Quizá algunos piensen que esto está fuera de tiempo, pero mientras no se dé la reforma fiscal, continúa vigente.
Algunos me llamarán terco y fanático, y tal vez lo sea; otros quizá me consideren apasionado, y quisiera serlo, porque reconozco que estoy mucho muy lejos de alcanzar esa distinción, al ser tan sólo un aprendiz de apasionado. En mi opinión, el auténtico apasionado es aquél que a través de la historia, con su ferviente tenacidad y fe en sus anhelos y metas, ha cristalizado un sin fin de parabienes materiales y espirituales para la humanidad, que no en pocas ocasiones ni siquiera tuvo el privilegio y la satisfacción de ver los logros y alcances de sus propósitos primarios, y mucho menos tuvo un reconocimiento en vida de la sociedad. El frío, el tibio, el indeciso, el indefinido, consciente o inconscientemente marcha sin exponerse; el apasionado, por el contrario, rema en contra de la corriente y generalmente termina siendo incomprendido, al menos por sus contemporáneos.
Emulando al programa televisivo de fútbol "Lo que no se vio", este artículo pretende mostrar una serie de detalles relacionados con la propuesta del Ejecutivo de generalizar la aplicación de la tasa del IVA y su rechazo por parte del Legislativo, algunos de los cuales ni siquiera fueron referidos en los medios masivos especializados, ni considerados por especialistas en la materia fiscal.
Cantos de sirena
Y es que lo más cómodo es hablarle a la gente bonito, sin exponerse, y decirles lo que ellos quieren escuchar, que no siempre resulta ser lo que más conviene. Decirles que se requiere de un esfuerzo, otro más, pero ahora bajo otra perspectiva, que a mediano plazo nos daría otro resultado, no suena atractivo. El pueblo, después de tantos desengaños ya no tiene paciencia, lo cual encuentro más que lógico, no así la posición de los representantes populares, que debido a su alta responsabilidad nacional deberían analizar o asesorarse con mayor sustento.
Sentido común
Después de muchas décadas, un gobierno y su partido, de manera abierta sustentan que no les interesa eternizarse en el poder y congruentemente proponen una iniciativa a todas luces impopular, pero que consideran indispensable y de grandes beneficios a muy corto plazo. Esto no es común a lo que los ciudadanos estabamos acostumbrados a escuchar de anteriores administraciones, que por el contrario, se dedicaron a conceder y a conceder, con tal de mantenerse en el gobierno, y las consecuencias funestas (no sé hasta qué generación) se van a dejar de sufrir, porque cambiar la mentalidad de tantos líderes demagogos, que sólo ven por su interés personal y de partido, es punto menos que imposible. Aquí cabe el ejemplo del sistema de pensiones que rige en instituciones gubernamentales, que mientras sus trabajadores se pueden jubilar entre los 50 y 55 años de edad, los demás mortales lo pueden hacer sólo diez años después, estando fuera del sentido común (mucho de lo que reciben aquéllos, es cubierto con lo que aportan éstos). La carga que por este concepto tiene el gobierno, se convertirá en poco tiempo en el principal compromiso del presupuesto de egresos.
El más allá
Constantemente se nos presentan estadísticas en donde se muestra a México con una raquítica recaudación. Incluso se dice que está por debajo de países pobres, o con mayor o menor población, o con menor territorio, etc., pero esto no se debe a que las tasas impositivas en nuestro país sean bajas, sino que tal vez sea lo contrario. Es opinión particular que esa escasa recaudación se debe a que son pocos los ciudadanos activos que contribuyen, además de que éstos, cuando no son cautivos, declaran ingresos alejados de la realidad, lo cual pudiera tener explicación, más no justificación. La reforma fiscal propuesta por el Ejecutivo en cuanto al IVA, es algo que está más allá de la simple recaudación; es algo que tiene que ver con la moral, con la ética, que es preciso tener presente para el momento de una decisión. Todos, absolutamente todos, deberíamos pagar impuestos de una manera sencilla, proporcional y equitativa, tanto mexicanos como "extranjeros" residentes en el país; los que tienen ingresos legítimos y los que tienen ingresos "ilegítimos"; tanto los que están dentro de los márgenes de la regularidad, como los "defraudadores". Y la forma más simple y justa es precisamente gravando el consumo.
En el bosque de la China
No hace mucho, en un programa de radio de carácter fiscal, en el que se hizo una pregunta al aire a la audiencia sobre ¿qué tenían los chinos que no teníamos los mexicanos? (debido a que los chinos crecen económicamente y nosotros no), me decidí por hacer vía telefónica el siguiente comentario, que el propio conductor del programa comentó que habría que investigar:
"Los chinos pagan IVA en alimentos y medicinas a una tasa superior a la propuesta por el presidente Vicente Fox Quesada".
Mientras la propuesta del Ejecutivo Federal terminó sin aprobación (en una tasa del 10% generalizada y tan sólo del 5% para alimentos y medicinas, con una canasta básica de 10 productos libres de IVA), en la China la tasa general es del 18% y del 13% para alimentos y medicinas, sin ninguna excepción. Adicionalmente, hoy les comento que Chile también tiene una tasa del IVA del 18%, pero ésta sí totalmente generalizada, sin ninguna excepción ni en productos ni en servicios. A los interesados les informo que estos datos fueron vertidos por el Secretario de Hacienda y Crédito Público, Francisco Gil Díaz, en su comparecencia ante diputados el 13 de septiembre del 2001, con motivo del análisis del Segundo Informe de Gobierno de la actual Administración Pública.
Lo anterior es algo que nos debería inducir a la reflexión: ¿Será pura coincidencia que dos economías que constantemente son referidas como ejemplares a nivel mundial y a nivel de Latinoamérica, China y Chile respectivamente, tengan establecido el IVA en los términos referidos?
¿Abanderados de los pobres?
Los legisladores siempre argumentan que la principal y quizá la única razón para no dar el visto bueno a la propuesta hacendaria del Ejecutivo, es la afectación a las clases más necesitadas. En varias ocasiones he fundamentado algunos absurdos de carácter fiscal, que francamente comprueban que es imaginaria y demagógica tal preocupación. Aquí presento un absurdo más de los que insistentemente he comentado en oportunidades anteriores, que ruego se lea con la debida sensibilidad:
Ley del Seguro Social vigente, artículo 173: "El instituto suspenderá el pago de la pensión garantizada cuando el pensionado reingrese a un trabajo sujeto al régimen obligatorio".
Esto significa que un jubilado, que por diversas circunstancias recibe una pensión garantizada de un salario mínimo, si quiere seguir recibiendo su pensión, no deberá trabajar de manera formal. En cambio, para el jubilado que reciba una pensión mayor, para él no hay ningún obstáculo. Aquí nuevamente es aplicable la filosofía bíblica que siguen al pie de la letra nuestros legisladores muy preocupados por los pobres. Es esta la razón por la que he afirmado que nuestros diputados sostienen y practican una filosofía bíblica: "Porque al que tiene se le dará; y al que no tiene, aún lo que tiene se le quitará". San Marcos 4.25.
Pero no se asusten mis contemporáneos, esto sólo es aplicable para los jubilados con la nueva ley, o sea, para los hoy "chavos". Los que se han jubilado con la "vieja", pueden laborar tranquilamente, después de 6 meses de ser pensionados. ¿Los burócratas? Ellos pueden vivir sin preocupación alguna, ya que adicionalmente tienen, al menos, la alternativa de laborar en la iniciativa privada. Aunque sé de buena fuente que los burócratas jubilados pueden laborar en instituciones colaterales, por ejemplo, en Pemex y el Instituto Mexicano del Petróleo.
"Extra, extra, extra"
A propósito de pensionados hago el siguiente paréntesis, que tiene íntima y congruente relación con lo que el actual Presidente de la República señalaba en la entrevista que le hiciera el Consejero Fiscal en septiembre de 1999 cuando aún era candidato a la presidencia: "Yo creo que la equidad y la justicia no necesariamente hay que buscarlas en el lado del ingreso fiscal (refiriéndose seguramente al IVA en alimentos y medicinas); se puede obtener esa equidad y esa justicia en la aplicación del gasto, en el presupuesto de egresos". Y aquí está un ejemplo de ello, que se da precisamente cuando hay una reducción en el presupuesto, cuando se vive una inflación de las más bajas en la historia del país (lo que no perdonan), que hace que el beneficio se incremente y, sin embargo, no se ve una campaña publicitaria ni privada ni oficial (salvo la de los diputados), como la que se da con el apoyo a los ancianos de más de setenta años.
De acuerdo con el decreto publicado en el Diario Oficial del día 5 de enero del presente, los pensionados recibirán un incremento del 11% sobre el monto de la pensión que percibieron al 31 de diciembre del 2003, pagadero a más tardar el 1 de abril del 2004. "Los incrementos previstos en este decreto surtirán sus efectos a partir del 1 de marzo de 2003 para quienes ya estaban pensionados a esa fecha por los ramos de seguro de invalidez y vida, riesgos de trabajo, vejez, cesantía en edad avanzada y muerte; y para aquellos que se hayan pensionado después de la fecha señalada, la parte proporcional que les corresponda". A la fecha, para muchos pensionados ya es el segundo mes que reciben dicho incremento.
Ojos que no ven
El sábado 30 de enero pasado, dos días antes del 2 de febrero (disculpen que sea tan obvio), fui a comprar tamales a Coyoacán, en una esquina ya tradicional para el suscrito, que debido a mucha gente que se aglomeraba, tuve oportunidad de observar y reflexionar varias cosas: Eran diez familiares los que atendían el negocio (normalmente son cuatro). Pude ver la entrega en una camioneta, de las varias que tiene la familia, por cierto muy numerosa, de otra remesa más: una vaporera con tamales, de por lo menos 60 litros, sí leyeron bien, 60 litros. Todo es pagado en efectivo, además de que los pedidos, y créanme no son pocos, se cubren por "adela". Se dan el lujo de tener una sucursal a 15 cuadras de esa esquina. El mero día de la Candelaria he visto la formación de hasta más de 20 personas esperando su turno. Los tamales no son baratos, ya que cuestan $6.00 los "normales" y $8.00 los oaxaqueños. Por favor San Elías, no estoy en contra de que la gente venda tamales y otras cosas. Qué bueno para la economía de ellos y de todos, pero ¿no sería justo que pagaran impuestos? Pero no a tasa fija, como muchos por conveniencia pretenden, porque ahí entrarían los que venden tamalitos y los que venden tamalotes, siendo estos últimos los ventajosamente beneficiados. De este tipo de negocios y de pobres hay muchos.
Más ciego el que no quiere ver
Se han preguntado alguna vez adónde compran sus comestibles los pobres y los pobres extremos. Es muy difícil verlos en un centro comercial, e imposible en uno de esos centros comerciales elitistas de reciente establecimiento en el país que venden en su mayoría productos extranjeros por volumen, cuyo nombre con toda intención omito. Ellos compran a los "repecos", en la tienda de la esquina, en los mercados públicos, en los mercados sobre ruedas (pero no en los tianguis que son más caros) o le compran a los vendedores ambulantes. Ellos compran de a medio cuarto, de a litro o de a 100 ó 200 gramos. Han tenido oportunidad de comprobar que esos comercios, por diversas razones, en gran medida venden más caro que otros negocios establecidos formales. Quién creerá que esos "repecos" nunca pagan IVA en sus compras y consumos, y que no lo trasladan a nivel precio (tal como sucede con los generosos médicos y farmacias que no solicitan devolución de IVA, etc.). Quién se atrevería a afirmar que hay cientos de miles de "repecos" que declaran el 88.88% de sus ingresos reales. Quién creerá realmente que el IVA que a partir del presente año tienen que pagar los multicitados "repecos", para no salirse de la competencia, lo van absorber. No pequemos de ingenuos.
Por eso y por muchas cosas más, es increíble que en algo tan sencillo y evidente no nos podamos poner de acuerdo.
Réplica y comentarios al autor: delgadoangel3901@aol.com
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