía. En este caso, la Asociación Nacional Bancaria sería un oligopolio; esto es, una situación de mercado en la que los vendedores independientes son pocos y son los que determinan el precio de las mercancías. En el caso que nos ocupa, sería el monto de los servicios bancarios, mediante una confabulación tácita de los precios.
Enhorabuena, pues, por el dictamen aprobado en el Senado de la República que busca normar -por fin- la actuación del Cártel Nacional Bancario mexicano.
Réplica y comentarios al autor: salvadorordaz@hotmail.com
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